De lo primero que está excluida una persona afectada por una adicción, es de si misma. Su ser ya depende de la sustancia o actividad que atrapó su voluntad y lo Extraído del nuevo libro: "ADICCIONES CONTROLADAS" basado en la construcción del Sistema Público Nacional de Tratamiento de las Adicciones SNTA, en Venezuela.
De lo primero
que está excluida una persona afectada por una adicción,
es de si misma. Su ser ya depende de la sustancia o actividad que atrapó
su voluntad y lo esclavizó a ella, por tanto, cuando abordamos el enfoque
de inclusión debemos empezar por entender que la primera inclusión
que se debe realizar es la inclusión en la propia vida de la persona
afectada. Esta reinclusión individual se debe generar desde el trabajo
interno de la persona afectada, al que deben avocarse las ciencias médicas
pertinentes. Rehumanizar es el primer paso, hacer conciencia de enfermedad
y promover los cambios para cambiar conductas afectadas por la condición
adictiva es lo que nos permitirá que la persona que sufre una adicción
pueda volver a contar consigo misma para retomar una vida sana y humanamente
feliz. Pero este primer momento, excelentemente expresado en el modelo
transteórico de Prochazca y Di Clemente(1) como “Estado Contemplativo”,
no resulta exitoso cuando la persona debe enfrentar nuevamente su medio.
Al finalizar los llamados “tratamientos” se genera una situación
sumamente peligrosa en la persona tratada. Digamos que esta persona
que egresa con un nivel de conciencia sobre lo que le afecta, se queda
sola ante un mundo, una sociedad que lo amenaza nuevamente.
Los espantos
de la adicción siempre terminan escapándose de la caja de Pandora,
meses o años tratando de atraparlos y de cerrar la tapa de la caja
y se pierden en minutos después de creer que se terminó la labor.
La recaída ha terminado siendo algo tan inevitable que ya muchos autores
que desarrollan sus investigaciones sobre el tema de la adicción, la
describen como parte de la misma enfermedad. Dudar por un momento de
esto y pensar que la culpa es nuestra o de la misma sociedad que
habitamos, me parece obligatorio. Es muy fácil decir que la enfermedad
es la culpable y poco valiente dejar de revisarnos y repensar en lo
que hacemos, dibujar nuevos mapas y hacer abordajes integrales para
que esto no siga pasando y logremos ser exitosos ante una enfermedad
o condición que causa tanto daño y dolor a nuestra humanidad es una
obligación. La culpa no es lo importante en fin de cuentas, importa
el fracaso enorme de tanto esfuerzo y de tanto estudio, importa la impotencia
que tenemos ante una pandemia que está desatando el mercado de los
sicotrópicos, los juegos y el consumismo desalmado de nuestra propia
sociedad y el retomar el compromiso de encontrar nuevos modelos, visiones
y soluciones.
La inclusión
social entonces debe ser entendida como el puente de regreso a la sociedad,
como la herramienta indispensable para apoderarnos de esa zona gris
y peligrosa en la que hemos dejado hasta ahora a nuestros egresados;
por tanto la he visualizado en siete ámbitos definidos que no dejan
de estar integrados entre si, pero que nos permitirán entender de forma
particular cada campo de trabajo, que no apunta a otra cosa que ha garantizar
tratamientos que terminen siendo perdurables y exitosos, al lograr la
emancipación y libertad de la adicción en quienes acompañamos por
el camino de la recuperación.
Desde la visión
socialista y humanista la inclusión, hasta ahora mal llamada reinserción
social, deja de ser el último paso de un tratamiento, para constituirse
en el objetivo fundamental desde el comienzo de la atención y generar
lazos que anclen el fruto del trabajo realizado por las personas que
acompañamos en su liberación de la adicción a una nueva vida saludable
dentro de nuestra convulsionada sociedad con garantías y apoyos que
permitan la perdurabilidad en el tiempo de los logros obtenidos y la
felicidad social como fuerza de permanencia en los nuevos valores de
vida obtenidos después de tanto esfuerzo. El SNTA es humanista, por
tanto debe intervenir desde la salud, potenciar la salud de quienes
sufren adicción es el nuevo paradigma, Muy bien lo expresa el antropólogo
José Luis Cañas (2): “La persona está
antes que su problema de la adicción. Una persona adicta es una persona
que tiene un problema añadido, un problema más. Hay que relativizar
la adicción en sí para dar prioridad al hecho de que el problema es
la propia persona. Una persona adicta es, ante todo, persona. Si se
tiene esto siempre presente y se es coherente con este principio, poner
en marcha un sistema terapéutico implica valorar más a la persona,
y trabajar más sobre ella, y no tanto desde su adicción. Y no son
sólo adicciones a sustancias sino a cualquier cosa que nos esclavice,
incluso también a personas.”
Para lograr
una mejor visión de la inclusión social de los egresados y egresadas
del Sistema Nacional de Atención y Tratamiento de las Adicciones hemos
referido la inclusión en siete ámbitos específicos que nos permitirán,
desde las ciencias sociales, construir y apuntalar un “aterrizaje
seguro” en la sociedad para nuestros egresados, Estos siete ámbitos
son: Inclusión educativa, laboral, familiar, comunitaria, cultural,
deportiva y espiritual, entendiendo que esta separación es sólo
una herramienta para abordar la inclusión desde todos los frentes que
abarca el vivir en sociedad y que apunta al hombre y la mujer integral,
por tanto la inclusión verdadera será la suma del esfuerzo en la inclusión
en todas las áreas citadas y que describiré, una por una, a continuación:
INCLUSIÓN
EDUCATIVA:
La mayoría
de las personas atendidas por sufrir de adicción no han culminado estudios
que le permitan el desarrollo de sus potencialidades como armas para
integrarse a la sociedad, no tomar en cuenta esta carencia en su desarrollo
humano es un grave error, el ser humano que no ha estudiado está sentenciado
a sobrevivir en los últimos escaños de la participación social y
por tanto a sentirse excluido de participar con sus mejores destrezas
y habilidades, por tanto, es necesario evaluar éstas aptitudes y proponer
en el contrato terapéutico que se asuma el desarrollo personal por
medio del estudio como una herramienta fundamental de crecimiento y
de posibilidades de sentirse útiles y desarrollados como seres humanos.
Hablar de inclusión educativa es hacer conciencia en los camaradas atendidos de las enormes posibilidades de desarrollo personal que les brindará el asumir la nueva vida como un camino comprometido con el desarrollo de las grandes capacidades que normalmente subsisten de forma solapada en las personas con adicción, por medio del estudio.
La evaluación
educativa deberá realizarse desde la entrada de cualquier persona
a nuestro sistema, definir capacidades, destrezas y vocaciones
innatas en cada uno de ellos será una invitación a desarrollarlas
como herramientas poderosas para su nueva vida. Si bien es cierto que
la inclusión siempre se ha enfocado desde lo laboral, por la inminente
necesidad de producir un salario que les permita ser productivos, esto
no deja de ser más que el concepto idóneo del capitalismo, en la visión
socialista es tanto o más importante el desarrollo o crecimiento personal,
aunque en la mayoría de los casos la participación o inclusión educativa
deba producirse junto a la laboral, lo que se convierte, sin embargo,
en un factor de protección al duplicar el tiempo ocupado en estas dos
tareas, trabajar y estudiar deben ir de la mano, para comprometer a
la persona atendida en el crecimiento de sus potencialidades a la par
de su trabajo, para que este esfuerzo redunde en beneficios en el mediano
plazo.
Desde que entra
al sistema, cada ciudadano y ciudadana deben ser evaluados en su formación
académica para garantizarles los beneficios que la revolución brinda
a toda la población a través de las misiones educativas, comenzar,
retomar o culminar metas de estudio y formación a nivel formal o técnico,
es una idea fuerza, un compromiso que los llenará de ilusiones y esperanzas
aseguradas de crecimiento, esta actividad será entendida como la capacidad
de transformación interior fundamental para que esas fuerzas contenidas
y represadas que lo hacían caer en el consumo o desarrollo de adicción
a actividades perniciosas se cambie por la certeza de desarrollar sus
propias capacidades para retomar su identidad social y su enorme capacidad,
perdida en la desesperanza, de ser uno más entre todas y todos los
que estamos construyendo la nueva patria.
La inclusión
educativa se incentiva durante el proceso de tratamiento y deberá
quedar plasmada como meta en el proyecto de vida. Por tanto es una obligación
de los profesionales de las ciencias sociales aportar todo lo
necesario para garantizar que las personas que egresen del sistema,
de inmediato comiencen a prepararse, a crecer educativamente para que
en las metas a mediano plazo, las victorias en el área educativa se
conviertan en beneficios de su propia recuperación.
He colocado
la inclusión educativa en primer lugar, porque para lograr resultados
perdurables en los tratamientos, la educación es la más fundamental
de las actividades que debe asumir responsablemente cada egresado o
egresada, por esto, cada trabajador social deberá poner el máximo
empeño en hacerle entender a nuestros participantes que de su capacidad
de compromiso con su propia formación académica se logrará ser más
capacitado y necesario dentro de la sociedad.
Los programas
y actividades de nuestros centros en sus tres niveles deben por tanto,
asumir esta hermosa tarea de lograr la conciencia de la transformación
personal por medio del estudio y hacer viable la posibilidad inmediata
de comenzar este camino.
El cambio epistemológico
que debe proponerse en el SNTA comienza por la formación de la mujer
y el hombre nuevo, para concluir el ámbito laboral dentro de la Inclusión
Social citaré para ustedes este párrafo de Rodrigo Tenorio Ambrosi:
“Los diversos y graves maltratos que reciben los usuarios en los denominados
centros de tratamiento podrán explicarse desde esta heteretomía total
del sujeto perdido entre las cosas desde los
discursos que se han construido sobre las drogas. Los discursos tradicionales
ignoran que se ha perdido el sujeto tradicional, aquel presentado como
centro del mundo y hasta como causa de todo, Como dice Soliare(3):
“Ha desaparecido aquel sujeto epistémico puro, inexistente
en cualquier realidad, pero entendido permanentemente como
“el verdadero sujeto”, ese que debe proveer certidumbres, que funda
las posibilidades del conocimiento seguro. Ya nada queda de ese sujeto
pleno, pura conciencia, transparente,
sapiente.”
Este ámbito de la inclusión debe reflejar exactamente el planteamiento
de Paolo Freire sobre la pedagogía de la liberación.
INCLUSIÓN
LABORAL
Al pasar a
este ámbito, debemos ser cuidadosos, ya que siempre se entendió
como la panacea de la “reinserción social” en los tratamientos
mecanicistas heredados, Probablemente en su interpretación novedosa
para nuestro SNTA debamos rediseñarlo para ir más allá del hecho
de hacer productivos en la sociedad capitalista a las personas provenientes
de tratamientos de adicción.
Ya en el ámbito
anterior se define la importancia de diagnosticar habilidades, destrezas
y vocaciones, al igual que el cambio en la nueva visión de potenciarlas
para lograr el mejor desempeño laboral de las personas egresadas, esto
es fundamental. Trabajar en algo que nos gusta es diferente al trabajo
por trabajar, se incluye la formación y el crecimiento personal dentro
del concepto laboral como primer cambio, el trabajo deja de ser un camino
de subsistencia para ser un camino de desarrollo de potencialidades
con excelentes esperanzas de crecimiento no solo en las utilidades económicas
sino en las humanas.
La inclusión
laboral debe incluir dentro del nuevo modelo de tratamiento, el educar
para el manejo del dinero por parte de la persona egresada, darle conocimientos
básicos de administración y presupuesto, enseñarles que el dinero,
hasta hace poco visto como pasaporte para conseguir la dosis, debe ser
un instrumento importante para la reconstrucción de nuestras vidas,
para la obtención de beneficios que nos hagan grata nuestra existencia
y la de nuestra familia y comunidad. El contacto con el dinero debe
ser gradual y progresivo. Una persona recién egresada retoma nuevamente
el manejo de dinero que se le suspende durante su permanencia en Residencia
Diurna, ambulatorio o Comunidad Terapéutica, entonces la inclusión
laboral se debe garantizar con la enseñanza de cómo revalorizar la
utilidad del dinero, haciéndoles ver que es tener en la mano el arma
con la que podrán dispararse en la cien si repiten la conducta repetida
mil veces de cambiarlo por droga, juego u otras actividades dañinas;
o si se cae en el consumismo desenfrenado que promueve la sociedad consumista
que estamos transformando.
Luego de aclarar
la relación “egresado-dinero” debemos entender que cuando
hablamos de actuar en los tres niveles: persona, familia y comunidad,
se debe intervenir de forma preventiva el sitio de trabajo a donde
ingresan nuestros egresados sensibilizándolos, por medio de talleres,
sobre la condición de la persona que está regresando a un puesto en
la sociedad y convertirlos en factores de protección ya que muchas
veces la persona recién egresada cae en la trampa de “olvidar”
su debilidad y riesgos al mimetizarse con el colectivo laboral y salir
con sus compañeros de trabajo a “celebrar” con alcohol el día
de quincena y terminar muy rápidamente con una recaída que destruye
el largo camino de logros realizado; por tanto nosotros o la misma persona
egresada debe asegurarse de que su condición de haber superado la adicción
activa se debe comunicar a sus nuevos compañeros de trabajos o jefes
al menos, sin pena ante las estigmatizaciones, para revertir esas nuevas
relaciones y amistades en protectores y acompañantes de su recuperación.
La familia
igualmente debe ser alertada para mantener en la persona egresada el
entusiasmo, la capacidad de acostumbrarse a la rutina de horarios, a
ponerse metas laborales de ascenso y a estar alertas los días de cobro
para que ese dinero que reciba cumpla con las metas establecidas en
este campo dentro de su Plan de Vida.
La escogencia
del área y lugar de trabajo es otro factor de riesgo en el que nunca
nos detenemos y es importante, debe ser preferible que se tarde en conseguir
un empleo que tomar los más fáciles de encontrar sin evaluar el peligro
de entrar en contacto con nuevas amistades de consumo. Los empleos más
ofertados son entre otros el de vigilantes o trabajos en horarios nocturnos,
ambos terriblemente peligrosos ya que está demostrado que quienes laboran
en estos oficios, consumen drogas para mantenerse despiertos y activos.
De allí, una vez más la importancia del abordaje en la inclusión
laboral desde el comienzo de tratamiento, se debe programar el que hacer
dentro de la sociedad para superar el inmediatismo, se deben diagnosticar
los oficios y desempeños en las que nuestros egresados estarán seguros
y motivados a seguir adelantando y fortaleciendo su nuevo yo emancipado
de la adicción.
Nuestros egresados
y egresadas tienen la capacidad, por su personalidad adictiva ya revertida
a su polo positivo, de ser mejores empleados, citaré este texto del
Dr. Efraín Hoffman: (4)
“Las personas con adicciones fuertes suelen ser personalidades
obsesivas compulsivas. Por lo tanto, son individuos que cuando se proponen
algo podrían lograrlo. Con la misma fuerza con la que abrazan un consumo
adictivo que de alguna manera los perjudica, con la misma fuerza orientada
en un sentido constructivo pueden concentrar toda esa energía de manera
conciente para el logro de cualquier meta que se propongan. La diferencia
es que la adicción suele ser una evasión inconciente en alguna dirección,
mientras que lo otro es más bien un proyecto de naturaleza conciente
que implica esfuerzo”
Quienes aportamos
nuestro trabajo dentro del SNTA debemos tener claro que el fin último
de nuestro esfuerzo es crear mujeres y hombres felices y funcionales
dentro de la sociedad a la que pertenecieron siempre, esto simplemente
es la Inclusión Social pregonada por nuestro Comandante Presidente
en el hermoso proyecto de desarrollo de la patria socialista, desde
los tres niveles se debe trabajar desde el principio en descubrir la
vocación que está encerrada en el interior de cada persona tratada
para que vuelva al mundo a desarrollarla y que pueda vivir de ella con
la mayor suma de felicidad posible.
Este ámbito
se desarrolla con Programas de sensibilización para las instituciones
y empresas con plantillas laborales superiores a 50 trabajadores que
por Ley (LOD) deben disponer el 2% de sus plazas laborales para nuestros
egresados, así como el Programa Laboral que dictará talleres
para formulación de proyectos y constitución de cooperativas,
EPF (Empresas de Producción Familiar) y EPS (Empresas de Producción
Socialistas). Las alianzas con el Ministerio de tierras y el INDER serán
fundamentales para generar Programas de inclusión laboral agrícolas.
INCLUSIÓN
FAMILIAR
Al abordar
ahora el ámbito familiar nos toca un tema difícil, quizá el más
difícil de trabajar. La adicción es una afección o trastorno contagioso,
la vida adictiva de un miembro de la familia no solo va carcomiendo
todos los valores del ser que la sufre sino que va desarmando toda la
armonía interna y externa de la familia, quiero decir que se rompen
los lazos de convivencia entre los integrantes de la familia y los de
ésta con su entorno social. La codependencia suele manifestarse en
los seres más allegados y para hablar de inclusión familiar debemos
empezar por entender que la familia afectada igualmente debe ser tratada
a riesgo que ellos mismos vuelvan a contagiar a quien estuvo dentro
de nuestro sistema de tratamiento. La ignorancia común sobre el tema
de la adicción en quienes conviven con una persona que ha caído en
ella, es un factor importante para trabajar desde los tres niveles de
atención, la oportuna información y formación sobre lo que realmente
es la adicción es prioritario, el incluir a la familia en el seguimiento
para evaluar el verdadero restablecimiento de la armonía igualmente.
Trabajar desde el perdón es un buen comienzo, pues logrará restablecer
los afectos y la conciencia de que no hay un culpable, ni delincuente
ni vagabundo, sino que estamos ante una enfermedad como cualquier otra,
solo que la adicción conlleva una fuerte carga de estigmatización
y señalamiento. La codependencia quiere decir que otros miembros del
grupo familiar sufren igualmente esta enfermedad producto del profundo
dolor que produce ver a uno de los nuestro destruirse por sus propias
manos, pero al familiar codependiente le cuesta mucho más que
a la persona adicta, llegar al estado contemplativo que señalan Prochazca
y Diclemente en su modelo transteórico, lograr que los familiares afectados
por la codependencia lo acepten como problema que necesita ser tratado
es el primer paso, crear verdaderos programas para restablecerles la
salud, igual.
Las estadísticas
nos dicen que la gran mayoría de las familias de personas con adicción
son disfuncionales, probablemente tener a una persona en adicción no
es su único problema, por nuestros trabajadores sociales deberán ejecutar
programas que permitan evaluar los detonadores de adicción que puedan
existir en las familias de quienes son atendidos para luego abordarlas.
De este estudio los sicólogos y siquiatras deben diagnosticar si
quien atendemos puede volver o no a lo que se llama “su hogar” Se
demuestra por estadísticas que sus familias son parentales y que por
la edad de quienes atendemos, deberíamos estimular que los egresados
y egresadas luchen por formar su propio hogar para asumir responsabilidades
y valores de vida. En el caso de pacientes con pareja igualmente hay
que lograr que se borren las malas relaciones, el rencor, la rabia,
la sospecha constante y la agresión entre ellos, para abrir una relación
nueva basada en la protección y apoyo para el cumplimiento del Proyecto
de vida. Lograr que la familia vuelva a ser normal en la medida de lo
posible, será la garantía del éxito, pero las estadísticas nos dicen
que la armonía lograda en los tratamientos dura pocos meses y comienzan
a aparecer conflictos, hay que lograr que éstos sean manifestados en
la etapa de seguimiento y control e irlos resolviendo para lograr que
perdure y se consolide la nueva relación familiar, no es fácil convencer
a los familiares de que en casa no deben haber botellas de alcohol,
juegos y cualquier cosa que sea peligroso y detonador de recaídas,
son pocas las familias que se sacrifican por la salud de un ser querido
en esta situación, por lo que se deben generar herramientas cognitivas
a la persona recuperada para sobrevivir ante estas situaciones, hay
que explicarles y hacerles entender que el cambio del grupo familiar
es lento y que se realiza en la medida de que con el tiempo las nuevas
conductas permitan restablecer la confianza.
INCLUSIÓN
COMUNITARIA
El ámbito
de la inclusión comunitaria se basa en cambiar la relación sujeto-comunidad
desde la existente, en la mayoría de los casos donde el sujeto es identificado
como persona con adicción y señalado y excluido por esta condición,
hasta una nueva relación participativa y protectiva en el desenvolvimiento
y desarrollo del Plan de vida de nuestros egresados. Igualmente para
generar lazos, quizá inexistentes, entre el egresado y su comunidad.
Este abordaje implica dos fases importantes: trabajar en la sensibilización
de la comunidad sobre el tema de la adicción y la necesidad de lograr
una comunidad no estigmatizante y señaladota que induce recaídas
y por otra parte el fortalecimiento en nuestros egresados y egresadas
para entender que estos cambios cuestan lograrlos en el tiempo
y que por tanto su constancia en la nueva vida sana será la herramienta
para ir borrando con el tiempo y el ejemplo los estigmas sobre su persona.
La comunidad
para nuestros egresados y egresadas es más un factor de riesgo que
de protección. En ella conviven los compañeros de consumo, juego,
apuestas, bingos y otros, así como quienes expenden drogas lícitas
e ilícitas. El transitar por su entorno social es de cualquier manera
peligroso, por ello debemos educar a la familia en acompañarlos en
sus primeros meses y a establecer normas de conducta específicas en
nuestros egresados como no salir a la calle sin un rumbo predeterminado
y no acercarse a los sitios ni personas de riesgo. Más allá de este
comienzo, hablamos de generar lazos importantes y duraderos entre los
egresados y la comunidad, los Consejos Comunales deben pasar a ser actores
importantes para recibir con los brazos abiertos a quienes regresan
sanos a su comunidad, para integrarlos en las actividades voluntarias,
deportivas y culturales, para darles apoyo y entusiasmo en su empeño
por consolidar un nuevo modelo de vida saludable. La infinidad de tareas
y actividades que hoy el socialismo desarrolla en las comunidades debe
ser parte del nuevo universo, la formación ideológica y participativa
en la construcción de la patria socialista, es un campo fértil para
el uso del tiempo de ocio que tengan.
Por tanto,
en el campo de la Inclusión Comunitaria se deberán generar y articular
programas de concientización y sensibilización en las comunidades,
que deberíamos realizar con el apoyo de los familiares de quienes atendemos
en el SNTA. Igualmente los Programas para generación de EPS (Empresas
de Producción Socialistas) que se impulsarán en el ámbito de Inclusión
Laboral apuntan a la conjunción y comunión de los egresados y egresadas
con su entorno social.
INCLUSIÓN
DEPORTIVA Y CULTURAL
Estos dos ámbitos
de la inclusión social los desarrollaré en conjunto por referirse
a áreas muy similares en su nivel de incorporación al nuevo modelo
de vida.
Antes que otra
cosa hay que visualizar las actividades deportivas y culturales desde
el punto de vista biológico y funcional dentro del cuadro clínico
de las adicciones. Todos debemos manejar claramente la alteración
dopamínica que genera la adicción. Las dosis de sustancias o emociones
generan en el cerebro una dependencia a la generación de dopaminas
con estímulos desde el exterior, lo que suprime, en la mayoría de
los casos, la producción de dopaminas naturales por nuestro propio
organismo. Durante el proceso de tratamiento y recuperación se restablecen
patrones y normas de conducta, se estimula la autoestima y el amor propio,
pero nada de esto sirve para regularizar la producción de dopaminas
en nuestro organismo. Marlatt y Gordon(5), definen en sus trabajos y
experiencias en sus comunidades para atención de la adicción, lo que
denominan “Recaída medicamentosa”. Pacientes con un desenvolvimiento
excelente en sus tratamientos, presentaban recaídas puntuales que no
podían explicarse ni siquiera por los pacientes, Sus estudios
determinaron que éstas eran producidas por estados de ansiedad generados
por la no producción de dopaminas por el cerebro, lo que “obligaba”
a los individuos a consumos biológicamente necesarios. Para enfrentar
esta situación tan peligrosa dentro de nuestros tratamientos, durante
el período de transición del final de éste a la inclusión social
estable y consolidada, no hay mejor alternativa que actividades como
el deporte y la cultura como generadores exteriores sustitutos de dopaminas,
para estimular a nuestro cerebro a generar dosis de éstas de forma
natural. El baile, el canto, la escucha de música, las obras de arte,
la lectura, el deporte ejercitado u observado, generan emociones importantes
que estimularán al cerebro a la producción dopamínica, lo que normalizará
el funcionamiento biológico y bajará los niveles de ansiedad en nuestros
egresados y egresadas.
Más allá
de este importante punto, ambas actividades servirán como invitación
a aquellos cuya vocación lo determine, para adherirse a actividades
culturales y deportivas como nexos de compromiso con nuestra sociedad.
La cultura y el deporte son modalidades alternativas para el autodesarrollo
y debemos entonces estimular su incorporación. Dentro de los tres niveles
del SNTA serán válvulas para liberar la presión de las ansiedades
y luego del egreso, además de esta función servirán para la integración
comunitaria.
Se debe tener
claro que al hablar de Inclusión cultural y deportiva, no se “obliga”
a ningún egresado a estas actividades, tan solo se les estimula a incorporarlas
dentro de su relación yo-sociedad y esta se manifestará en las medidas
peculiares de cada uno.
Los programas
de cultura y deporte ya existentes en los encuadres terapéuticos cumplen
la primera fase de estimulación para estas dos áreas, queda sin embargo
la misión y el deber de articular a loas egresados con espacios, organismos,
centros o instituciones que les ofrezcan la continuidad de estas actividades
si fuesen de su agrado.
INCLUSIÓN
ESPIRITUAL
Este importante
ámbito de inclusión se refiere a la relación consigo mismos de las
personas atendidas, con sus niveles de auto estima, de amor propio y
de valorización acerca de su recuperación. El Dr. Barrigueti (6),
quizá la autoridad mas destacada en adicciones en México, recientemente
fallecido, escribía: “A diferencia de cualquier otra enfermedad,
en la que el médico es quien la conoce, en el caso de la adicción
es el paciente quien tiene mejor dominio y conocimiento de ella”.
Por todos es sabido que un estado obligatorio para la rehabilitación
es la conciencia de enfermedad, esto no se termina con saber que se
está enfermo, sino en identificar los síntomas y características
conductuales de la enfermedad que se padece. El autoconocimiento y manejo
de las emociones, de la ira, la tristeza, la alegría, la frustración
y tantas otras, como detonadores de recaídas abre una conciencia especial
para conocerse y revisarse, esto es un encuentro consigo mismo que debe
ampliarse de forma importante al conocimiento y manejo de todo nuestro
ser interior. Espiritualidad, por tanto, no se refiere a religión,
ésta es variable y pertenece a la intimidad de cada uno, espiritualidad
se refiere a los valores que fomentan el amor propio, la autoestima
y la valoración y mantenimiento de la recuperación alcanzada.
Conocerse a
si mismo implica a la vez la posibilidad necesaria de revisión personal,
de trabajo y desarrollo interno, de adquisición de compromisos humanos
y valores que impulsen y motiven la nueva vida. Esta espiritualidad,
relacionada al tratamiento implica el encuentro y asociación con los
pares en el proceso de mantenimiento y crecimiento individual. Las reuniones
de ayuda mutua son el espacio más importante para el compartir y comparar
experiencias. La evaluación de los factores de riesgo y los de protección
junto a personas similares brinda crecimiento interno, el hábito de
la escritura y la lectura, la autoevaluación y meditación personal
generan fuerzas determinantes en nuestros espíritus, nuestro ser interior
tiene un peso específico, un valor ante el pasado que compromete hacia
delante, día por día, el camino de regreso a la vida plena y feliz.
En nuestro
SNTA está presente la formación de valores en sus tres niveles,
toda terapia individual o grupal es una sesión de incorporación de
los nuevos valores que sustituirán a los disvalores adictivos, acompañados
de acceso a lectura de textos de autoayuda y la implementación y entrenamiento
para la generación de los Grupos de Ayuda Mutua Socialista, de los
cuales ya hemos logrado fundar ocho en nuestra geografía, cumplen el
requisito de asumir responsablemente nuestra recuperación. Crear la
conciencia de que las personas con adicción no son culpables de su
enfermedad, pero si deben ser responsables de su recuperación, permitirá
una fuerza de voluntad y de espíritu que funcionará en la soledad
interior de cada uno, como fortaleza fundamental para no permitirse
permisos peligrosos o reaccionar ante riesgos impredecibles que tengan
el peligro de terminar en recaídas..
El Programa
de los GAMS unido a lo impartido en las terapias individuales o colectivas,
conformarán las herramientas para fortalecer y motivar la inclusión
espiritual como ese estado de alegría y permanencia en el regreso a
la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA:
1 . José
Luis Cañas / Antropología de la Adicción
2. Modelo Transteórico
de Prochazca y Di Clemente.
3. El Sujeto
y sus Drogas. Rodrigo Tenorio Ambrossi. Editorial El Conejo / 2.009
4. Efraín Hoffman, médico director de la Hacienda La Concepción, Centro de Salud Integral. Venezuela.
brachoraul@gmail.com