La ventaja de Chávez en la contienda electoral y los reajustes regionales han prendido las alarmas y de ello da cuenta la prensa nacional e internacional. Suerte de concertada arremetida de medios venezolanos de oposición y de cierta prensa estadounidense, dirigida a demostrar el craso error que supondría la reelección de Chávez y los nefastos efectos regionales que ello produciría.
Los
medios nacionales destacan con claras intenciones políticas el retiro
de la Corte Interamericana de DDHH; el respaldo de la izquierda mundial a
la "Revolución Bolivariana"; el ingreso de Venezuela a Mercosur y la
participación del país en los juegos olímpicos de Londres. Desde una
perspectiva micro doméstica, la polémica en torno al rostro de Bolívar
desemboca en el entronque del candidato opositor con el Libertador.
Washington
responde ante la soberana decisión de abandonar la Corte Interamericana
de DDHH, a través de Victoria Nuland, vocera del Departamento de
Estado, quien afirma que si Venezuela se retira "estaría enviando un
profundamente triste mensaje sobre su compromiso con los derechos
humanos y la democracia." El Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos califica de "devastadora" la decisión de
salirse de la Corte IDH, dado que tal instancia ha cumplido un papel
clave en la democracia de la región latinoamericana.
Arrecian
los ataques contra Venezuela desde los Estados Unidos y la prensa se
centra en el pretendido fracaso en la lucha antidrogas, en supuestas
medidas autocráticas del presidente Hugo Chávez y el deterioro del
sistema democrático del país. Y ello, por supuesto lo convierte "en una
amenaza para todo el hemisferio occidental", habiendo creado además "su
propio bloque regional", Alba, que "es el principal socio para la
creciente penetración iraní en Latinoamérica" (Shimon y Widder del Simon
Wiesenthal Center, en The Miami Herald).
Saltan
a la palestra mediática evaluaciones e informes realizados por
instancias oficiales estadounidenses, que concluyen en el repetido
fracaso de Venezuela en sus obligaciones internacionales en la lucha
antidrogas y en especial en la falta de control del "libre flujo" de
cocaína en territorio nacional. Un país en el que impera "un ambiente
generalmente permisivo y corrupto", con "vínculos entre el gobierno y
las FARC", convertido en "una de las rutas preferidas por el
narcotráfico en América del Sur".