Los tecnócratas mueren en masa

Siempre se dijo que Rafael Caldera, como presidente, “le queda grande a Venezuela”. El Copei elitista y presumido inventó esa especie y además, se la creyó. De todas maneras, dos veces nos pusimos ese traje que, al sobrarnos en tela intelectual y política, nos hacía ver como un faralao de país. No fue el único “mito” supremacista que echó a rodar la falange verde. Frente a la “incultura” y al “empirismo” atribuidos a los adecos, el partido socialcristiano antepuso sus “legiones académicas”, publicitadas como “los técnicos de Copei”. Necesitaríamos diez años para conocer la oscuridad de estas lumbreras.  

 AD patentó su decadencia cuando quiso convertir a Juan Bimba en  yuppie. Los tecnócratas llegaron con el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez. Les bastaron 14 días, entre la coronación de CAP II y el Caracazo, acabar con el nuevo experimento del “muchacho de Rubio”. Esos “especialistas” neoliberales, ayer de Copei y AD, hoy se reparten entre los distintos candidatos de la Mud, con excepción de Pablo Medina, quien ahora vive invocando su visita al Vaticano y su encuentro con Juan Pablo II.

 De la “improvisación chavista” la derecha “inteligente” quiso salir con un gobierno de meritócratas petroleros. Fracasó en dos intentos, ambos cruentos: el golpe del 11-A y el sabotaje petrolero. Ahora piensa hacerlo –sin renunciar a otras vías- por la senda electoral y constitucional. Aparte de los tejemanejes y la procesión que la sinuosa unidad lleva por dentro, la Mud buscó impresionar al país con un “programa de gobierno” elaborado por 400 especialistas, es decir, cuatro centenares de tecnócratas que se devanaron los sesos para alumbrar apenas los “lineamientos” de un mamotreto que algunos creen digno del Club de Roma o el Consenso de Washington.

 El fruto intelectual de estos cerebros sería presentado en un día histórico: el 23 de enero, en  acto de primera, a todo trapo. Pero dicen que una cosa piensa el burro y otra, muy distinta, los incorregibles Henrique Capriles y Leopoldo López. Estos  aprovecharon el magno evento para lanzar su simbiosis. Al hacerlo, mandaron a mejor vida al programa de la Mud y el esfuerzo cerebral y académico de 400 luminarias. Esa noche, bajo el espíritu unitario, fueron masacrados intelectualmente todos los tecnócratas que en 30 equipos diseñaron la Venezuela post Chávez. Y que conste, el comandante bolivariano no movió un solo dedo en aquel tecnocraticidio, así se lo achaquen ahora. Todo el trabajo lo hizo la propia oposición.

 Rómulo Betancourt era más sincero y menos rimbombante. A los intelectuales y tecnócratas que se las saben todas, los llamaba con ironía anglosajona “egg head”, o sea, tú lo entiendes. En fin, hay un funeral de textos y teorías enterrados el 23 de enero de 2012. Ni los precandidatos agradecieron el esfuerzo,  mucho menos se leyeron el libro de la Mud. Todo eso es premonitorio. Si tienes la certeza de que no vas a ser gobierno, ¿para qué perder el tiempo leyendo un programa sobre eso? Es como una ociosidad, ¿no? Lástima por los  400 tecnócratas masacrados esa noche sin ninguna misericordia.

earlejh@hotmail.com

 P.S: los diputados opositores que no van a las sesiones, luego aparecen en Globovisión diciendo lo que pensaban decirle, de haber ido, a la fracción rojita. Puro parlamentarismo virtual, televisivo, de pantalla.

 


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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