El 4 de febrero (I)

La historia de todas las sociedades existentes hasta ahora, es la historia de la lucha de clases

Karl Marx

Bolívar, encabeza una lucha emancipadora del imperio español en la América meridional, que ya había sido iniciada por los precursores, entre los cuales se destacan Miranda, Camilo Torres y Antonio Nariño, Los negros Andrezote, José Leonardo Chirinos y el más antiguo y grande de todos los negros revolucionarios, Benkos Biohó Los blancos, todos pertenecientes a la clase mantuana que era explotada y humillada por los peninsulares investidos por la autoridad de la iglesia católica y de la corona. Este enfrentamiento entre estos grupos sociales es el origen de los movimientos independistas en contra de España. Aquel periodo colonial confrontaba ya la crisis terminal del modo de producción feudal con sus rezagos del esclavismo. Pero los esclavos en poder de los peninsulares y de los mantuanos, eran analfabetos en su mayoría, sin embargo esta condición de atraso, no impidió que una gran mayoría de ellos participaran como combatientes, guiados por el verbo encendido y el ejemplo consecuente del alumno de Samuel Robinson.

A partir de la carta de Jamaica, Bolívar deja de ser mantuano y se convierte en ciudadano. El proceso conformatorio de una gran unión de Repúblicas que él avizoraba, era el punto cimero de su condición antiimperial. Esta posición de principios le permite conservar todavía el apoyo mayoritario de su antigua clase señorial, en su apariencia de mantuanaje.

En el desarrollo de la lucha emancipadora, Bolívar se adelanta a su época e intenta escapar de la trampa ilustrada. Ese salto se refleja en aquella carta dirigida a un amigo, donde le expresa: “Los Estados Unidos, parecen destinados por la providencia a plagar a la América de miserias en nombre de la libertad”. Aquí el emancipador se hace antiimperialista, y se gana el odio del mantuanaje, que ya se había erigido como sociedad civil para adueñarse del Estado republicano en su fase de construcción.

Bolívar no fue traicionado por los mantuanos. No puede considerarse traición a un claro enfrentamiento de clases. Bolívar, al lado del Pueblo castigado con la pobreza y la miseria feudal, se oponía a los intereses de la sociedad civil, de origen mantuano, que lo expulso de Venezuela y lo persiguió hasta su muerte en Santa Marta.

Todas nuestras luchas por vencer hoy al modo de producción capitalista parten de Bolívar, como ejemplo de trascendencia histórica y revolucionaria.

A la desaparición física de Bolívar, la sociedad civil, se dedica a construir el capitalismo en Venezuela y en todos los países independizados por el pensamiento y la espada del autor del decreto de guerra a muerte.

El que recoge las banderas del bolivarianismo de trascendencia revolucionaria, es el general del pueblo soberano Ezequiel Zamora. Acompañado de las masas y de los combatientes que habían peleado al lado de Bolívar en la guerra de la independencia, centra su lucha en recuperar para el proletariado campesino la tierra en manos de los señores feudales, dirigentes en ese momento de la sociedad civil que construía el capitalismo en Venezuela: “Tierras y Hombres Libres”. Es asesinado, y el pabellón, de la continuidad del proyecto emancipador bolivariano de trascendencia del modo capitalista de producción que estaba naciendo en Venezuela, rodó por el polvo de la indiferencia acomodaticia de la dirigencia popular.

En la tercera década del siglo XX aparece el petróleo, y Venezuela se convierte en un país rico, cuya riqueza no pertenece a los trabajadores, ni al pueblo, en medio de la pobreza y la miseria capitalista. La burguesía, con la orientación del imperialismo, ha consolidado el Estado burgués que nombra y hace elegir sus presidentes a la medida de sus intereses. Las riquezas de Venezuela van a parar a los bancos de los E.E.U.U. y de Europa, y sirven también para mantener y exacerbar el boato filisteo de la clase dominante.

La sociedad civil norteamericana, fundadora del estado corporativo, adopta para si y para el mundo capitalista un solo partido para dirigir la lucha política. Ese partido único tiene una cara republicana y una liberal o demócrata. Este es el modelo que copian todo los estados burgueses de nuestra región. La burguesía venezolana tiene un rostro liberal y otro conservador en toda su trayectoria de partido.

El imperialismo utiliza la tiranía de Gómez para controlar para sí la riqueza petrolera, se agudiza la lucha de clases. Los revolucionarios son detenidos, torturados y confinados a la rotunda.

En el año1931 nace en Venezuela el Partido comunista, un partido de nuevo tipo, es decir que pertenece a los trabajadores, y no a cualquiera de los rostros de partido perteneciente a la burguesía. A partir de entonces se inicia una época en la cual se plantea el cuestionamiento firme del capitalismo como modo de producción, propiedad privada de la burguesía, y en la actualidad al capital trasnacional. La lucha es por vencer en Venezuela a las fuerzas imperialistas que mantienen en el poder a los explotadores y a los asesinos del pueblo.

Para el año 1992, ––el puntofijismo como estrategia imperialista para la alternancia en el poder de la cara liberal, AD, y la cara conservadora, Copey, único partido de la burguesía––, está en una crisis terminal. Los acontecimientos del caracazo marcaron su fin. El 4 de febrero de ese mismo año, un grupo de militares y civiles bolivarianos, encabezados por Hugo Chávez, intentan darle un golpe de expresión popular al gobierno de Carlos Andrés Pérez.


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Eduardo Mármol


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