No creo equivocarme, si afirmo que la Asociación Civil Súmate representa en alto grado los intereses del caos. No hay que profundizar en el conocimiento sino en los hechos para comprobar que paso a paso y golpe a golpe, esta asociación conspira contra la democracia y la estabilidad política en Venezuela.
Desde su fundación en julio de 2002, ya se perfilaba como una organización desgarrada de la realidad, de rostro desfigurado que la obligaba a enmascararse y dispuesta a patear y fracturar la médula espinal del sistema político venezolano. Esos deseos salvajes, terribles, fuera de toda norma democrática, les lleva a asumir un comportamiento irracional: “aliarse con los asesinos de la democracia” y plantear el escenario del caos. En su certeza de lo absurdo, se empeñan perversamente en querer desmantelar las estructuras del nuevo estado que surgió precisamente para sustituir al viejo estado puntofijista, que murió agonizando y sumido en una profunda pena moral por haber permitido que los disolutos liderazgos de la cuarta república prostituyeran la democracia.
Bajos esos signos y con sueños engañosos y babosos, los “sumatecos” dieron sus primeros pasos. Se lanzaron a las aguas profundas y fueron arrastrados por las corrientes perversas hasta el lago de la flema, para juntarse finalmente con el monstruo y los duendecillos. El monstruo viene representado por el imperio yanqui y, los duendecillos por los agotados liderazgos y disminuidos partidos del huerto de la guanábana. Son esos mismos partidos los que ahora deambulan de aquí y de allá, pidiendo espacios para no morir ahogados por las aguas venidas del lago de la flema.
Durante un tiempo anduvieron navegando en la coraza de la llamada Coordinadora Democrática, donde corsarios y piratas se repartían imaginariamente el poder. Juntos asestaron duros golpes contra la institucionalidad, pero que el pueblo y el gobierno supieron sortear y resistir. Al final la coraza se desintegró. De toda su variopinta tripulación, algunos andan huyendo, otros juzgados por la justicia y unos terceros que ya tienen cara de reos.
Como vemos toda una tragedia, todo un drama. Se desintegró la estructura donde confluían las fuerzas del mal. Ahora parece tomar auge una organización y qué de ciudadanos, cuyo norte supuestamente es salvar a la democracia. De verdad, ¿será ese su objetivo fundamental? La duda me asalta y de inmediato surgen otras interrogantes: ¿Salvar la democracia?, ¿qué y cuáles intereses defienden?, ¿quién los financia?, ¿de quien reciben ordenes?
Intentando acercarme a un tipo de respuesta, asumo entonces que, por querer salvar la democracia algunos directivos de esa organización ahora son investigados en relación al golpe de estado del 2002. Por querer salvar a la democracia han apoyado abiertamente a los sectores opositores que conspiran contra el gobierno. Por querer salvar a la democracia se venden al mejor postor y se arrodillan ante las fuerzas del imperio. Esa es su verdad. No representan a ningún venezolano, sino a las fuerzas del caos.
*Politólogo.
eduardojm51@hotmail.com