Por ello unos se halan sus cabellos, otros se dan contra la pared, muchos se entregan en brazos del dios Baco, a ver si olvidan que llevan ya los primeros 20 años viendo cómo la Patria, la nueva Patria que marcha ineludiblemente al socialismo venezolano y bolivariano, celebra por estos días aquella gesta heroica de unos libertadores de finales del siglo XX y comienzos de XXI, que han sido un faro de luz para iluminar la senda que nos marcaron los primeros héroes, quienes también, seguramente hoy, celebran con el pueblo el ver cómo por fin la verdadera independencia, cuyas maíces ellos sembraron, se cristaliza mediante una revolución que recorre igual que en esa oportunidad los pueblos de América Latina y más allá.
Pero los hay también quienes rumian su rabia, soñando con la violencia, convencidos como están que es la única vía de echar abajo las conquistas que ya se palpan y se observan con sólo girar nuestra vista alrededor, y ver la enorme cantidad de logros, que son tantos y tan importantes, que la canalla con sus medios nacionales e internacionales no pueden ocultar.
Este 4 de febrero nos encuentra más unidos, con un respaldo popular tal que casi emula los primeros meses de Revolución, con un pueblo con su conciencia alimentada con principios y valores que parecían desaparecidos de la idiosincrasia popular, con unas instituciones fortalecidas y a tono con las aspiraciones de la gente, con una Fuerza Armada consustanciada con sus orígenes de instancia libertadora y de que son los primeros que deben levantar los estandartes enarbolados por lo héroes, debido a que ellos son los herederos de aquellos gigantes y de que son la garantía para que el pueblo no pueda ser llevado de nuevo al estado de pobreza y de exclusión que dió origen al glorioso 4 de febrero de 1992.
La fiesta conmemorativa de este año tiene especiales connotaciones, se celebra en un año electoral en que una vez más, pero esta vez con mayor contundencia, se ratificará el liderazgo del Jefe de la Revolución quien regresa de un desierto terrible que le tocó vivir con su enfermedad, renovado de cuerpo y espíritu para terminar de sentar las bases para la definitiva redención de los más humildes y así lograr la mayor felicidad para todos y todas.
Se celebra en un mes en que la canalla hace un intento en vano por reunir fuerzas, logrando sólo resquebrajarse más de lo que está, ante una evidente consolidación revolucionaria en las grandes mayorías de la gente, se celebra para demostrar cómo el sentimiento revolucionario, está arraigado de tal manera en el corazón de los venezolanos, que ya dejó de ser sólo un sentimiento por un líder carismático, para convertirse además en un sentimiento nacional pero que trasciende las fronteras de la Patria y se celebra para mostrar la fortaleza de la revolución como un mensaje a quienes sufren cada año en esta fecha el rechazo del pueblo y aún rumian la esperanza de regresar al pasado.
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