En el supuesto negado que Chávez nos dejara, lo cual está si y sólo sí, en las manos de Dios que decidirá si le permite a la ciencia médica encontrar la cura definitiva o enviarle al país una prueba, dura pero superable, con el fin de que se le demuestre al mundo la fortaleza de la Revolución Bolivariana como obra de este hombre, que es uno de esos que no nacen con frecuencia y que por lo general se van jóvenes aun, pero dejan un legado irreversible y que se crece con su recuerdo, sus enseñanzas, su entrega y desprendimiento por los pobres, que es en esencia lo que ha llevado a los grandes a colocar hasta por encima de su vida los intereses más sublimes.
De ello hay ejemplos incuestionables, el de Jesús el primero, Dios hecho hombre hace más de dos mil años y quien entregó su vida para redimir la humanidad; aquí muy cerca de nuestra más próxima intimidad el gran Libertador cuya obra se pierde de vista y está renaciendo, no sólo en los pueblos liberados por su genio sino más allá y ha sido precisamente el hoy Presidente de todos los venezolanos quien se ha encargado de ondear sus banderas y las de Jesús en cuanto de similar tienen por los sagrados principios de la igualdad, la solidaridad, el humanismo y todos los valores positivos que permitan lograr la mayor felicidad espiritual y material de los pueblos,.
Así como Jesús sembró para siempre su doctrina, hoy universal, y nada ha podido destruirla, ni siquiera la manera en que algunos en su nombre se han atrevido a desvirtuarla con sus conducta, sobre todo en las altas jerarquías, así Chávez, guardando, por supuesto, las distancias entre aquel: Dios y este un simple humano que cuál mejor y en perfecta interpretación de su legado, ha utilizado el poder que el pueblo le otorgó, para las mejores causas y lo ha hecho tan bien de palabra y obra, que su legado, así se nos vaya porque el Ser Supremo lo requiere, perdurará por siempre, porque esta vez ha llegado la época de la definitiva independencia que es una resolución que se sale de la voluntad de un solo hombre y se ha convertido en sentimiento de todo un pueblo, al menos de sus grandes mayorías, pues hay que aceptar que como a Cristo y como a Bolívar, a Chávez y su obra le rondan los traidores, los judas, los lacayos, los apatridas que nunca han dejado de existir para representar una lucha del mal contra el bien.
Así que si este hombre excepcional, nos llegase a faltar, en su honor, en su memoria, por su recuerdo, por el amor enorme que él nos inspira, van a sobrar voluntades para elevar las banderas que él ha elevado tan alto, hasta la cima que él tiene como objetivo final,
Sus enemigos lo saben, y están conscientes que este hombre, ha enseñado que este pueblo no es el pueblo de los indispensables, que hay un gran equipo que él formó, que sabrá mantener viva la llama revolucionaria y que en sus manos su obra no se va a perder.
Es el drama de los enemigos de pueblo, representados hoy en uno de sus más conspicuos elementos, un sujeto que ha dejado pruebas de un fascismo de los más puros. de los que se conozcan en leguas a la redonda, y que ungido como ha sido para hacer el papel del diablo en esta batalla, ya ha demostrado sus carencias, no puede ocultar el prontuario que le adorna y lo poca cosa que es, ahora ante Chávez y si Dios dispone otra cosa ante cualquiera que sea el destinado a sustituirle.
Sin embargo hay que tener fe, somos muchos corazones y mentes positivas orando y trasmitiéndole a quien ha llegado a tan profunda conexión con el pueblo, toda la fortaleza posible para que nuevamente salga airoso en esta batalla por la vida, y a pesar de lo que hoy vive, haya sido una prueba más del Altísimo, para que esa conexión y los sentimientos logrados con su pueblo, se amalgamen de tal manera que se hagan invencibles por siempre, para que desde aquí la Revolución Bolivariana irradie como un faro de luz en nuestra Patria y hacia el mundo.
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