Un partido de gobierno debe conocer con antelación el desenlace (los resultados) de todo evento político o electoral de su adversario.
Los números que los expertos socialistas anunciaron sobre las primarias de la derecha, estuvieron muy por debajo de los votos que esa oposición asegura haber alcanzado. Si los buenos antichavistas dicen la verdad y en efecto sacaron esa cifra, los opinadores rojos erraron garrafalmente.
En caso de que el rival haya “puyado” los resultados, el partido revolucionario debió también saber que ello iba a ocurrir y anticiparlo. Explicar un fraude luego de cometido es un buen ejercicio intelectual, pero no altera sus consecuencias políticas.
Por ahora, frente a unos comicios domésticos de la derecha, eso importa poco. Pero viene el 7 de octubre. No habrá tiempo para explicar a posteriori las trampas del imperio.
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