La oposición venezolana
para el 2012 presenta retos que son realmente significativos para el
país, no importa la postura política o ideológica que se adopte ante
el gobierno revolucionario del Presidente Chávez. Estamos hablando
de no menos del 40% de la población electoral activa, quienes consideran
que la conducción del presidente Chávez no es la más adecuada, pero
presentan serias dificultades para articular una verdadera alternativa.
La oposición venezolana
en los últimos 13 años se ha caracterizado fundamentalmente por:
- Ser no sólo heterogénea, sino, profundamente contradictoria.
- Amalgamar a una serie de agrupaciones políticas, por una parte representantes de un pasado fracasado políticamente y por otra unas nuevas generaciones que no pueden deslastrarse de un pasado que aunque no construyeron, terminan reivindicando e incluso terminan siendo cómplices.
- Un colectivo, que aunque su mayoría está “preñada de buenas intenciones”, sigue dominado por una gran desconexión entre sus bases populares y las cúpulas cogolléricas que conducen su destino.
- Tener una dirigencia o cogollo que no ha sabido reinterpretar la realidad del país, desconociendo que Venezuela es distinta a la que fundó Betancourt y Caldera.
- Tener una dirigencia que aún piensa que la mayoría de la población venezolana se puede engañar con títeres en el poder, y manipuladores de los hilos del poder, escondidos, detrás de bastidores.
En especial, sobre este
último punto quiero centrar mi atención.
La oposición venezolana
en este momento vive una de sus más grandes crisis en los últimos13
años. Producto de los resultados electorales del año 2010 en las elecciones
parlamentarias, donde sin duda obtuvieron casi la mitad del electorado
y casi lograron ganar a las fuerzas aliadas al Presidente Chávez; en
lugar de canalizar ese potencial éxito, se ha entrampado en faccionalismos
que decidieron abrogarse el protagonismo de futuros éxitos que condujeran
a la derrota del Presidente Chávez, distrayendo su atención sobre
aspectos estratégicos para lograr este objetivo: 1. Articular un proyecto
político e ideológico común, 2. Articular esfuerzos de organización
popular concretos, que no dependieran de las bases de los partidos ya
existentes, sino, que articulara lo existente con nuevas formas de movilización
más incluyentes.
Pero como ya dije, esto
no sucedió, y en lugar de fortalecerse, hicieron todo lo mejor para
debilitarse, nadando en el individualismo o en el sectarismo cuartorepublicano
que lidera Ramos Allup y su séquito de acólitos que aunque no lo aceptan,
lo siguen y adoran como ejemplo de una tradición casi dogmática de
que con “AD se vive mejor”.
Pero quizá, lo peor
que le ha deparado a la oposición venezolana es la calidad de los precandidatos
que terminaron presentándose a la oferta preelectoral para las “primarias”
de La MUD. En este sentido no es mi pretensión entrar en descalificaciones
sin sentido contra los personajes en cuestión, pero en una generalización
que creo acorde a la realidad, estoy convencido que los actuales aspirantes
no son lo mejor que tiene la oposición para enfrentar a Chávez, así
La MUD sufre de “kakistocracia (gobierno de los peores) capitalista”,
lo que ha conducido a sumergir sus aspiraciones en quien más tenga
para financiar una campaña y no en quien más pueda aportar para el
debate o sea el más apto para gobernar.
Mientras, los titiriteros:
Aveledo y Allup mueven los hilos para un candidato de “consenso”,
aunque las “primarias” siguen su curso. Las “primarias” han
sido una suerte de premio consuelo para Primero Justicia, partido que
aunque con fuerte apoyo en las bases de la oposición, siempre ha sido
dominado por la experiencia de AD. Sin embargo, y a diferencia del año
2006, donde su precandidato no figuró primero en las encuestas en ningún
momento, ahora Capriles tiene una opción ganadora que pareciera conducir
a forzar las primarias, a pesar de que todo está negociado para que
el peor de lo peores sea el candidato, Pablo Pérez. En este sentido,
Capriles aunque representa la posibilidad de romper la hegemonía adeca
en la oposición, aún no representa un cambio real de tipo de oposición
en el país (capitalista, retrógrada, imperialista y mercenaria) y
esto podría llevarlo a la derrota el 12 de febrero.
La oposición, en la
actualidad se divide entre adecos y antiadecos, pero los antiadecos
no representan una alternativa de cambio en el seno de la MUD.
Con todo este escenario,
hoy nada favorable, la oposición embiste hacia las elecciones del 7
de octubre. Una oposición que lo peor que pudo hacer fue someter al
escarnio público el discurso de sus precandidatos en unos aparentes
“debates”, de tal nivel que ha generado una amplia disminución
del apoyo de los indecisos a la oposición y ha fortalecido al aún
no en campaña, candidato Chávez, que con grandes críticas por parte
de sectores aliados al proceso político, sin embargo aún preserva
lealtades y se crece ante las adversidades, tanto de su enfermedad como
de la crisis del capitalismo mundial, aplicando políticas para algunos
populistas, para otros como yo, continuación de una acción de Estado
que reivindica deudas sociales y generan rédito político y electoral,
acción determinante pero no única para ganar las próxima elección
presidencial.
Con este camino tal como se dibuja, el reto de retos de la oposición para este año será la de convertirse en una verdadera oposición, a partir de los resultados hasta hoy proyectables de una derrota. Para el bien del país y la salud democrática, esperamos que la oposición pueda lograr cumplir este reto que el país le demanda, aunque lo dudamos si mantiene la dirigencia que tiene y no ocurre un sismo que sacuda sus cimentos. Feliz 2012.
@NicmerEvans