Sin tapujo: los pueblos también somos culpables

   No hay excusas,  más allá de las que se imponen mediante la fuerza y por una sola vez. Después del hecho, otra imposición, es culpa nuestra. Única y exclusivamente nuestra. Siendo ignorante, siendo preparado, siendo inteligente, siendo bruto. Si una vez acercas las manos a la candela y te quemas.  La segunda vez que veas el fuego te previenes. Eso es asunto de instinto de conservación.

   Que las oligarquías engañen a los pueblos una vez,  con sus mecanismos de propaganda, puede ser justificado. ¿Pero dos veces, tres veces, cuatro veces, por toda la vida? Carajo amigo, no tiene sentido.  Lo que sucede, es que en el fondo,  los pobres, los pueblos, los pendejos, también tenemos el gusano de la avaricia, de la ambición de la estúpida apetencia, de querer ser superior o, tener privilegios por encima de los demás. Pero algo es cierto. Nadie tiene poder si no se le concede, tacita o activamente.

  Basta de tanta hipocresía y de excusar las culpas haciendo a los demás responsables de nuestros errores. Con conciencia, sin conciencia, con estudios, sin estudios, sin preparación, con preparación. Nuestra responsabilidad individual y colectiva con nosotros, con los nuestros, con nuestro entorno, no es asunto de los factores dominantes  y  capitalistas nada más. No, es también responsabilidad individual de cada cual.  ¿Hasta cuando una persona es golpeada, maltratada, vejada: una, dos, cientos de veces por los avaros capitalistas y esas personas ni tan siquiera piensan en alternativas para acabar con semejante maldad? Me pueden dar todas las explicaciones sicológicas, sociológicas, educativas, mentales que quieran. Pero  para mi concepto, lo cierto de todo esto, es que cada quien debe procurarse una solución a sus Asuntos de vivencia, desde todos los aspectos  posibles; aportando algo, aunque sea una grano de arena. Pero eso si. Mientras no se entienda que la solución es colectiva, para beneficio colectivo. No pasará ni cambiará nada.

    Es en este plano (generalizando) que culpa a los que supuestamente nos decimos revolucionarios y con conciencia.  Pues cuando tenemos la oportunidad y el poder de revertir esa macabra realidad.  Primero pensamos en nosotros, en nuestra estabilidad y luego según nuestros pequeños intereses,  tratamos de sacarle provecho a las circunstancias y a nuestras influencias para favorecer a quienes supuestamente son y piensan como nosotros. Por eso existen partidos de izquierda radical, moderada, centro, anárquicos,  sectarios, Trotskistas, marxistas, leninistas, socialistas, comunistas, tendencias y corrientes. etc. etc. de la derecha imperial, no digo nada, por que ese es una realidad malévolamente conocida, pero que sin embargo tiene poder gracias a nuestras pequeñas parcelas de egoísmos y de cegueras. Alguien podría decirme que eso es parte de la diversidad del pensamiento humano.  Pero digo que es una excusa simple. Pues,  si queremos y creemos en el poder popular, debemos supeditar todo nuestro comportamiento y objetivos en pro de la superación colectiva, sin  imponer líneas y conductas diferentes a esa meta.

    No estoy negando con lo anterior, que no existieron, existen y existirán personas que tengan esa verdad tan clara y tan bien comprendidas, al punto que son ellos los que han logrado los pequeños avances (según mi criterio) que hasta hoy hemos logrado socialmente, políticamente y económicamente. Pero eso no basta. El enemigo ha vencido en la imposición del orden existente, en base a la alimentación del ego y de la estupidez de la gula, una gula que se mide según el nivel de idiotez, que tengan las personas, es chica, mediana o muy grande.  El problema radica en que las mayorías somos presos de esa pequeña gula, que hace que los de mediana gula nos usen y nos tengan como sus herramientas de protección a sus poderes.  Estos medianos estúpidos de media gula, son a la vez el vehículo que permite el sostenimiento de los grandes monopolios económicos, de las grandes cadenas capitalistas mundiales, que se presentan en forma de religión, empresas, gobiernos, elites y organización multinacionales.  Y, oh pesar, todo en pro de la satisfacción de una enfermedad de posesión y poder insignificante que nos hace sentir orgullosos en nuestro egoísta interior,  de que existan seres en condiciones mas precarias que nosotros mismos.

    Esa es la razón por la cual el pobre discrimina al pobre, el rico discrimina a pobre y al rico también, para acabar con que el rico es tan infeliz y tan despreciador de la vida y la naturaleza, que se divierte con las guerras, con las muertes y con la pleitesía que los ignorantes le rinden.

   Por eso los adelantos científicos, los inventos tecnológicos, los avances farmacéuticos, la electrónica, etc. Son puestas al servicio de los egoístas y ambiciosos imbéciles, que acumulas inmensas masas de estúpida riqueza, que al final ni ellos, ni sus descendientes podrían disfrutar, menos usar, ni tan siquiera en mil existencias.  Son enfermos mentales que voltean a ver sus chequeras, cuando a su lado alguien muere de mengua, hambre o dolor.

   Ante todo eso pregunto ¿que revolución queremos hacer, para que, con que, como, y con que convicción? De que nos vale dominar todas las teorías escritas y por escribir, si solo sirve para alimentar nuestro ego de eruditos sabios.  Que no sabemos que hacer con nuestra sabiduría. ¿De que me sirve conocer a Marx, Engels, Lenin, Kafka, Mariátegui, Rousseau,  Pitágoras, platón, Smith, Maquiavelo, Jesús, Jehová, La Biblia, el Corán, el Talmud. Si al final los seres humanos que somos iguales, con los mismos órganos, con los mismos amores, dolores , alegrías y sufrimientos, nos destruimos, en vez de aportar para la superación de los demás, intentamos ser diferentes, superiores, mejores y obtener un poder que solo nos infla la estupidez de no ser nada.

    Seguro estas notas pasaran a la  canasta de la basura, igual que muchas mejor redactadas y expresadas pasaron a ser una nada escrita, una simple expresión vacía, vertida en un clima turbio de incomprensión, avaricia e ignorancia. Tan es así que el mayor ignorante es quien topemente las redacta. Perdonen mi grosera intromisión en sus tan importantes asuntos vacios. Solo pretendí desahogar una frustración más en mi precaria existencia. 

javiermonagasmaita@yahoo.es

(*) Abogado Bolivariano




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Javier Del Valle Monagas (*)


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