La tendencia electoral - al parecer irreversible- favorable a la reelección presidencial de nuestro Comandante Presidente Hugo Chávez hoy, a escasos dos meses y 11 días de la jornada electoral del 7 de Octubre de 2012, ha puesto temblar los esfínteres de las oligarquías imperiales y de la derecha endógena venezolana que apoya al candidato Henrique Capríles.
De ese miedo a tener que vivir un largo futuro con Chávez, se origina la virulenta campaña mediática, internacional y nacional, desatada contra el Comandante Presidente Chávez y contra los venezolanos en general, acusándonos de colaborar con Iran en la construcción de un arma nuclear y de enviar miles de toneladas de droga a los Estados Unidos. Para desvirtuar esa matriz mediática, debemos decir que la poderosa industria nuclear iraní no necesita ni de nuestro dinero ni de nuestros casi inexistentes recursos científicos y tecnológicos en el ámbito de la medicina nuclear. En segundo lugar, las nombradas miles de toneladas de cocaína se exportan desde Colombia, el mayor productor del mundo, principalmente hacia Guatemala y México vía la costa del Pacifico, utilizando aviones, lanchas rápidas, submarinos artesanales construidos en aquel país, etc,, Desde México los diversos carteles de la droga la envían a sus distribuidores en los carteles gringos que la venden al mayor y al detal en los Estados Unidos. Los capitales que produce la comercialización de la droga en los Estados Unidos, son lavados en bancos de gran reputación en Wall Street y luego enviados a México electrónicamente a través de otros bancos locales, en camiones blindados de transportistas gringos que atraviesan sin problemas los pasos fronterizos o bajo las forma de armamento sofisticado que va a engrosar el arsenal de los carteles mexicanos de la droga.
El gobierno bolivariano de Venezuela esta asestando duros golpes a los narcos que transitan la droga por nuestro territorio para enviarla –principalmente- al mercado europeo vía las Antillas. No es casualidad que capos sometidos a la justicia como Makled, tuviesen su base de distribución alrededor de la ciudad de Valencia, desde cuyos estratégicos puertos y aeropuertos internacionales, privados o clandestinos se comercializaban y distribuian cantidades apreciables de narcóticos y se lavaban grandes capitales a través de empresas comerciales de fachada legal.
La campaña de intimidación mediática nacional e internacional, se complementa con la inducción de terror, miedo e inseguridad sobre el futuro en la mente de los venezolanos, vía los ataques al Consejo Nacional Electoral, la negativa de Capriles Radonsky a firmar el acuerdo electoral que promueve la paz del proceso comicial, la violencia física contra los periodistas de los medios públicos y contra los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela que apoya la candidatura del Presidente Chávez, la campaña necrofílica contra el Comandante, los sabotajes cometidos contra las instalaciones del servicio de luz eléctrica, contra el sistema del Metro y, particularmente, la utilización del espantajo de Uribe Vélez y sus mercenarios paramilitares para atemorizar –sobre todo- a los votantes colombo venezolanos-bolivarianos que huyeron hacia Venezuela para escapar de la violencia genocida promovida en Colombia por el Capo Uribe. Toda esa campaña terrorista tiene como finalidad neutralizar parte del voto chavista. Algo similar a la campaña de terror que organizó el Imperio en Nicaragua contra la Revolución Sandinista, para promover, finalmente, el triunfo de la candidata de la derecha, Violeta Chamorro.
Como explico en un libro que está siendo editado por el Banco Central, Del Capitalismo al Socialismo, el Imperialismo adopta medidas preventivas contra el futuro, utilizando el miedo como mecanismo de dominación, proceso que se denomina “movilización por miedo anticipado”. Como medida ofensiva, la Revolución tiene que promover la movilización nacionalista como práctica social antiimperialista, movilizar el pueblo contra el pasado capitalista, movilizando el presente y el futuro del pueblo venezolano que apunta hacia el logro de una sociedad socialista jústa , como garantía de la victoria final sobre la injusticia y el odio de clase capitalista que pregonan los que apoyan al candidato de la derecha Capriles Radonsky.
La movilización ideológica tiene un carácter existencial que se apoya a su vez en la movilización de la subjetividad, de la conciencia revolucionaria de las mujeres y hombres comprometid@s con el Socialismo. Para lograr este objetivo es necesaria una política cultural revolucionaria dirigida a promover y consolidar en los colectivos sociales una ideología, un imaginario revolucionario que se concrete -a su vez- en una conciencia de clase sin la cual los asalariados se deshumanizan y zozobran en el pragmatismo, pierden la conciencia social y política sobre la necesidad de resolver los problemas colectivos que retardan o impiden el desarrollo soberano de su nación y de su clase social.
El mejoramiento y la resolución definitiva de las carencias que limitan la calidad de la vida material de los pueblos, proceso que impacta las dimensiones culturales que conforman la subjetividad de los colectivos sociales, son acciones directas e inmediatas que tienen la mayor urgencia e importancia, son una condición necesaria para construir el socialismo pero no son la meta final del mismo.
En Venezuela las diferentes misiones sociales han resuelto en 13 años buena parte de las graves carencias culturales, sociales y económicas heredadas de la IV Republica y del Estado liberal burgués instalado en 1830 por la oligarquía venezolana. Este extraordinario logro social y humanista se debe contrastar con la debacle social provocada por el capitalismo neoliberal en Europa, particularmente en España, cuyo “milagro español” nos vendió la derecha fascista como un modelo a seguir para lograr el “desarrollo capitalista” y justificar de paso su intervención en el golpe de Estado de 2002 organizado por nuestra derecha fascista contra el Presidente Chávez, en el cual participaron activamente Henrique Capriles Radonsky y Leopoldo López.
Es necesario recalcar al pueblo venezolano, que el sistema hegemónico de dominación capitalista esta herido de muerte por sus propios errores. Promover la hiperconcentracion de riqueza en manos de una minoría que representa el 1% de la sociedad, condenando al 99% restante a una vida de miseria sin esperanza, signada por la angustia, el hambre, la ignorancia y la violencia policial, sola servirá para acelerar el proceso revolucionario anticapitalista mundial.
Como decía una estrofa de aquella vieja canción revolucionaria, La Varsoviana, “con una larga y sangrienta contienda nos amenaza hoy el oro burgués”. El Imperio, para contener su caída libre, ha decidido liquidar físicamente a sus enemigos utilizando su enorme fuerza militar: Irak, Afghanistan, Libia, Siria y próximamente Irán y Pakistán son los próximos objetivos. Si ello no desencadena la IV Guerra Mundial (la III fue la Guerra Fría que culminó con el colapso del Bloque Socialista Sovietico) contra Rusia y China, los objetivos siguientes serían, en ese orden, Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador. Venezuela, a pesar de sus errores e inconsistencias, es el pivote del movimiento de transformación histórica que sacude al mundo. El pueblo venezolano no está dispuesto a rendirse ante la violencia fascista de nuestra derecha endógena representada hoy en Capriles Radonsky y Leopoldo López. Para defender su presente y su futuro, la Revolución Bolivariana tiene que mantener al pueblo permanente movilizado e informado ideológicamente, actualizando su ofensiva mediática contra la derecha fascista. Los programas Dossier, producido y conducido por Walter Martínez y Cayendo y Corriendo, producido y conducido por Miguel Angel Pirela, son una magnífico ejemplo de cómo se pueden combinar la inteligencia y la buena formación intelectual e ideológica para crear conciencia revolucionaria y rebatir los argumentos de la derecha imperial.
A la par de la permanente movilización ideológica del pueblo, es necesario mantener permanente movilizados los valores nacionalistas y revolucionarios que distinguen nuestra Fuerza Armada Bolivariana, así como actualizada y dispuesto su armamento y sus capacidades operacionales para pelear los diferentes tipos de guerras materiales o ideológicas que amenazan la Independencia y la soberanía nacional de Venezuela.
Como lo indican las encuestas de opinión, la mayoría del pueblo venezolano se está consolidando como una fuerza revolucionaria consciente, apoyando al líder de nuestra revolución Bolivariana, el comandante Presidente Hugo Chávez. Esta tendencia es irreversible, porque no se trata de una reacción emotiva y superficial sino de una certeza ideológica sobre la viabilidad y la necesidad de consolidar nuestra revolución socialista que nos garantiza, como aspiraba nuestro Padre Simón Bolívar, la mayor suma de felicidad posible.¡Viviremos y Venceremos, Revolución y Patria Socialista!
mario.sanoja@gmail.com