Nuevamente hemos
vivido unos días de zozobra e incertidumbre sobre la salud del Presidente,
cosa sobre la cual se ha creado un manto de misterio y poca transparencia
y que ha mantenido a propios y extraños “al borde de una crisis de
nervios”.
La salud del
Presidente de un país es un asunto público con algún nivel de privacidad,
pero en el caso venezolano y en el entendido de la gran conexión emocional
de un porcentaje importante de la población con el líder, es evidente
que los grados de privacidad deben ser manejados con una mayor coherencia
y pertinencia comunicacional.
Desde el plano
de los escenarios (marco sobre el que queda analizar ya que la incertidumbre
que se ha generado no permite otra cosa), la posibilidad de que esto
sea un manejo comunicacional para (como dice la oposición extrema)
“enervar las pasiones y aglutinar fuerzas en torno a la misión lástima”,
creo importante desmentir la viabilidad de esta “misión”, dado
un contexto donde incluso los voceros comunicacionales de la oposición
ratifican que el estado de salud del Presidente es delicado. Además,
recordemos que en una situación preelectoral muy cercana a los comicios,
esta seria una artimaña contraproducente e inadecuada en un momento
donde el apoyo popular favorece con amplia ventaja la opción del Presidente
Chávez.
Por otra parte,
que el país entero tenga que estar pendiente de lo que digan los adversarios
al proceso para aproximarse a lo que esta pasando en realidad es casi
“un delito contrarevolucionario imperdonable”, que afecta la credibilidad
de todos los voceros oficiales y desmoraliza a quienes permanentemente
dan la cara por lo que creen.
Me inclino a
desear la pronta recuperación de la salud del Presidente, ratificando
cada unas de las expresiones de afecto que se le ha dado a quien ha
permitido dividir la historia democrática venezolana en dos; la democracia
representativa y la actual democracia participativa y protagónica,
pero también estoy seguro que quienes siguen al Presidente como su
líder prefieren a un Chávez vivo que martirizado, y que la necesidad
de su recuperación es un clamor popular, que cuida su salud, la única
vía para lograrlo. Me refiero a esto ya que creo gozar de consenso
cuando afirmo que lo habíamos visto excedido en su quehacer diario,
como si nada hubiese pasado, y esto no es positivo para su salud.
Sin embargo,
creo que es urgente también retomar la discusión sobre lo imprescindible
de su liderazgo, y el error que esto representa para el socialismo bolivariano.
Un proceso socialista no puede depender permanentemente de un hombre,
si realmente queremos hablar de un proyecto a media y largo plazo.
Cada vez que
el Presidente presenta algún inconveniente de salud, la revolución
tambalea porque siente la posibilidad de quedarse huérfana, y para
un proyecto revolucionario eso es un fatal error.
En mi último
escrito he enumerado una serie de elementos que creo pertinente para
asumir el reto del 7O y los mantengo, como un aporte de un simple analista
político que se permite reflexionar sobre estos temas, con el único
interés de que la decisión popular mayoritaria no retroceda.
Por último,
hace casi 8 meses enumeré una serie de escenarios posibles producto
de la enfermedad del Presidente, cito:
“Escenario
a Corto Plazo, se genera una recuperación total de salud del Presidente
Chávez, que da tiempo para consolidar la reunificación de las fuerzas
revolucionarias dispersas y últimamente confrontadas con temas como
el burocratismo, la corrupción, el caso Pérez Becerra, etc. lo que
permitirá reimpulsar las fuerzas electorales hacia una victoria al
2012 con Chávez como candidato indiscutible. Este escenario podría
generar el riesgo de que no se permita entender la magnitud de la dependencia
en torno al líder, y se vuelva a cometer el error de no garantizar
el relevo a mediano o largo plazo de una dirección colectiva, que garantice
la continuidad del proceso revolucionario y socialista, pero se obtendría
la victoria en el 2012.
Escenario a
Mediano Plazo, donde la recuperación del Presidente es más lenta e
incluso dificultosa, lo que pondría en riesgo la posibilidad de que
fuese el candidato para el 2012 o lo fuese a riesgo de su recuperación.
En este escenario sería inevitable pensar en la necesidad de un “bateador
emergente” en el seno del proceso revolucionario, cuya única legitimidad,
como consecuencia del poco tiempo para la formación de una generación
de relevo, estaría basada en ser propuesto por Chávez y legitimado
por las fuerzas revolucionarias para que pueda continuar la gesta unionista
de Chávez en la izquierda venezolana.” (1 de julio, evansnicmer.blogspot.com)
A esto, hoy
podemos incorporar un nuevo escenario:
El Presidente
Chávez, a pesar de su recaída, presenta una franca recuperación,
pero su condición de convalecencia no permite una incorporación 100%
en la campaña, lo que obliga al diseño de una estructura de despliegue
eficaz y eficiente para poder consolidar la maquinaria en torno a la
victoria el 7O.
Pero este escenario
no se logrará si no se prioriza:
- Comprender que la transparencia en cuanto a la salud del Presidente debe ser una prioridad.
- La información de primera mano para quienes dan la cara diariamente por lo que creen.
- La articulación de liderazgos alternos, que permitan mostrar capacidad de relevo y continuidad de un proyecto.
- Generar la corresponsabilidad y legitimación de los liderazgos a nivel municipal, estadal y nacional.
Me disculpan quienes creen que la prioridad es el 7O y no comprenden que esa es una coyuntura en el marco de un proyecto que no sólo se limita a una elección (táctica), ya que sólo ven los árboles, y no el bosque que tienen al frente.
@NicmerEvans
evansnicmer.blogspot.com