Abordemos la sociopatología de las drogas dentro del capitalismo genocida

En la cumbre de las Américas, mientras reclamamos la invisibilización sostenida del digno pueblo cubano, la agenda oculta avanzará sobre la propuesta que lleva Guatemala, avalada por EE.UU. en reunión en Sotocano, Honduras, para legalizar la industris del narcotráfico.


La OMS (Organización Mundial de la Salud) define  el concepto de droga
como “cualquier sustancia que introducida en nuestro organismo,
produce cambios de conducta”. Aclararía además que no solo produce
cambios de conducta sino que genera adicción, que no son tan solo
sustancias sino actividades las que producen adicción, como el juego y
la apuesta, el Internet y los video juegos, las compras compulsivas,
el comer compulsivo, el sexo y un sin fin de acciones que generan
dependencia. El estudio y definición de la drogadicción siempre se nos
ha enseñado desde el individuo como objeto afectado por sustancias o
situaciones y para nada se remiten los estudios al diagnóstico social.

Los llamados “tratamientos” con los que se aborda la adicción al
alcohol, drogas ilegales o actividades distintas no producen
resultados satisfactores al problema que pretenden resolver. Hay un
tapón epistemológico que no termina de entender que cuando un problema
no lo resuelve la ciencia que lo aborda es porque el problema va más
allá de la misma ciencia con que se pretende resolver. Esto ha abierto
un nuevo concepto de abordaje integral que de forma tímida llama o
invita a terapias alternativas o auxiliares en donde algunas nuevas
visiones se están ensayando.

Yo comenzaré un enfoque sociológico antes que seguir dando toda la
responsabilidad al campo de la sicología y la siquiatría. En la
creencia total de que sin un cambio de visión y de diagnóstico jamás
podremos ponernos a la cabeza del problema y continuaremos siendo lo
que somos: un abordaje con un 80 % de fracasos en las personas
atendidas, que ya basta de achacárselo a la supuesta “enfermedad de la
adicción” y su temible e indoblegable malignidad. Solo ampliando la
visión a un problema más allá de lo biomédico y pudiendo esbozarlo con
una interpretación socio política y económica, podremos allanar el
camino a dar respuestas efectivas y desarmar un mal que ya afecta a un
20 % de la población mundial si contamos que cada persona en adicción,
solo a drogas ilegales, sufren cinco personas más lo que multiplica la
misma cifra que da la OMS de 5 % de personas en consumo al 20 o 25 %
de la población mundial sin tomar dentro de las estadísticas al
porcentaje de afectados por la ingesta de alcohol.

Antes que nada la droga es un negocio. Aquella diferenciación que
construimos al separar la demanda y la oferta, nos aleja de poder
entender el nexo que las interrelaciona. Cabe la pregunta: ¿Hay
demanda porque la ofrecen? ¿o la ofrecen para crear demanda? La
industria del narcotráfico ocupa los primeros puestos en facturación
al lado de la industria de las armas y el petróleo, es un arma
política y en definidas cuentas la caja chica del imperio del capital
por su cualidad de no tener registros fiscales de ningún tipo. Por
tanto todo lo que derive de esta terrible y gigantesca industria es
antes que nada un problema de nuestra sociedad de consumo. Seguir
viendo a la persona consumidora como objeto fundamental del problema
nos difiere de tener soluciones efectivas en nuestras sociedades. Hay
que instituir a la persona como sujeto y no como objeto y hay que
ampliar el campo de “tratamiento” a la sociedad entera, sin este
cambio paradigmático nunca dejaremos de ser inútiles paños calientes
ante el dolor de tantas y tantas familias que pierden seres queridos
destruidos por la esclavitud al consumo o al tráfico de las sustancias
ilegales. De igual manera es necesario abordar el consumo de bebidas
alcohólicas como una patología social que origina la violencia de
nuestra sociedad. México y Colombia, sin dejar afuera al resto de los
países, son un claro ejemplo de cómo se desborda la violencia que
genera la industria de la evasión.

Quien está enferma es la sociedad, sino se cura la sociedad jamás
sanarán sus habitantes, esto es claro. Decir que la sociedad no es
cambiable y que debemos abordar la atención colocando al individuo
como objeto solo producirá lo que hasta ahora ha producido: fracasos
ante el avance avasallador del imperio de los sicotrópicos, el juego y
el alcohol.

Hay que construir una visión sistémica y organicista en los procesos
de atención, no solo debemos generar tratamiento sicológico a las
personas consumidoras y sus familiares que desarrollan coadicción sino
que debemos dar una gran batalla en las comunidades y las escuelas,
sino generamos conciencia de peligro y el daño que produce esta
industria, no saldremos del laberinto.

La televisión es una droga, la moda es una droga, el capitalismo en el
imperio de las drogas. Se educa al ser humano para que sea consumidor
compulsivo e irracional de toda clase de productos basura que crea la
sociedad del dinero y la ganancia avara y desmedida. Solo habrá
avances desde lo cotidiano cuando hagamos un abordaje integral en
donde seamos capaces de crear conciencia y cambios en nuestra
sociedad, en donde estemos insertando a quienes tratamos en nuevos
modelos de sociedad experimentales que generen desde ellos y bajo su
responsabilidad una sociedad con nuevos valores sustentables que en su
crecimiento sean las fortalezas que derroten la sociedad en crisis con
respuestas generadoras de nuevos modelos.

El narcotráfico y el alcohol producen exorbitantes cantidades de
dinero que le dan el poder de comprar impunidad y legalidad, lo que
termina sentenciando a los que   son sus consumidores, es decir a
quienes los enriquecen a cambio de sus vida, en los únicos culpables
castigados por todos.

El imperialismo usa el narcotráfico para descalificar gobiernos
revolucionarios, asi como  usa al terrorismo, pero sabe que las horas
de la ilegalidad deberán abrir paso a la gran industria legal de
decenas de sustancias que grandes laboratorios manejarán para reanimar
sus economías. En la cumbre de las Américas tratarán de unir criterios
para avanzar en la legalización. Defendamos a Cuba y al vez,
respondamos desde el socialismo a esta escalada que bajo el disfraz de
superar el narcotráfico y sus daños, obedece al designio de grandes
transnacionales de laboratorios farmacológicos como MERK o Lily, que
tienen todo listo para dominarnos con la oferta de cocaina, mariguana
y heroina, mas las drogas de diseño. Cuba misma, es el ejemplo de una
sociedad liberada del consumismo, siendo un pais turístico de gran
envergadura, está libre del mercado de las mafias narcotraficantes.
Que sea el ejemplo del gran pueblo cubano la respuesta a la maniobra
que se intentará en la cumbre de las Américas.


*!Viviremos y Venceremos!



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Raúl Bracho


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