A estas alturas de la campaña electoral, cuando hasta un niño que apenas comienza a razonar puede percibir lo que vendrá el próximo 07 de octubre, cuando ya es irreversible un nuevo y contundente triunfo de la Revolución en la persona de su candidato Hugo Chávez, como lo dicen todas las encuestas serias y lo muestra la calle, el candidato de la ultraderecha venezolana y foránea, debería, en lugar de estar gastando las pocas y deterioradas neuronas que le quedan en meter la pata cada vez que habla, en prometer lo que ya el gobierno revolucionario viene desarrollando y que todos podemos palpar en todas la áreas del desarrollo social, internamente y en las relaciones con el resto del mundo, colocando la soberanía nacional donde nunca estuvo, debería pedir que le preparen, pues bien sabemos que él no tiene como, el discurso mediante el cual debe, si o si, reconocer el resultado de las elecciones que conocerá el mundo el día 07 de octubre por la noche, de boca de la máxima autoridad electoral.
Si aun este sujeto tiene aunque sea un ápice de capacidad de raciocinio, lo cual no es muy probable, pues con las actuaciones que le conocemos cuando el golpe, con su irracional persecución a dirigentes fundamentales de la revolución, olvidándose de un pueblo que aun sin haber madurado lo suficiente, tuvo la capacidad de imponer la fuerza de sus derechos, con su asombrosa muestra de brutalidad al asaltar la embajada de Cuba violándole su soberanía, sin contar con otras características que no poca gente conoce y que han influido para que su cerebro no le dé para reflexionar antes de actuar, de modo que pueda sopesar los pro y los contra de sus acciones.
La verdad es que en virtud de lo que se conoce de este ciudadano, no es mucho lo que se puede esperar de él, cuando reciba la noticia de su aplastante derrota, pero como además sabemos que es un títere manejado cual marioneta por factores internos y externos y que uno de sus inspiradores es nada menos que el nefasto Álvaro Uribe que se opone abiertamente a la paz en Colombia, que lo van a empujar a que grite fraude y a que dé pie para que se active el llamado plan B, que ya ha sido denunciado por el gobierno e incluso por personeros que desde dentro de la oposición, aun tienen sentimientos nacionalistas y pacifistas, tenemos que estar todos los revolucionarios preparados y esta vez con más contundencia que el 13 de abril, para de mano con la Fuerza Armada institucionalista, que sabemos es la gran mayoría de ella, salir a la calle a imponer la voluntad que el pueblo exprese en las urnas.
Por otro lado, y esto es absolutamente necesario, las instituciones encargadas de garantizar el orden y las que están obligadas por la constitución y las leyes a impartir justicia, no pueden darse el lujo de que se repita con los responsables de lo que pueda suceder ese día, que Dios quiera no sea cruento y que tengamos que lamentar pérdida de vidas y bienes, actuar sin lenidad, sin repetir las actuaciones casi permisivas de los días subsiguientes al golpe y al paro petrolero, cuando quedó probado que con gente como la que nos enfrentamos, el perdón no sirve y por ello es que ahí los tenemos, sin ningún pudor colocando en vilo la paz nacional y haciendo que existan altas posibilidades de que la patria pase por situaciones que tendríamos que lamentar, por no actuar con firmeza contra personas que ya conocemos y sabemos de lo que son capaces y que no es nada difícil intuir, que al no tener un líder que pueda con propiedad decir la última palabra, van a intentar lanzar sus perversos planes y convertir este país en un escenario como el que ahora mismo se vive en Siria.
Dios nos ayude pero recordemos que Él dejó una enseñanza muy significativa, aquella que dice “Ayúdate que yo te ayudaré”, estemos pues preparados para actuar en consecuencia bajo la dirección de un liderazgo que afortunadamente los revolucionarios sí tenemos a diferencia de los inconscientes de la derecha venezolana.
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