Frase atribuida a Julio César cuando en pos de conquistar lo que hoy es Italia, decidió cruzar el Rio Rubicón, su traducción al español es variada como sabemos, pero la más usada es: “La suerte está echada” y se usa comúnmente cuando se deja a la suerte el resultado de una decisión de la cual no se tiene la absoluta seguridad.
Esta cita viene al caso pero por contraposición, porque en la oportunidad de encontrarnos en un especie de recta final hacia el 07 de octubre y cuando a diferencia de lo que tal vez quiso decir Julio César, al no saber qué sucedería y dejar a la suerte el resultado, hoy no cabe duda de lo que sucederá y no como algunos opinadores subrayan al afirmar que no se sabe lo que va a pasar el día escogido para realizar el acto más importante que toda democracia tiene, debe tener, para dirimir diferencias en cuánto al qué y el cómo de lo que debe ser un país para las diferentes tendencias que pujan por imponer, su forma de ver los distintos factores que influyen en el desarrollo nacional.
Aquí no cabe duda, lo dicen todos los estudios de opinión y lo muestra la calle, es imposible que en tan poco tiempo se puedan torcer las tendencias que durante tantos meses han venido demostrando, qué es lo que piensa la mayoría del pueblo venezolano, para el cual no hay Rubicón, pues no por suerte va a suceder lo que se espera ese día 07 de octubre y que ya está cantado y sólo falta que ese día, en horas de la noche, una vez contabilizados las primeras actas, como es costumbre, el primer boletín de la autoridad electoral confirme como irreversible, la tendencia que se viene mostrando desde hace más de un año en el país.
Entonces en ese caso que no hay otro, quien tendría que decidir si pasa su Rubicón sería la tendencia derrotada que bien sabemos, no ha tenido las agallas de expresar cuál será su discurso para el país, o cual será su actuación, si con características democráticas y por lo tanto de aceptación de los resultados o intentando activar el que ha venido llamándose plan “B”, lo que sería muy lamentable para la paz del país, que podría traer terribles consecuencias y que podría ser aprovechado por fuerzas foráneas especialmente las imperiales, para como lo ha hecho en otros países, intentar ponerle la mano al poder por la vía violenta e imponer un títere a la medida de sus intereses.
Como sabemos, aquí ya lo intentaron y fueron derrotados, sabemos que para esta supuesta nueva oportunidad, que no ha sido descartada por la derecha, pues jamás han respondido a las interrogantes de si tienen o no un plan”B”, vienen con todo, pareciendo olvidar que si un día como el 13 de abril, un pueblo, no tan bien organizado como el de ahora, pudo dar al traste con los mal habidos logros de la derecha y sus militares traidores, el que saldría a responderles esta vez es otro, y la respuesta sería más contundente, el perdón no sería el mismo, la amnistía no tendría cabida y la acción de la justicia no se haría esperar para quienes tengan la intención de reincidir en métodos, que hace rato han sido desterrados incluso de la mente de la mayoría de los venezolanos..
Así pues que el oposicionismo venezolano, sin un Julio César al frente pues quien lo dirige es una caricatura de líder incapaz de actuar inteligentemente, per se, tendrá que reaccionar de la manera más consciente posible y aceptar que el pueblo de Bolívar, lo que hará el 07 de octubre no será otra cosa que confirmar que ha escogido un camino que viene recorriendo desde hace 14 años, que le lleva a “una mayor suma de felicidad” y que de él no se va a apartar de ninguna manera, preferentemente la pacifica, pero también la otra seguramente contenida en el plana “B”, para el cual como sabemos los revolucionarios tenemos el plan “CH, que hay que dejar claro no teníamos en abril del 2002 y sin embargo salieron derrotados.
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