Los tiempos históricos cruzaron caminos y se juntaron rebeliones; un pueblo hecho soldado, llevaba en sus pulmones el legado libertario hecho palabra: un “Por ahora” salió a los cuatro vientos a galopar sin fronteras por los caminos por donde transitaban engrillados los pobres de la tierra, dominados por los “grandes cacaos”, armándolos de voz y esperanzas.
Se juntó la utopía con centenares de soldados del pueblo que empuñaban las banderas bolivarianas de independencia, soberanía, igualdad y justicia social. Después de la batalla, en la incertidumbre de una rebelión derrotada, ¡insólito!, emergió la valentía de un líder que daba la cara ante los medios y se responsabilizaba por la hazaña y con el compromiso, el coraje del “Por ahora”, surcaba la historia de Venezuela y sembraba semillas de revolución.
Definitivamente, esta revolución tiene su génesis histórica en la artillería del pensamiento y la acción de nuestros libertadores, y más recientemente –200 años después–, con renovados bríos (4 de febrero de 1992) se encendió la mecha de rebeldía cuando a través de los medios de comunicación un Hombre –pueblo uniformado– se expresaba y millones de hombres y mujeres expectantes daban su aliento.
El pueblo combatiente tomó las sendas de la rebeldía y la revolución, su voz más nunca fue callada. Nuestro ejemplo, hoy tiene a otros pueblos de Nuestra América y el mundo luchando pacíficamente por el Socialismo.
Atrás quedan los días aciagos en que el engaño se imponía, cuando las voces impostoras silenciaban los gritos libertarios de los pueblos, en que los inquisidores del pensamiento y las palabras ahogaban las ideas, censuraban esperanzas y ultimaban utopías.
Convirtamos el 7 de octubre, en la rebelión del pueblo –un homenaje al “Por ahora”–, ese debe ser el sentimiento. ¡El feeling 7-0!
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