El próximo 7 de octubre Venezuela decidirá su futuro entre la opción patriótica socialista y el barranco neoliberal. Un mes después, el 6 de noviembre, Estados Unidos tendrá que escoger entre lo malo y lo peor.
Barack Hussein Obama II ha sido un fiasco, no cumplió ninguna de las promesas que hizo en su campaña hace cuatro años. Por entonces me atreví a predecir que “ Obama podrá ser todo lo progresista que se le antoje, más, el poder real en esa superpotencia que le toca gobernar, lo tienen en la práctica las transnacionales del complejo militar industrial y las sectas imperialistas que están detrás de ellas”. En una entrevista con Vanessa Davies durante la Cumbre de las Américas, le dije que Obama era como un “café frío”, porque inhibe sus emociones y compromisos sociales, para servirle a su megalomanía.
La ultraderecha ha postulado al fanático mormón Willard Mitt Romney, un político de nivel cultural mediocre, pero con mucha plata. El tipo ha lanzado declaraciones denigrantes contra los latinoamericanos y es vocero de lo más rancio del conservadurismo, con criterios racistas, misóginos y homofóbicos. Es el típico pistolero imperialista, adicto a la pólvora y al dólar.
Qué tragedia para el pueblo estadounidense, tener que conformarse con el mal menor. El futuro de este país luce triste, sin ilusiones ni sueños posibles. El cacareado “sueño americano”, la carnada caza bobos, es la pesadilla para ochenta millones de pobres que son cruelmente excluidos.
Venezuela en cambio, se ha consolidado como el país de la libertad, la igualdad y la esperanza. Gozamos de una democracia amplia y profunda, la participación ciudadana en todos los asuntos públicos es el desiderátum de nuestro régimen constitucional. Las comunidades organizadas cada día conquistan espacios de poder y desarrollan formas novedosas de autogobierno, que apuntan a una sociedad corresponsable y solidaria.
Mientras la derecha internacional se dedica a promover guerras, invasiones, masacres, paquetes económicos que expropian a la clase trabajadora reivindicaciones alcanzadas tras años de lucha; los socialistas del siglo XXI nos dedicamos a construir viabilidad a un mundo mejor. La derecha criolla –que no nacional- carente de proyecto, que no sea apegarse a las directrices del mercado capitalista mundial, será derrotada por arrogante, inconsecuente y dispersa. Montaron su tinglado aparentemente unitario, pero la procesión va por dentro. Las contradicciones de clase también le enredan el volantín a la burguesía. Recientes deserciones dan fe de ello. Su techo máximo de cinco millones trescientos mil votos logrados en 2010, no alcanzará sumar el millón adicional; entre otras razones porque su target natural crece poco poblacionalmente.
Nuestra opción ganará, porque partiendo de un piso de siete millones trescientos mil votos en 2006, el incremento demográfico en los segmentos sociales C, D, E y F, como los llaman los encuestólogos –denominación que no comparto- supera con creces el promedio nacional; es decir, las familias chavistas, que son mucho más que las otras, han sumado una cantidad de nuevos votantes exponencialmente superior al de la oposición.
Y conste que en 2006 nuestro Gobierno no había hecho ni la mitad de lo que hemos logrado hasta hoy. Los gringos están enredados, no nos enredemos nosotros.
caciquenigale @yahoo.es
Chavista feliz y contento Con Chávez en ristre y venciendo, por la gloria vivida y las victorias por venir.
El Socialismo es Vida.
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador. Guayaquil 5 de agosto de 1829.