GENERACIÓN DE ORO
No se equivocó Chávez al llamarla así, una medalla dorada después de 44 años desde la última, pero además innumerables records, nacionales, panamericanos y suramericanos rotos, diplomas varios, vienen a confirmarlo.
Nadie puede negar que en esos logros tiene que ver y mucho la estructura ideológica sobre la cual reposa la Revolución que ha servido para inyectar mística, disciplina y honor a los atletas, pero además algo difícil de lograr en otros escenarios políticos, que es el inmenso amor por la patria y el despertar de la vena de héroes que tenemos los venezolanos y que se ha despertado porque tenemos un conductor que con su prédica y su ejemplo nos ha enseñado a entregar hasta la vida por la Patria.
Estos muchachos que integran la lista que con honor y gallardía nos representan en los Olímpicos de Londres, son dignos herederos de nuestros libertadores, son dignos herederos del pueblo que un 13 de abril salió a la calle dispuesto a ponerle el pecho a las balas, para salvar la Patria y son un grupo de seres privilegiados, digno ejemplo, para esta y las generaciones futuras.
Estos logros que si de parte de algunos venezolanos con odio en sus corazones, no es reconocido, o por lo menos callan, nadie puede negarlo, son logros de la revolución porque se han conseguido en ella, porque el deporte a todos sus niveles ha sido prioridad, algo que jamás se había visto en doscientos años, porque nunca como ahora nuestros atletas habían sido tan atendidos en su formación deportiva, educativa y hacia su familia, para que puedan concentrar todas sus fuerzas y atención al objetivo supremo que es la victoria.
Ellos lo reconocen y lo manifiestan con satisfacción, a sabiendas de que su verdad va a ser callada como todo lo positivo que aquí sucede a cada rato, por parte de los medios de la derecha, que sufren horrores cada vez que pasa algo bueno como la medalla de oro de Libardo a quien por cierto CNN quiso sacarle de su boca palabras contra la gestión revolucionaria y no pudo.
Sirva esta victoria para sobre ella aceptar que somos capaces de lograr muchas más en todos los campos de la vida nacional y que así mismo vamos a derrotar como lo estamos haciendo, las lacras como la pobreza, el déficit de vivienda, el desempleo, la inseguridad, entre otras que son herencia de décadas de desidia de quienes hoy quieren volver, para entre otras cosas dar al traste con la generación de oro, a la que no le perdonan identificarse con los objetivos revolucionarios, de hacer de esta Patria un país libre independiente y soberano por siempre.
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