Ayer partió José
Agustín Catalá, luchador de mil batallas, incansable, constante y
entero. Uno de aquellos que Bertolt Brecht llamó imprescindible:
los que luchan toda la vida.
Las palabras de mi nota de
hoy serán para despedir a este ser que nunca pude conocer en persona,
pero de quien escuché historias de mis abuelos y de aquellos que dieron
todo en la lucha contra las dictaduras. Cabe destacar que Catalá, por
ejemplo, cuando su amigo y compañero Rómulo Betancourt le dio un cargo
en Miraflores, en pocas semanas fue llamado por el presidente Betancourt
para decirle que muchos adecos importantes le reclamaban que José Agustín
no los atendía, a lo que Catalá le respondió que “el tenía sus
preferencias” a la hora de dar audiencias, Rómulo, pensando en gusto
por las damas de Catalá le dijo que sabia su preferencias femeninas,
a lo que este gran hombre le respondió que sus preferencias se referían
al hombre pobre, al campesino, el pescador, el combatiente del pueblo
y los que estuvieron presos en guasina junto con él. Si existe alguien
que podamos responsabilizar por la creación de la memoria histórica
de las luchas contra las dictaduras es a José Agustín Catalá. El
hacedor de libros más fantástico de nuestra historia.
José Agustín Catalá
es un hombre centenario, grande entre los que sobrevivieron las luchas
encarnizadas contra Gómez y Pérez Jiménez, solidario y combativo.
En una entrevista con José Sant Roz decía Catala:
SR: -¿ALGÚN PARANGÓN ENTRE BETANCOURT Y CHÁVEZ? Hay que reconocer, José Agustín, que Betancourt tuvo que venderle el alma a los gringos para poder “gobernar”. “Gobernar”, esa palabra que cada día Francisco Arías Cárdenas le está exigiendo al presidente que la asuma al máximo, cuando precisamente lo que no se le perdona a Chávez, es que pretenda hacerlo en un país donde casi nadie ha tenido coraje para cumplirlo sin tener que entregarle cuentas al Tío Sam. Aquí, tú lo sabes, entonces sin el apoyo de los gringos nadie hubiese podido gobernar, y nuestra historia en tal sentido es muy simple: hacer lo imposible por complacer en todo a los gringos. Incluso hoy día, cuando no existe guerra ni fría ni tibia todavía se le besan los pies a Clinton, por ejemplo.
JAC: -Eso es innegable. Lo podemos ver a cada paso de nuestra historia, y el propio Betancourt lo dice en sus escritos, porque la época ha cambiado mucho. Un Chávez de la época de Betancourt no llega, lo parten. Habría sido inconcebible por muchos motivos. Y hay una cosa, existe un cambio radical en la política, los enemigos de Chávez responden sobre todo a los problemas de sus intereses. Pero mientras Chávez se mantenga en el orden constitucional y el campo electoral, ellos no podrán insurgir contra él. Por debajo de cuerda harán todo lo posible parta afectar en el orden económico que es por donde yo creo que son los flancos que van a utilizar. Pero aquella época que le tocó a Betancourt, el que se salía de la línea impuesta por Estados Unidos perecía. Y no te olvides además que era la época en la que Estados Unidos apoyaba las dictaduras que les resultaban más cómodas para desarrollar sus proyectos, y ahora les resulta más cómodas las democracia.
Yo quiero hacerle llegar mis
condolencias a mi amiga Amanda Abreu, nieta de José Agustín
Catalá y pedir tanto a mi revolución como a mi pueblo que nunca permitamos
que el polvo de la historia oculte el rostro de este gran venezolano
que hemos perdido hoy. Incansable y eterno combatiente.
Viviremos y venceremos.