Más de dos años le llevo a la MUD ponerse de acuerdo en torno al tipo de tarjeta, que habrían de presentar en el proceso electoral del 7 de octubre, próximo.
Tiempo que hace pensar que la discusión sobre la misma, no era sobre el carácter semántico de los términos unitaria y única; ni era un problema estético, determinado por la ubicación de cada partido en la tarjeta única. Si hubiera sido así, la hubieran despachado de manera rápida.
La discusión tenía como razón de fondo: la sobrevivencia de la mayoría de partidos políticos que conforman la MUD. Asumir una tarjeta única permitiría que, en dicho proceso electoral, estos no se contaran de manera individual, por lo que, el número de votos obtenidos por el candidato de la alianza, sería de todos; como se sabe, solo Primero Justicia y Podemos, estuvieron en desacuerdo con la tarjeta única.
Por muchos argumentos que estos esgrimieran a favor de la tarjeta única, por ejemplo, de que ella “sería garantía para captar el voto de los independientes, los llamados ni-ni y de los chavistas descontentos”; de que constituía el método "más inteligente" y que tenía "la virtud de concentrar el voto opositor"; que era "una estrategia con criterio de éxito político orientada al triunfo de Henrique Capriles Randoski, posicionando su candidatura en los sectores independientes, los llamados ni-ni, y todos aquellos que regresan del deslave chavista, agotados del populismo y la oferta engañosa del candidato eterno"; nada significó que se dijera que ella "aligera el tarjetón y agiliza las cosas. La tarjeta única es una expresión inequívoca que transmite unidad"; no valió el argumento de que, con la tarjeta única, se “estaría potenciando la verdadera unidad nacional, con lo cual estaríamos en una situación privilegiada el próximo 7 de octubre, dejando de lado los intereses partidistas particulares y dando un ejemplo de que estamos verdaderamente dispuestos a hacer todo lo necesario para avanzar en el cambio político necesario para Venezuela”; ni lo expresado por ese animal político llamado Henry Ramos Allup, y no lo llamamos así en términos metafóricos, sino en el estricto sentido de la zoología política, de que “la única es una necesidad y no un capricho”.
Primero Justicia y su candidato Capriles Radonski, haciendo gala de su soberbia, de su conducta antidemocrática, del profundo desprecio que sienten por sus aliados, hizo caso omiso de dichos argumentos. A Ramón Guillermo Aveledo, otrora “hombre consenso”, por tanto “mandamás” en la MUD, ni bola le pararon.
¿Y saben ustedes porqué?, porque, no tienen ninguna intención de “revivir muertos”. Revisaron las últimas encuestas y llegaron a la conclusión que, ellos como partido, pueden capitalizar el 31% de los venezolanos, que según Hinterlaces, está descontento con la gestión del Presidente Chávez; analizaron el hecho de que, según la misma firma encuestadora, el 71% de nuestros compatriotas cree que el Presidente Chávez se recuperará de su enfermedad y ganará las elecciones con más del 53% de los votos; revisaron –una vez más-, los resultados de sus elecciones primarias y volvieron a plantearse que Primero Justicia debe constituirse en el partido hegemónico de la oposición; llegaron a la conclusión de que, los demás partidos de la MUD son unos “cascarones”, como los llaman en privado y –por tanto-, consideran que no tiene ningún sentido oxigenarlos con la tarjeta única.
Saben que el 7 de octubre su candidato perderá con el Presidente Hugo Chávez, por tanto, apuestan para después de dicho proceso. Su estrategia la diseñan en función de convertirse en los únicos competidores del PSUV. Actuaron a lo Jalisco, se inspiraron en el dicho de que: “quien paga los mariachi, escoge las canciones”.
Profesor ULA
npinedaprada@gmail.com