A escasas dos semanas de la elección presidencial, debemos precisar nuestra valoración histórica de este hecho trascendental. La Venezuela de la última década se ha caracterizado por la formación de una nueva hegemonía política a partir de la ruptura con el modelo dominante mundial. Esta condición viene del enfrentamiento que el pueblo bolivariano sostuvo desde 1989 contra el neoliberalismo, y por el advenimiento del liderazgo de Hugo Chávez como encarnación de esa rebelión popular.
Hemos avanzado en varios aspectos fundamentales:
1) En lo político: consolidación de un amplio movimiento de masas con conciencia antiimperialista y vocación socialista; estabilidad del proyecto bolivariano en el Gobierno; establecimiento del PSUV como poderosa maquinaria electoral; proliferación de múltiples organizaciones y liderazgos de base que buscan abrirse camino; promoción del poder popular; formación de una sólida red de apoyo internacional a la Revolución Bolivariana.
2) En lo social: disminución de las desigualdades; empoderamiento de las clases populares; participación protagónica de la mujer; reconocimiento de los pueblos indígenas; sistemas públicos de salud, educación y alimentación; eliminación del analfabetismo; inversiones espectaculares en cultura y deporte; inclusión de sectores sociales antes discriminados.
3) En lo económico: defensa del carácter nacional de la industria petrolera; inversiones industriales; rescate de tierras; inversiones agrícolas en perspectiva de soberanía alimentaria; alianzas internacionales positivas; créditos accesibles a la producción y tasas de interés favorables; reconocimiento a la remuneración del trabajo; promoción de nuevos actores productivos con enfoque solidario.
La puesta en marcha de un conjunto de Misiones que atienden necesidades básicas de la población, ha permitido ir respondiendo a la vieja deuda social, sorteando en parte las trabas de una administración pública contrarrevolucionaria. La centrífuga generada por la Revolución Bolivariana a nivel continental e internacional, ha contribuido al surgimiento de gobiernos y movimientos populares de orientación socialista, en la acepción del nuevo siglo.
La presencia de una voz de los pueblos frente a los esquemas de poder universal, la posibilidad de construir soberanías nacionales para un mundo solidario, el derecho de soñar una sociedad justa e igualitaria, todo ello está en juego en las elecciones presidenciales del 7 de Octubre en Venezuela.
El dilema patria independiente o colonia petrolera, se dirime ese domingo, de donde puede emanar un régimen fascista neoliberal –supuesto negado- ó un relanzamiento del país por el sendero del Socialismo del Siglo XXI, que es democrático, ético, productivo, ecológico, igualitario de género y respetuoso de la creatividad y la diversidad. Cualquier riesgo de retroceso en los espacios alcanzados por nuestro pueblo debe quedar tajantemente descartado. El 7-O reafirmaremos la decisión de hacer una Revolución, y al día siguiente comenzaremos a perfeccionarla.
Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
El Socialismo es Vida.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.
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