La Democracia: temas para su discusión (II)

Si algo debe tenerse presente, a la hora de abordar la discusión sobre la democracia, es el carácter multidimensional que hoy tiene. La ciencia social –y de manera particular la ciencia política- debe superar cualquier conceptualización univoca sobre ella; debe superar todo reduccionismo y determinismo en su conceptualización, debe inundarla de realismo social, si en verdad quiere aproximarse a los nuevos tiempos que vive la humanidad.

 ¿Cómo entender la democracia?, es una pregunta que tiene una enorme pertinencia. Si algo resulta obsoleto -y carente de sentido- es seguirla definiendo como un sistema político, no porque no lo sea, sino porque es más que eso. Es por ello que, redefinir el nuevo rol que debe ocupar el Estado y sus instituciones para garantizar el cumplimiento de los derechos y deberes de los ciudadanos, con miras al establecimiento y cabal funcionamiento del Estado de Derecho, constituye un aspecto fundamental para una nueva conceptualización de la democracia, como garantía para la estructuración de un Estado en donde impere la Justicia.

 Los venezolanos tenemos en nuestra Constitución Bolivariana un texto que nos permite orientar las funciones del Estado en ese sentido. De manera precisa, se establecen en ella las líneas fundamentales para controlar y hacer valer el Estado de Derecho y de Justicia, a lo largo y ancho de la geografía nacional y para todos sus habitantes.

 El modelo de Democracia Participativo y Protagónico que hemos adoptado ha permitido que las autoridades ejecutivas, en sus distintos niveles, hayan surgido de procesos electorales libres y justos. Proceso que ha ido adquiriendo una mayor profundización con el establecimiento del Poder Comunal, a través del cual se han ido implementando procesos de deliberación y toma de decisión, abierta y transparente, sobre los asuntos de interés público fundamentales.

 Pero, aún falta mucho por lograr. Algunas interrogantes surgen al respecto: ¿cómo hacer para que las decisiones adoptadas en las distintas esferas del poder público y comunal sean implementadas con eficacia y eficiencia?, ¿cómo enfrentar la presencia del crimen organizado, en sus variadas modalidades?, y una tercera interrogante que nos angustia sobremanera, ¿Cómo hacer para formar verdaderos ciudadanos, para crear ciudadanía?, son estas -entre otras- interrogantes que no pueden ser resueltas con políticas y medidas tradicionales.

 Dar respuesta de manera distinta a estas interrogantes, constituye el factor fundamental en el propósito de construir una nueva democracia. Allí reside –precisamente- el carácter multidimensional que le asignamos. Hay que entender que estos dejaron de ser problemas ocasionales presentes en nuestras formaciones sociales, para convertirse en problemas permanentes; y que, como bien lo dijera Gramsci: “Lo que es ocasional da lugar a la crítica política, lo que es permanente da lugar a la crítica histórico-social; lo que es ocasional sirve para juzgar a los grupos y a las personalidades políticas, lo que es permanente sirve para juzgar a los grandes agrupamientos sociales”.

 Pues bien, siendo éstos problemas permanentes en nuestra formación social, deben ser enfrentados a partir de una visión histórico-social que la impugne y transforme. Lo planteado sigue siendo, entonces, cómo establecer una nueva relación Estado-Sociedad, para crear una nueva Hegemonía, que sea a su vez resultado de una nueva relación entre los distintos factores que participan en la lucha por el control del poder político de la sociedad.

 En los tiempos que corren, como bien lo dijera Milliband unos años atrás, “Una teoría del Estado es también una teoría de la sociedad y de la distribución del poder en esa sociedad”; por lo que, una nueva conceptualización de la relación Estado-sociedad debe conducirnos al establecimiento de una nueva forma de hacer y concebir la política, a través del fraguado de nuevas instituciones y de un sistema político que en su accionar sirva de mediador entre el Estado y la sociedad.

 Ello, como es lógico suponer, determina la necesidad de pensar, imaginar, diseñar, estructurar, un nuevo modelo de formación social, un nuevo modelo de democracia. No olvidemos que el futuro deseado no puede ser edificado con estructuras del pasado.  

npinedaprada@gmail.com



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Nelson Pineda Prada

*Profesor Titular de la Universidad de Los Andes. Historiador. Dr. en Estudios del Desarrollo. Ex-Embajador en Paraguay, la OEA y Costa Rica.

 npinedaprada@gmail.com

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