Problemas de cuarta

Según los noticieros suizos hay numerosos problemas en ese país: hay un alga indeseable en los lagos, combatida por medios electrónicos; un helicóptero cae, sin víctimas; la canícula amenaza a los ancianos; la lotería se desvela porque piensan eliminar las vende-paga.

En un artículo que escribí en 1995, titulado «Este cantón canadiense», hablaba del tacto que tenía el segundo gobierno de Rafael Caldera ante los problemas. Como si fueran a lo sumo el color del uniforme escolar; que un transeúnte borracho atraviesa la calle sin atender el semáforo, por lo cual casi lo atropella un ciclista distraído; autobuses que llegan con minutos de retraso.

La Cuarta República tenía flema de alcalde suizo. Siempre había una ley, un reglamento, una resolución, una pragmática, un edicto que impedía contentar a la mayoría, curar enfermos, educar niños, alfabetizar adultos. La prisa es plebeya, claro. Aún se obstinan: no es posible salvar miles de vidas ni restituir la vista a nadie porque un médico extranjero no debe laborar en Venezuela. «¡Que se mueran!», gritaron una vez ciertos eminentes médicos venezolanos de Cuarta, durante una huelga que implicaba el cierre de las emergencias.

Pero ahora, cuando los problemas se enfrentan, tomando atajos contra la burocracia de Cuarta, los gobernantes de aquella época, entonces sí, se enardecen y se apresuran con acciones de emergencia: golpes, paros, sabotajes, guarimbas, paramilitares, bombas.

¿Qué agresiones han recibido? ¿Quién les ha quitado o amenazado con quitarles qué? ¿Qué privilegios han perdido? ¿A cuántos de ellos han caceroleado en su casa durante seis altas horas de la noche? ¿A cuántos moribundos suyos les han gritado «¡vete pa Cuba, vieja cancerosa!»? Pregunticas nada más, porque hay reacciones que no entiendo. Durante la dictadura carmoníaca, la televisión golpista instigaba a delatar chavistas. No así con los carmoníacos cuando su dictadura cayó.

De lo único de que pueden quejarse es del trabajo que perdió su gente porque lo abandonó, instigada por sus dirigentes. ¿En qué país se abandona y sabotea un trabajo sin consecuencias? ¿En Suiza?

Claro, están derrotados una y otra vez, algo insufrible y exasperante para los engreídos. Debe ser horrible ser un engreído.

rhernand@reacciun.ve


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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