4 de febrero: deslinde historico

La historia del acontecer político es indetenible, más cuando los eventos ocurridos en su devenir son historia plena que marcan el camino de los pueblos que sometidos a una larga farsa comienzan a despertar de las llamadas democracias conceptuales, funcionales y abstractas que paralizaron a un pueblo en su lucha por darse una verdadera y tangible sociedad de participación y toma de decisiones.

Venezuela, luego de la experiencia sufrida por el pueblo en tiempos de la dictadura militar de Pérez Jiménez, entro en una mal llamada democracia, régimen que fue muy bien descrito en un libro intitulado El PARTIDO DEL PUEBLO: CRONICA DE UN FRAUDE; dicho libro es interesante en el cual se relatan y analizan más de cuarenta años de la vida política venezolana con acuciosa investigación con soportes serios y de marcado rigor ceñido a la historia como testigo de la verdad.

La esperanza del pueblo se cimento sobre dos organizaciones políticas en las cuales forjaron su derrotero en el colectivo imaginario de vivir en democracia; pero el resultado fue tal que el común de los ciudadanos comenzó a darse cuenta que si bien parcialmente se expresaban en elecciones quinquenales todos los demás derechos estaban entredichos, pues no pasaban de ser meros preceptos constitucionales; fueron los tiempos aciagos como el de marzo de 1960 cuando se firma el contrato colectivo para la industria petrolera omitiendo la cláusula de la Estabilidad en el trabajo por presión de las compañías extranjeras y los gobiernos sumisos al imperio; fue la época de la tortura y desparecidos de quienes osaban elevar su voz de protesta; por otra parte el capital extranjero logra insertarse en la llamada naciente “industria nacional” a través de las sociedades financieras, la política industrial de la cuarta república nace desnacionalizada, con el capital extranjero inserto en ella, cuya instrumentación se hará vinculada a organismos internacionales ( AID, BID, ONUDI), trayendo una tecnología que no guarda ninguna correspondencia con el mercado interno además de acentuar la dependencia tecnológica a través del control monopólico por parte de estas, fue el período donde se impuso la política de la pomposa y escalofriante Alianza Para el Progreso, la cual fue de consecuencias trágicas para la economía del país, saqueándole y extrayendo sus riquezas naturales, sembrando la pobreza por doquier, la fulana alianza sirvió para lo que estaba programada es decir para el progreso de las empresas multinacionales; en cuanto a la ley de reforma agraria la cual sería según ellos la “ segunda independencia” fue proclamada en el campo de Carabobo, a larga significo otro gran engaño para las masas campesinas quienes hubieron de abandonar las tierras por faltas de créditos, de asistencia técnica conformado los cinturones de miseria de la gran Caracas, la posibilidad de acelerar el reparto de tierras se archiva por presión de los empresarios agrupados en FEDECAMARAS, de manera tal que los capitalistas criollos, asociados al capital extranjero decretan el fin de la tan ansiada reforma agraria , no sin antes apropiarse de las tierras más fértiles y arables de Venezuela; también se intento realizar una reforma tributaria donde se obligaba a la burguesía a contribuir con los gastos del Estado Venezolano, cuya oposición de los sectores económicos fue tajante , logrando despojarla de su contenido progresista y así la nación siguió siendo un paraíso para los mal llamados empresarios; la red hotelera del estado es desmontada y entregada a consorcios norteamericanos con escandalosas ventas que involucraban a los miembros del alto gobierno de la época, a su vez aparecen en la escena los llamados “Doce Apóstoles” haciéndose dueños y señores de la economía y de las finanzas del país, por cierto personajes funestos que fueron denunciados en su oportunidad por supuestos revolucionarios hoy conversos en la Venezuela actual, (paradojas de la vida), en fin son muchos y variados los antecedentes que forjaron la génesis del 4 de Febrero de 1992, sin olvidar la gran traición con la nacionalización del petróleo, nacionalización “chucuta” donde las transnacionales y lacayos criollos ordenan nacionalizar solo la extracción reservándose en sus manos la comercialización y transporte del mismo; la quiebra de los bancos Latino ocurrida en 1994 bajo el gobierno del inefable Caldera la cual contribuyo a socavar aún más la economía del país. ¡De que moral hablan quienes pretenden regresar al pasado reciente!

Todo esto ocurría y facilito además la situación debido a que en el contexto político existía una izquierda que siendo derrotada militarmente no lograba aprender de los errores, que se creyó con la capacidad de vengar la frustración del pueblo cuya obnubilación la llevo a caer cuesta abajo  cayendo en la gravedad de posturas fundamentadas en el  vanguardismo y voluntarismo sin poder valorar las perspectivas del momento, queriendo tomar el cielo por asalto pero sin la organización del pueblo aparte de  mantener un léxico indescifrable por el mismo; de tal modo que dicho contexto viene siendo el proemio que contribuyo al camino de la insurgencia de los jóvenes militares el 4F el cual revelo la descomposición moral del componente político y social de su clase dirigente y marca el deslinde, desmoronamiento y derrumbe de la Venezuela de la cuarta república; el 4F, como fecha es relevante en el accionar político contemporáneo ya que es la partida junto al 27F del proceso de la Revolución Bolivariana, es el momento del gran parto donde se ciñe la esperanza de redención del gran pueblo; hoy después de XX años del 4F, la República Bolivariana, a pesar de todos los obstáculos, marcha con rumbo fijo en la construcción del Socialismo del Siglo XXI.

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Heriberto Rivera


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