El suceso de La Vega del pasado 7 de julio es sólo una muestra de lo que están dispuestos a hacer, pero también es muestra de la vulnerabilidad del proceso ante los focos extremistas que terminan jugando a favor de la oposición, queriendo o sin querer.
Estamos en campaña electoral, y a diferencia de momentos muy tensos de la historia de la revolución bolivariana, en donde la lucha incluso era territorial, en este momento tanto la oposición, como el gobierno están jugando con unas reglas reconocidas en conjunto, gústele o no le guste a quien sea.
Las reglas establecen que cada quien busca los votos necesarios para ganar, y para ello debe moverse a donde lo crea necesario, y tanto el chavismo como la oposición tienen el derecho. Pero ese derecho se vulnera cuando una de las partes trata de evitar que esto suceda o el otro pretende provocar un evento que manche el proceso reconocido por las dos partes.
Creo que en La Vega sucedieron estas dos cosas. Por una parte, un candidato de oposición que va a la combativa parroquia La Vega, con funcionarios de la Policía de Chacao y la Policía de Miranda, armados ilegalmente fuera de su jurisdicción, utilizándolas como guardias pretorianas, y por otra parte un sector de la militancia mal conducida por algunos liderazgos locales, que torpemente, en nombre de la defensa de la revolución, confundieron el compromiso revolucionario con la tentación de caer en la provocación y el juego de la victimización del oponente.
Capriles fue a La Vega con brigadas motorizadas tarifadas y funcionarios armados, rodeado de gente ajena a La Vega. El tenía el derecho a ir, pero estas condiciones provocaron erróneamente la salida de la comunidad en defensa de los que ellos piensan es su dignidad, sin embargo, cayeron en el juego de servir el escenario para que Capriles y su combo fueran noticia nacional e internacional.
¿Qué hubiese pasado si Capriles no hubiese tenido impedimento para entrar a La Vega?, dos cosas hubiesen ocurrido: 1. No logra movilizar a la gente esperada y se hubiese demostrado su poca popularidad en el sector, 2. Dentro de su agenda de la violencia, hubiesen pretendido generar una acción desestabilizadora, pero ante el hecho de no tener contra quien hacerla, su movilización en el sector hubiese pasado desapercibida.
Sin embargo, con lo que pasó se demostraron tres cosas:
1. La Policía Nacional Bolivariana actuó de manera eficiente, al impedir una posible confrontación entre las partes. La PNB no impidió la entrada de Capriles a La Vega, más bien detuvo un posible hecho de violencia que tenía la intención de desembocar en muerte, ya que se incautaron dos armas de fuego provenientes del sector opositor, plenamente identificadas, dentro un conjunto de personas que en la movilización del candidato de la oposición, tenían una segunda intención.
2. La oposición está buscando, en La Vega o en cualquier parte, generar un “fenómeno Atocha” que revierta la inminente derrota electoral. Lo que implica entregar sus acciones de calle a los extremistas de manera conciente y premeditada.
3. Las bases del proceso revolucionario pueden estar cayendo torpemente en el juego de servir la mesa para que el “fenómeno Atocha” de Capriles se pueda dar.
Una evidencia de que la movilización de la gente de La Vega en rechazo a Capriles no tuvo una directriz del PSUV ni del alto gobierno, fueron mensajes por Twitter como la del diputado Carlos Sierra que expresó temprano:
“El llamado a la militancia Nuestra de la Vega es no Caer en Provocaciones! La Derecha quiere tener Argumentos para seguir Montando su Show!”
“La PNB esta evitando q se genere un Conflicto entre los Partidarios de Capriles y los Compatriotas de la Vega! Ahora Montan Show Mediático”
O la de Diosdado al afirmar que:
“Hoy en la Vega la burguesía quería aplicar la misma receta que en Cotiza, agredir al pueblo, no pudieron ni podrán volver a agredirlos.”
Al final, la reflexión que queda de mi parte es que el candidato de la oposición, puede ir en moto o bicicleta a donde quiera, y en campaña electoral eso no puede ser interrumpida por nadie, al menos que pretenda alterar el orden público, y la responsabilidad de las fuerzas revolucionarias debe ser demostrar que este candidato no tiene fuerza alguna para lograr captar votos. Interrumpir su desplazamiento es mostrar debilidad de la revolución, dejarlo mover es permitir dejar en evidencia su bajo nivel de fuerza. Pero si él se mueve con intenciones violentas, la PNB deberá impedir que esto suceda, sea donde sea, sin dejar que se victimice y desmontar la mentira.
@NicmerEvans