A pesar de ser año electoral, estoy convencido que este 2012 debe profundizarse la crítica propositiva, acción que debe conducir a la rectificación de acciones erróneas, y el mejoramiento de políticas públicas que conduzcan a la satisfacción de los ciudadanos, tanto para la eficiencia y eficacia del Estado, como para la incorporación activa del Poder Popular en los procesos decisionales claves para el destino del país. Lo táctico no puede abandonar lo estratégico.
En ese sentido, más allá de las Grandes Misiones, que serán el centro de atención de las acciones de gobierno este año, debe desarrollarse la necesaria transformación de Estado liberal-burgués que está socavando las bases del proceso revolucionario con pretensiones socialistas, por ello creo pertinente hablar de la Gran Misión “Eficiencia y Eficacia revolucionaria”, acompaña de la Gran Misión “Formación y Ética socialista”. El recurso calificativo de “Gran Misión” sólo pretende enmarcar en el nivel de importancia de estas políticas públicas el establecimiento de mecanismos ejecutados conjuntamente entre el Gobierno, el Partido, el Gran Polo Patriótico, y el Poder Popular afecto al proceso, para concretar la transformación del Estado.
La eficiencia y eficacia de las acciones de la estructura del Estado, con su transformación pendiente, ha conducido por una parte a la construcción de estructuras alternas como las Misiones, que ejecutan, coordinan o aceleran procesos que desde el paquidermo Estado jamás se moverían con la rapidez que se han movido. Sin embargo, estas estructuras alternas siguen conviviendo con el burocratismo, la cultura de la desidia y la corrupción, cosa que pone en riesgo la consolidación de una revolución verdadera.
Un plan, como el Primer Plan Socialista, y su continuación en el período 2013-2019, ameritan un aterrizaje certero de indicadores que permitan ejercer el control social en el cumplimiento de las metas trazadas, tanto en este plan nacional como en sus derivaciones en planes operativos anuales sectoriales, institucionales, regionales, municipales y comunales y deben fortalecerse con una capacidad ejecutoría de responsables bien formados y con criterio socialista para tal fin. Es en este sentido que la formación politicotécnica y ética terminan siendo la base fundamental para iniciar el relevo de cuadros gerenciales que han cumplido su función parcialmente, pero algunos también han mellado la credibilidad de la revolución por su mala administración o por la búsqueda de satisfacción de sus apetencias personales y no de las necesidades colectivas de nación, enriqueciéndose ilegalmente a costillas de los que honestamente dan la vida por el país, acción que no tiene ideología, sino, mucha miseria humana.
La Gran Misión “Eficiencia y Eficacia revolucionaria”, basada en la Contraloría Social, acompañada de la Gran Misión “Formación y Ética socialista” ejecutada a través de una Escuela de Formación Políticotécnica Socialista serían dos aportes que desde la crítica propositiva deberían permitir avanzar definitivamente, no hacia una victoria electoral, sino, hacia el verdadero triunfo de la revolución socialista y bolivariana conciente y no sólo emotiva. Reconocer nuestros errores y corregirlos hará al pueblo y la revolución más fuerte e invencible.
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