Me sentí al oírlo orgulloso, al poder comprobar como un digno representante de mi tierra de las nuevas generaciones de mi tierra, demostraba el temple que, modestia aparte nos caracteriza, con algunas excepciones como la de aquel que nacido al otro lado del río Táchira logró ser presidente dos veces y que hoy ojala pueda descansar en paz.
Nadie le respondió el reto, esa falta de respuesta comprueba que el miedo es libre y que si el evento se cumpliese, nos demostraría con creces, que no es sólo la diferencia con el ingrediente humanista que nuestros médicos integrales poseen y a los otros les falta, sino la ventaja en una formación a conciencia, sin huelgas y paros obstruyentes, en contacto con la realidad en donde está el sufrimiento sobre todo de los pobres que por razones obvias se enferman más.
Qué bueno fuese que el país pudiese presenciar lo que sería un histórico debate, demostrativo una vez más de que lo que la canalla vive inventando en sus laboratorios de guerra sucia, se les cae una vez más, como en tantos otros aspectos referentes a la obra de la Revolución, ésta la de formar un médico verdaderamente enamorado de su profesión, y humanista, una de las más loables y que a mediano plazo va a contribuir a solucionar los problemas de salud de nuestro pueblo.
PREMAJUNCHES BUENO EMPAPELADORES
San Cristóbal, e imagino el resto del país igual, ha sido invadido por enormes y medianas pancartas y afiches de todos los premajunches, tan lujosos y con tanto colorido, que parecieran elaborados con la más alta tecnología y al más alto precio del mercado, lo que demuestra que está corriendo a raudales el río de dólares de quienes desde el norte han decidido colocarse una vez más la careta democrática, haciéndonos creer que van a respetar las reglas de juego, sin falsas cartas bajo la manga.
Es tanta la profusión de propaganda que para promover la feria de enero no va a quedar espacio. No hay regulación de ningún tipo y lo que se observa es una especie de competencia a ver quien coloca el afiche más grande y más alto, que nadie puede negar cuesta miles de millones, sin contar las largas cuñas por la televisión: ¿Qué va a hacer el CNE, para hacer que la Ley se imponga y estos descarados y ostentosos premajunches hagan tamaño alarde de recursos, que si los utilizasen más bien para resolverle problemas a los más pobres, quizá lograr y tan seguidas, las metidas de pata y esta de la propaganda es una más, que la gente ya ni los toma en cuenta y lo que hace es dar como un hecho un nuevo y arrollador triunfo de la Revolución.
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