Crónicas de la era imperial Obama

Del discurso político ideológico al marketing; hipótesis del rol de combate y programa de gobierno de la MUD

Con miras a la campaña electoral venezolana del 7 de Octubre de 2012, en pleno y encubierto desarrollo, los recuerdos vienen como oscuros y gigantescos ventarrones, como la polvareda de fantasmagóricos ejércitos en las sabanas, como huracanes. No puedo estar quieto, hoy como ayer y más que ayer es necesario definir, decir, explicar lo que se ve y se siente, lo que se tiene y se quiere. En abstracción absoluta del trabajo propio, minuto a minuto, es un hilar fino de las ideas políticas, propuestas, programas de gobierno, declaraciones y discursos de los candidatos. En este país de “régimen autoritario y despiadado” es la hora de exponer, con experiencia, inteligencia y mucho tino político: (i) los fundamentos, logros y perspectivas del Estado Socialista del Siglo XXI y (ii) las intenciones opositoras de llegar al poder para luego negar la existencia de las asociaciones políticas y en consecuencia del propio Estado, sustituyéndolo por una meritocracía altamente irracional, antinacionalista e irreverentemente imperialista.

Cuatro años antes, Barack Obama “actual presidente” de los Estados Unidos, irrumpe en la vida política norteamericana y mundial. Un perfecto desconocido al que los medios; radio, prensa, tv y cine, por órdenes del poder económico mundial, llevan al estrellato al mejor estilo Hollywoodense. Sus cualidades o atributos de hombre negro, joven, inteligente, buen orador en el discurso universitario, deportista…son puestas en primer plano y catapultado como el salvador de los Estados Unidos y del mundo. Se le otorga el Premio Nobel de la Paz basado en toda una campaña publicitaria donde Obama trae la paz, el amor, la reconciliación, la atención y solución a los problemas internos y externos que, el monstruoso y despiadado, J.W.B no pudo traer. De igual manera, en estos cuatro años, hemos visto alrededor del planeta como el poder económico mundial ha cambiado o pretende cambiar gobiernos soberanos e independientes, teniendo de brazos propagandísticos a los medios de comunicación; FOX, CNN, BBC, TIME, Al-Jazeera, New Herald, El País,…y como ejecutores a los ejércitos imperiales de EE UU, Inglaterra, España, Francia, Alemania e Italia,  directa o indirectamente a través de grupos mercenarios de Al-Qaeda, catalogados anteriormente como terroristas, y de “paracos”.

Hoy, el panorama electoral en Venezuela no escapa a la influencia de los grandes centros de poder económico y mucho menos de sus medios propagandísticos. Desde los medios europeos, norteamericanos y sudamericanos se perfila una campaña propagandística internacional con la complicidad irrestricta de grandes grupos económicos y de medios de comunicación privados internos. La campaña de propaganda muestra dos vertientes: (i) en la que la política, la ideología, el Gobierno, Chávez y el Estado son los malos de la película. Su poder siempre será usado para el mal y en detrimento de la “libertad” de los individuos por lo cual es necesario el surgimiento de un héroe que lo combata hasta su desaparición física de la faz de la tierra, (ii) el héroe, según los estándares publicitarios y cinematográficos, es un “pobre diablo”, inteligente, sin ideologías, ni complejos, sin pensamiento político manifiesto. Se trata, físicamente, de un joven “alfeñique”, “majunche”, “escuálido”, de cabello “despeinado” y ojos desorbitados, salidos de los sectores más severamente maltratados por el “Estado Omnipotente”, por el “Gobierno opresor y tiránico” o por Chávez; “monstruo de mil cabezas que pretende desde Venezuela dominar al mundo” y contra quien el moderno David, bajo la consigna “amor, paz, libertad y progreso” se enfrenta a muerte. No es de extrañar que en este contexto a Capriles en los días porvenir se le otorgue un premio Nobel, no de paz, ni de literatura desde luego, un premio Príncipe de Asturias o de Hombre del año. Ya Hollywood lo inventará.  

La MUD, con el resultado de sus elecciones primarias, logró mediáticamente, por corto tiempo, un impacto publicitario de mucha trascendencia internacional. Posicionar la idea interna y externa de la derrota definitiva de Chávez. Situación muy delicada, incluso para los partidos políticos de oposición, por cuanto en una campaña signada por el marketing y el impacto mediático “del producto que se vende”, la primera impresión o información que los medios transmitirán será “la victoria de Capriles”, aun cuando no sea verdad. Recuerdo, el 5 de Dic de 1993, a Gilberto Correa decir en VV que: “según PEPSI COLA, Rafael Caldera había ganado las elecciones a Andrés Velásquez”[1]. Lo que venga después serán bravuconadas y arrogancias del “tirano régimen que no quiere perder el poder”.

El mundo interno y externo estará saturado de un discurso anti político, anti Estado, anti partidos, donde David o Superboy se enfrenta sólo al temible, poco conocido y despiadado Lionel Luthor. Donde la arrogancia y el fascismo de un Henrique Capriles el 11 y 12A de 2002 poco importa, donde sus preferencias sexuales, como las de Clinton en su momento o Berlusconi y otros, no son objeto de sanción moral, critica o burla. Donde las estafas a los electores de Colombia, por Uribe, y de EE UU, por Bush hijo, quedaron en el olvido. Un mundo mediático en el que los millones de protestantes en la UE y los EE UU se invisibiliza, así cómo se invisibiliza la destrucción y muerte que los ejércitos de EE UU y la UE llevan sobre los pueblos en una moderna e inmoral colonización del mundo de comienzos del Siglo XXI.


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Felipe Marcano


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