La presente campaña electoral, va a pasar a la historia política venezolana como una de las más particulares y única en su diseño y accionar, en especial en el campo oposicionista. Por supuesto, la campaña electoral del escualidismo, tiene un inmenso barniz con tonalidades que se expresan entre la desesperación y la comicidad, cuestión que se puede entender por las limitaciones que en los espacios del raciocinio tiene la derecha venezolana y podemos considerarlo como:“eso es un problema interno de ellos”, pero, la situación del manejo de la campaña, cada día nos inquieta más (aunque a veces causan risa) por la permanente subestimación que el comando de campaña Venezuela tiene sobre la inteligencia de las y los venezolanos.
Una de las últimas perlas que han lanzado al electorado como globo de ensayo, es que no se conforman con haber dicho que Leopoldo López es descendiente de nuestro padre libertador Simón Bolívar, sino que ahora, el gris candidato de la oposición, es nada más y nada menos que sobrino octavo del libertador! Qué cosas…
Eso significa que éstos dos personajes políticos de la mejor hechura de la cuarta república, ellos que el 12 de abril de 2012, demostraron con sus actuaciones de persecución y casería de brujas, brotó una versión postmoderna del anticomunismo más cavernícola, sacaron a relucir su mejor fascismos tropicalizado, ahora resultan que entre ellos dos son primos!
La oposición debería de revisar muy bien los árboles genealógicos y en todo caso, pueden llevarse la sorpresa de que “los primos” y pareciese más creíble, son en realidad, descendientes directos del caballo blanco del padre la patria.
(*) Politólogo
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