Ante la disyuntiva de hasta donde podrá llegar la indignación, de que camino sobre pasa la molestia y abre una posibilidad de acción a la sociedad indignada, debemos tener claridad sobre nuestra alienación a usar la banca como parte indispensable de nuestra vida y la probabilidad que nos asiste de dejar de darle nuestro salario cada quince y último, que es su alimento y exigir su desprivatización.
En la religión árabe se prohíbe el cobro de ganancia alguna en la banca, es simplemente un servicio público para guardar, administrar y usar los créditos sin que nadie se lucre con esto, esos son bancos sin capitalismo. En el camino de la indignación se debe visualizar la posibilidad de criminalizar como estafa la producción de la plusvalía bancaria o en último caso la creación de la banca popular paralela que desactive esta infernal maquinaria.
Correa se ha retirado de la reunión iberoamericana en protesta a la presencia del Banco Mundial en ella, es un paso hacia quitar el poder político y de dominación que produce el endeudamiento en la visión capitalista, podría ser la base para emprender un ataque sistémico desde los países vanguardistas de nuestra América que podrían avanzar en la creación de una banca socialista. Ya Venezuela, en su política del vivir viviendo o del buen vivir, da un ejemplo con su programa de “Mi casa bien equipada” por medio del cual miles de familias se benefician con la posibilidad de la compra de artefactos de línea blanca y televisores de plasma a precios treinta o cuarenta por ciento más económicos que la oferta del mercado capitalista y que se cancelan hasta en 24 meses con intereses muy bajos. La que se pudo realizar con la compra de parte del gobierno bolivariano de más de 4 millones de artefactos al solidario gobierno Chino, lo que minimizó la ganancia en sus precios.
En el escenario político actual es quizá un detonante peligroso la estatización de la banca, más no así el competir contra la oferta sanguinaria del capitalismo, si los bancos estatales cambian a la visión socialista de la banca, la banca privada deberá escoger entre recortar sus niveles de especulación o desaparecer. Más allá de todo esto los estados deben tener la potestad de imponer las tasas de interés que manejen las transacciones financieras. La banca popular es la otra alternativa, una banca manejada por el mismo pueblo desde su organización básica, los Consejos Comunales en Venezuela por ejemplo, en muchos lugares se ha recreado el intercambio como forma de relación comercial, así se ha visto nacer monedas de intercambio que dificultan la acumulación y la riqueza.
Los bancos promueven la riqueza, guarda para que seas rico algún día, pero en final de cuentas son máquinas diseñadas para hipotecarnos a todos con la oferta de dinero y de bienes que resultan impagables y terminan haciendo que se nos ejecuten nuestros bienes.
Cuando la humanidad entera sale a reclamar a los bancos, debe igualmente entender que los bancos solo funcionarán si tienen nuestros dineros. Entender que se debe repensar de forma revolucionaria el modelo bancario para transformarlo por reforma jurídica o por la creación de modelos socialistas es una obligación de todas y todos, allí está nuestro verdadero poder de cambio ante la historia.
El 1% nos domina, sus billetes ponen nuestro precio, llega la hora de la rebelión. Muerte al sistema capitalista.
Venceremos y viviremos.
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