Bolivariana de Seguros iba, progresivamente, a absorber las pólizas de HCM y los reaseguros de todas las Instituciones Públicas. Se habían calculado los inmensos ahorros que se obtendrían para la nación. Se hablaba de la reinversión de utilidades en programas de carácter social, del baremo de precios en los servicios médicos para evitar la especulación, del ingreso a las clínicas sin claves de emergencia, de las coberturas sin límites de edad, de la aceptación de patologías pre-existentes, de los servicios oftalmológicos y odontológicos que no cubren los seguros privados. Se tenía la idea de apoyar a la Misión Barrio Adentro, de establecer algún nivel de cooperación, entre las dos instituciones. En todo eso, y más, se estuvo trabajando durante 3 años…
La idea tenía muchos enemigos, la oposición de las empresas de seguros privadas y de corretaje, y el rechazo de las clínicas privadas; la mayoría de ellas creadas sin el control y la supervisión del Estado. No es un secreto que muchas empresas de seguro, por vía de las inmensas pólizas que contratan las Instituciones del Estado, mantienen el propio sistema privado de seguros y clínicas, mientras alimentan la corrupción y financian, por vía de sus ingentes ganancias, a la propia contrarrevolución.
Se veía a Bolivariana
de Seguros como un primer paso, para luego avanzar en la socialización
general de la medicina que es un proceso largo e inmensamente complejo.
Todo esto quedó en el olvido, o así pareciera serlo, mientras seguimos
financiando la contrarrevolución con recursos del Estado.