¿Por qué el Poder Popular no se hace sentir plenamente en América?, ¿por qué el Poder Popular no se concreta cabalmente en nuestros Estados, ni siquiera logra plenitud en los países inspirados y conducidos por socialistas comprometidos? Por supuesto que son múltiples las respuestas, y que las manos invisibles y reales del imperialismo y la burguesía ocupan primera fila. No obstante enfoquemos solo tres aspectos de los muchos relevantes: la falta de voluntad real de numerosos gobernantes a ceder espacios y recursos, la falta de educación socialista para asumir el Poder Popular, y la no articulación del trabajo de nuestras organizaciones.
Con el mismo título de este artículo, "Hacer Realidad el Poder Popular", presenté mi ponencia ante la Comisión de Movimientos Sociales y Poder Popular, la cual tuve el honor de integrar como delegado elegido por la Dirección Nacional del PSUV, representante de Guarenas, estado Miranda. Presenté y discutimos la ponencia en la dinámica y bien caliente Comisión coordinada por Ulises Daal del PSUV-Venezuela; Renato Simoes, del Partido de los Trabajadores – Brasil; Carlos Fonseca, del Frente Sandinista de Liberación Nacional - Nicaragua y Ariel Navarro, de Libres del Sur - Argentina.
Acuso de frente y sin mirar atrás a los cuadros de dirección y administración regional y local de nuestros países, de no desconcentrar el poder para hacerlo llegar a la gente, al pueblo mismo del que emana el poder.
Permítanme recordar el caso venezolano que bien conozco. El Poder Popular está consagrado en nuestra Constitución como República, a partir de la concepción humanista y socialista del Comandante Presidente Hugo Chávez, quien se empeñó en que quedara escrito en nuestra Carta Magna, y quien hace todo a su alcance por la desconcentración del poder y de los recursos, para que el pueblo juegue el rol protagónico que le corresponde. Pero, de otro lado, la inmensa mayoría de los gobernadores y alcaldes -incluidos en ciertos casos algunos que se dicen socialistas- no hacen nada por trasladar el poder al pueblo.
La falta de formación y capacitación del pueblo para asumir su rol protagónico, para conducir su propio destino, nos obliga a actuar. Tenemos que formar al nuevo hombre. De otro lado, la ausencia de coordinación y articulación de nuestras organizaciones, en cada uno de los países, niega nuestra acción efectiva a favor del Poder Popular. Del mismo modo es indispensable la articulación internacional, lo que pone de relieve la importancia de este XVIII Encuentro del Foro de Sao Paulo.
Propusimos, y así fue acogido, efectuar acciones de presión para que gobernadores y alcaldes transiten el camino de la desconcentración del poder. Propusimos actividades específicas para formar conciencia y capacitar líderes y gerentes populares; hacer realidad la autogestión de los servicios públicos de parte de las comunidades, y activar el aparato productivo en manos de las comunas y de las empresas comunitarias.
Por último, es indispensable y requisito insustituible, la articulación que debe darse entre los partidos políticos y los movimientos sociales comprometidos con la nueva sociedad, para alcanzar el Poder Popular. Que cada quien tenga su especifidad y ejercite su propia identidad, pero empujando todos la misma carreta y en el mismo sentido.
Cierra mi ponencia una Proposición concreta: "Que al XIX Encuentro del Foro de Sao Paulo todos los países presenten sus equipos nacionales de articulación debidamente constituidos. Que en lo posible hayan instalado los respectivos equipos de coordinación en el 50% de sus entidades regionales. Que por lo menos en una cuarta parte de los entes municipales se haya puesto en marcha la articulación correspondiente".
Sao Paulo nos deja y nos dejará importantes reflexiones y planes para el avance del Socialismo en América. La nueva independencia está en marcha, ahora se llama Poder Popular.
* Luchador social y político