Esto lo aclaro de principio ya que formalmente no tengo por qué celebrar el día del periodista, pero de oficio lo celebro con mucha alegría, ya que estoy seguro de cumplir cabalmente con la función pública de comunicar con ética.
Sin embargo, creo importante aclarar que si bien soy un hombre comprometido con el chavismo, esto de ninguna manera afecta la credibilidad de mis argumentaciones así como el ser de oposición no desmerita ser un periodista serio, lo que si lo desmerita en nuestros tiempos es pretender ser un periodista “objetivo”, ya que ninguno de los periodistas de nuestro país es imparcial, lo que si puede es ser sistemático, investigador, veraz, militante de sus principios pero con bases argumentativas, en pocas palabras: Un periodista subjetivo con excelente capacidad de ser validado socialmente por su ética profesional.
Toda esta previa reflexión ha sido provocada por un asiduo lector de mis columnas: Juan Andrés Sánchez Gallardo, guayanes de 81 años, quien a través del correo electrónico ha pretendido hábilmente provocarme con una pregunta: ¿Cuáles considera usted son las fallas y aciertos en la guerra contra los medios privados del Presidente Chávez?
Mi estimado “amigo virtual” Juan Andrés, de primera mano te respondo que la guerra no es contra los medios privados, la guerra del Presidente Chávez es contra la inmoralidad, el palangrismo y la miseria en el oficio del periodismo venezolano de algunos pequeños sectores asociados a los medios privados y algunas veces también al público.
El periodismo es una profesión u oficio de una muy alta responsabilidad, por que así como el médico tiene en sus manos la vida física, el periodista tiene en sus manos la vida espiritual, moral y física de una sociedad. Una información tergiversada y manipulada puede causar un caos social, puede derrocar un gobierno o puede acabar con la dignidad de un ser humano, y muchos saben de ese poder y lo usan para el mal.
Un ejemplo de ello es como se ha manejado en medios nacionales y extranjeros el asunto de la enfermedad del presidente. Seudo periodistas como Nelson Bocaranda, que entre medias mentiras y medias verdades, al “pegarla” una sola vez, se ha erigido como el “ministro de comunicación del desastre” en cuanto a la necesidad que tiene la oposición de matar todos los días al presidente, convirtiendo un asunto de conmoción nacional en un gran negocio personal.
Pero él no es el único mal ejemplo del ejercicio del periodismo, algunos periodistas dueños de medios y corresponsales extranjeros radicados en el país, con evidentes sesgos, saña y perfidia pretenden hacer notas “equilibradas” donde de seis voces consultadas 5 son “politólogos” y 1 es un “politólogo chavista” o afecto al oficialismo, como si los otros 5 fuesen objetivos, asépticos y verdaderamente “politólogos” y el otro: el “chavista”, no fuese tan profesional como el resto. Así pretenden erigirse como “defensores de la verdad”.
Es así Juan, como la lucha es fundamentalmente por la ética profesional, porque también pasa del lado de algunos medios oficiales, porque el problema no es el medio, si no el periodismo que esta dispuesto hacer el periodista. En nuestros medios la negación a la crítica propositiva a veces está presente, por lo que algunos comunicadores practican el ocultamiento o tergiversación de cosas que después el mismo presidente tiene que salir denunciando o exigiendo que se denuncien.
Mi querido Juan, tu con tus 81 años seguro has visto más agua pasar por este río que yo con 37, por lo que me siento honrado por tu pregunta, y ante ella concluyo que nuestras fallas y aciertos están en lo ético, y ahí es donde aún nos falta mucho por trabajar, en función del compromiso con nuestro país y el proyecto socialista y bolivariano que acompañamos, un abrazo mi “amigo virtual”.
@NicmerEvans