Definamos bien el asunto,
el programa transmitido el domingo a las 9 p.m., que tuvo como protagonistas
a los precandidatos de la MUD no fue un debate, pudo ser una entrevista
colectiva, un interrogatorio, pero jamás un debate ya que no hubo contienda,
lucha o combate de argumentos o ideas.
El interrogatorio televisado, en esta segunda oportunidad permitió ratificar lo establecido en el desarrollado en la UCAB:
- Ganar un “debate” (interrogatorio) no implica ganar votos.
- El formato definido como “debate”, no proporciona ninguna oportunidad para evidenciar las diferencias de fondo entre los precandidatos (si es que existen).
- El show publicitario que existe detrás de cada transmisión desdibuja lo que debería ser un evento de este tipo.
- Los sesgos en la formulación de las preguntas no distan en nada de las posturas de los precandidatos.
- El marketing político se impone sobre la naturalidad con la que se espera puedan ser formuladas las ideas de los precandidatos.
Otro elemento común
de todos los precandidatos, con sus matices, es la ausencia de argumentos
propios en razón del país o un proyecto, teniendo que apelar permanentemente
a la contraposición con la gestión o política del Presidente Chávez.
Otros elementos resaltantes
en este último interrogatorio televisado fueron:
- La xenofobia anticubana alimentada en las preguntas y presentes en las respuestas que la mayoría de los candidatos.
- El acoso permanente a los ciudadanos formados por los proyectos e instituciones educativas nacidas en revolución.
- El desconocimiento permanente del Poder Popular, los Consejos Comunales y Comunas en todos los discursos.
- La negación permanente a más del 50% del país que decidió cambiar la Constitución a favor de la posibilidad de la reelección.
- El desconocimiento de todos los precandidatos sobre la crisis económica y financiera mundial, la crisis del capitalismo y el movimiento social mundial de los indignados.
Por otra parte, cada
candidato ha tenido alguna particularidad, a pesar de lo común de todos
los discursos:
- Maria Corina Machado ha insistido en la utilización reiterada de cifras en su discurso sin citar fuentes, cosa que desdice mucho de la transparencia de sus argumentos.
- Pablo Pérez cayó en lugares comunes en los términos panfletarios antichavistas, perdiendo lo poco ganado en el debate anterior, donde al intentar no cometer errores, paso por sobrio en su discurso.
- Leopoldo López buscó generar el debate con Capriles, sin embargo el formato no lo permitía, cayendo en el uso reiterado de los slogan de su campaña.
- Diego Arria ya no fue la sensación con su discurso reaccionario antichavista, ya que se le agotó el argumento en el primer interrogatorio televisado.
- Pablo Medina no atinó a responder de manera pertinente las preguntas formuladas.
- Capriles Radonski siguió cuidándose demasiado, ya que sabe que es el que tiene más que perder en este tipo de eventos.
Si algo positivo tiene
este tipo de encuentros televisados de los precandidatos de oposición
es que:
- Es un buen esfuerzo por hacer público el nivel discursivo y argumentativo de los precandidatos.
- Facilita saber cuales son los temas más neurálgicos de la agenda de la oposición.
- Permite indagar al sector prochavista indeciso si en la oposición existe algún discurso que permita pensar en la oposición como opción.
Sin embargo, al final
creo que no hay duda que el principal beneficiado de los interrogatorios
televisados de la oposición es el Presidente Chávez, ya que son pocos
los que habiendo votado en algún momento por un cambio en Venezuela
al votar por el Presidente y se hayan decepcionado por alguna razón,
vean en algún precandidato de oposición una real alternativa de cambio
favorable para el país.