Sé que al escribir estas líneas me expongo a ser crucificado, pero siento que para mí es un deber el no callar ante lo que considero un grave error por parte de la dirección revolucionaria y específicamente por parte de los diputados que nos representan en la Asamblea Nacional, en referencia al ceder a la presión de corte populista por parte de una buena parte de la representación sindical, que autoproclamándose revolucionaria solo tienen o ven como norte de su lucha la reivindicación salarial de los trabajadores, sin importarles las consecuencias secundarias que dicha reivindicación cause al desarrollo científico tecnológico de nuestro país. Me refiero específicamente a la pretendida reducción hasta seis horas de la jornada laboral.
En un país como el nuestro que vive económicamente de los vaivenes de los precios del petróleo, es fácil en momentos de auge dar y prometer el “oro y el moro” en forma netamente demagógica y populista, para ganar prebendas políticas y de cualquier otro tipo de parte del proletariado. Voy a eludir el entrar en detalles acerca de la lucha interna sindical por el liderazgo, y los horrores en ella implícita que todos conocemos por la prensa diaria, ya que al hacerlo corro el riesgo de incluir en la misma a sectores sindicales verdaderamente revolucionarios que también existen. Solo quiero referirme al hecho de que no se conoce a ningún país del mundo que haya logrado su independencia económica sin el esfuerzo en algunos casos sobrehumanos de sus trabajadores, y me refiero no solo al mundo regido por el Capital como en el caso de Japón que en menos de medio siglo pasó de la Edad Media a la modernidad, me refiero también y en forma superlativa a la extinta Unión Soviética que gracias al esfuerzo de su población trabajadora legó a la Rusia actual su desarrollo científico industrial, y valgan ambos ejemplos.
Reivindicaciones que con todas sus fallas gozamos en nuestro país, tales como la educación popular gratuita a todos los niveles, el acceso a la atención medica por cualquiera de las vías que van desde los hospitales generales hasta los seguros de salud contractuales que cubren no solo al trabajador si no a toda su familia, las edades de jubilación tempranas en comparación con la mayoría de los demás países del mundo, el promedio de cuarenta o menos horas de trabajo laboral reconocido por las leyes, el aumento salarial anual por decreto presidencial, al parecer no bastan como reivindicaciones laborales, en un país que para independizarse económicamente necesita el esfuerzo sostenido de todos sus habitantes. ¿Cómo se espera que venzamos la inflación si no aumentamos y diversificamos nuestra producción en cantidad suficiente para no depender entera o casi enteramente de las importaciones foráneas?, como sucede actualmente, y con esto no estoy negando como factor coadyuvante a la misma los delitos especulativos del capital privado en el país, lo cual es otro factor que debe ser combatido con todo el peso de la ley. Yo me pregunto, ¿qué pasaría con Venezuela si ante la crisis mundial, los países industrializados del mundo deciden sustituir en forma masiva la energía fósil derivada del petróleo? La tecnología al respecto ya existe, lo que contiene la universalización de su uso es el que además que la adaptación actual de la industria gira en torno al combustible fósil, este aun sigue siendo una fuente más barata de energía que cualquiera de las otras conocidas, pero esto no deja de ser un azar probable de revertir a mediano plazo, dada las necesidades energéticas existentes.
Sin lugar a dudas que las políticas del gobierno Bolivariano para proveer a la población más necesitada de los recursos necesarios para cubrir sus necesidades básicas y las reivindicaciones ganadas en su lucha por la clase trabajadora deben mantenerse, pero necesitamos el sacrificio y el esfuerzo sostenido de todos, para llevar la tecnificación masiva de la producción hasta los niveles necesarios para obtener nuestra independencia económica. Solo al llegar allí, podremos darnos el lujo de reducir al mínimo necesario nuestros horarios laborales.
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