Viendo por casualidad un canal colombiano pude enterarme de una noticia que me hizo reflexionar, la misma mostraba cómo después de los graves disturbios protagonizados por estudiantes en los cuales resultaron destrozadas varias estaciones del servicio masivo de transporte conocido como transmilenio y algunos policías y estudiantes heridos, el gobierno colombiano publicó carteles con fotos de los revoltosos, conminándolos a presentarse a las autoridades para responder por sus acciones vandálicas.
Lo importante de la noticia y digno de destacar fue la reacción de muchos de los padres, que sin pensarlo dos veces agarraron a sus hijos y personalmente los llevaron ante la autoridad correspondiente, una actitud plausible, ejemplarizante y digna de un padre o madre que se precie de ejercer autoridad sobre sus hijos y le quiera dar una lección que le sirva para más nunca protestar con violencia y exponer su vida y la de los demás.
Qué bueno fuese, que aquí sucediesen igual las cosas, sobre todo con los llamados “manitas blancas”, muchos de ellos imberbes adolescentes de quienes por el odio que les ha sido inoculado por los medios de la derecha, tienen padres que más bien se sienten orgullosos y los aúpan para que salgan a provocar desordenes generalmente sin medir las consecuencias.
Pero es que aquí tenemos algo que caracteriza a una oposición inconsciente, y es una prensa sin ética, que se regodea con la sangre y la muerte y que es fuente permanente de donde beben muchos de quienes se prestan para hacerle juego a las estrategias de guerra, que van a estar a la orden del día, ahora cuando la campaña electoral está a tiro de escopeta y la desesperación cunde en las filas opositoras ante la incapacidad de un candidato gris, sin discurso y que no despierta interés por lo menos en más del 60 por ciento de los venezolanos.
Esa prensa irresponsable, que fuese elevada al más alto nivel de reconocimiento por los golpistas del 11 de abril, quienes sin empacho afirmaron que si no hubiese sido por los medios, el golpe no hubiese podido cristalizar, así como en esa oportunidad fue beneficiada por la más descarada impunidad, ahora no sólo intenta repetir las recetas sino que de manera explicita dedica diariamente buena parte de sus paginas y sus espacios en TV y radio, a inocular su veneno en sus lectores o seguidores para que con un solo empujoncito, salgan a la calle a querer reeditar situaciones terribles que hemos tenido que vivir los venezolanos.
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