Abril de 2002 no puede ser olvidado, menos aun desvirtuado y transformado en lo que no fue. Que la historia lo recoja con todas sus letras: fue un golpe, un golpe de Estado, un golpe contra un pueblo en marcha que la oligarquía y el pasado quiso frenar, un intento de liquidar la Revolución Bolivariana que marcha camino al Socialismo que estamos construyendo.
Al cumplirse una década del desafío al que respondimos con hidalguía, recordémoslo para reafirmar su validez histórica: el 11 de abril, intento de asesinato de la revolución; el 13 de abril, gesta en la que nuevamente en acción conjunta, pueblo y soldado defendimos lo nuestro y salvamos la República. Pueblo y soldados, una unidad que debe preservarse y cultivarse.
¿Qué ha pasado en los 10 años que han pasado? En los 3.650 días transcurridos ha habido, en general, un avance en el camino de la Revolución. Una fotografía que nos muestre abril 2002 y abril 2012 nos permitirá sentenciar avance en la ruta de la Revolución. Por el contrario, si viéramos una película de los 120 meses recorridos, se confirmaría avance del proceso, pero se observarían detalles, escenas de aciertos así como de fracasos y errores. A una década de abril de 2002 debemos hacer balance, alegrarnos y celebrar por lo bueno, y alertar sobre las fallas y errores.
¿Qué me preocupa de nuestra Revolución en marcha? Muchas cosas. Solo voy a referirme a cuatro de las más gruesas: no hemos formado al nuevo hombre y mujer socialistas; hay Caballos de Troya en el proceso que lejos de ayudar en la construcción del Socialismo solo juega a enquistarse en los cargos de responsabilidad que le entregamos como pueblo; numerosos dirigentes de la Revolución y del PSUV juegan adelantado, y en cuarto lugar, dejamos solo al Comandante Presidente en la tarea de empujar la carreta.
Mientras no formemos el hombre nuevo, no podemos construir la nueva sociedad; como tantas veces hemos dicho y repetido, no hay socialismo sin hombres y mujeres socialistas, no hay revolución sin hombres revolucionados, ni cambio sin seres cambiados. Formar para la Revolución implica cambio de valores, amar la solidaridad y el esfuerzo conjunto, desprendernos de individualismos y yoísmos para entender que este es un proceso de todos y para todos.
Otras veces he alertado, hoy lo reitero, Caballos de Troya en la Revolución (http://www.aporrea.org/ideologia/a83887.html), personas infiltradas que no sirven a la revolución, sino que se sirve de ella, en su propio provecho. Detectarlas y colocarlas al margen, sobre todo dejarlas de lado en los niveles de conducción, resulta imprescindible. Ojo pela’o, esto es un alerta importante que debe ser atendida, particularmente, por la Dirección Nacional del PSUV, herramienta política de la Revolución.
Me preocupa profundamente ver -como todos vemos- a dirigentes del Partido Socialista Unido de Venezuela jugando adelantado, diríamos jugando su propio juego, sin importarle el concierto necesario que debe producirse para alcanzar los resultados. Muchas veces ese juego es económico, camaradas que se han convertido en Los Pitillos de La Revolución (http://www.aporrea.org/actualidad/a46693.html) y vemos surgir nuevos ricos que desde que adquirieron el cargo se están chupando el proceso bajo la mirada complacientes de altos funcionarios y de altos dirigentes del PSUV que quieren convertir el proyecto socialista en una Sociedad de cómplices, a la par que mueren antiguos luchadores. Hay mucha gente con agenda propia, trabajando por sus carguitos, por sus candidaturas, por alcanzar sus objetivos particulares sin importarle un pepino las metas más urgentes y perentorias del proceso. Por ejemplo, hoy nos estamos jugando el destino de la Revolución, si perdemos el 7 de octubre, ¿de qué valdrían las elecciones de gobernadores de diciembre o las de alcaldes de abril próximo? Primero es lunes que martes, dejemos ahora el resto respaldando el esfuerzo común.
En cuarto lugar, muchas veces veo al Comandante Presidente como si él solo estuviera empujando la carreta. Lo dejamos solo en las iniciativas, solo en la conducción, solo en el trabajo efectivo y productivo. Es lógico preguntarse, por qué no todos los ministros, directivos y ejecutivos del gobierno asumen a plenitud sus tareas con iniciativa y gana. Lo mismo podríamos preguntarnos acerca de la máxima dirigencia del PSUV. Hugo Chávez Frías es el inspirador y líder de la Revolución, pero no el único revolucionario, no debemos dejarlo solo en el proceso de construir el Socialismo.
A una década de abril de 2002 tienen plena cabida los análisis, las reflexiones, individuales y colectivas, así como las rectificaciones necesarias. Si no lo hacemos, el golpismo podría estar en nosotros mismos al dejar caer la Revolución. Tomemos conciencia, o Construimos el Socialismo o nos enquistamos en el poder.
cesar.dorta62@gmail.com
* Luchador social y político