“…Los grupos más destacados que se han sumado al 15-M son parados de larga duración, trabajadores precarios, profesionales que buscan su primer empleo, inmigrantes sin papeles, intelectuales y sectores medios pauperizados. Muchos de ellos han perdido su trabajo, sufren despidos, recortes en las prestaciones sociales y se ven abocados a un futuro incierto, Sin ahorros, no pueden pagar los préstamos, las hipotecas ni acceder al crédito. Así ven cómo los bancos se quedan con sus viviendas, generalizándose los desahucios.”
Quien compra una vivienda hoy, la adquiere 45% menos del valor de hace 5 años, y en 3 años más valdrá 60% menos de lo que valen hoy, la burbuja hipotecaria ha fabricado viviendas para las próximas dos generaciones de españoles, pero hoy nadie puede comprarlas, y aún menos pagarlas, por lo que los bancos ahora son grandes inmobiliarias que han invertido en bienes que nadie puede adquirir.
España, durante los gobierno de Aznar y Zapatero, han comprometido una deuda externa impagable, y ya en las calles de Madrid, la pobreza, la indigencia y la tristeza toman su espacio y se apoderan de la rabia de una España donde el pobre es más pobre, y el rico aún más rico. En su televisión la discusión se centra en si han pasado de ser “nuevos ricos” a “nuevos pobres”, he inteligentemente alguien razona diciendo que lo peor es que nunca fueron “nuevos ricos” porque para serlo debían poseer lo que mal se gastaron, pero la realidad es que todo lo que se gastaron ahora lo deben, fue una gran burbuja crediticia.
Y para completar, Bankia, el cuarto banco del país, dueño de las fabulosas torres Kia, orgullo de Madrid, ha sido nacionalizado, sí, como han leído, nacionalizada por el gobierno de Rajoy, al mejor estilo de los “lideres del tercer mundo”, mundo que desprecian, pero “…se parece tanto a mi”, dice una canción de Juan Gabriel.
Los “indignados”, título mediático que fue reivindicado por Stéphane Hessel y Edgar Morin, aparecen con frases, agitaciones y consignas: “Democracia, me gustas porque estás como ausente”, “No falta dinero. Sobran ladrones”, “No es una crisis, es una estafa”, “No somos antisistemas, el sistema es antinosotros”, “Manos arriba, esto es un contrato”.
En un texto optimista, “El Camino de la esperanza”, Stéphane Hessel y Edgar Morin, dos de lo más connotados intelectuales franceses de la contemporaneidad afirman sobre los indignados y Europa que:
“Nuestra carrera hacia el abismo ya ha suscitado en diversos puntos del planeta situaciones explosivas que explican y justifican la proliferación geográfica del movimiento de los indignados. El aumento de las desigualdades, el cinismo insolente de la corrupción, un paro endémico, he aquí algunos de los puntos comunes en el seno de los contestatarios de la primavera árabe, los indignados de España y Grecia, de Israel y Chile, los disturbios de Londres y de las grandes ciudades inglesas, los manifestantes israelíes y los levantamiento indios.
Tomemos conciencia del momento dramático que vivimos como especia humana, de sus ambivalencias, de los riesgos y peligros, pero también de las oportunidades”. (2012)
En Venezuela, la oportunidad de no reproducir esta crisis está muy clara, el modelo español del Partido Popular es la guía de Capriles, y la agenda de “todos los viernes una nueva medida” para “sanear” la economía sería el patrón ha seguir por quien se deja orientar por más capitalismo para curar las heridas del capitalismo.
Sólo Chávez representa un camino alterno en Venezuela y el mundo, por ello ante tanta idiotez capitalista mundial:¡Indignaos! y ¡Comprometeos!
@NicmerEvans