Desde incluso antes de ser electo, Chávez tuvo que enfrentar todos los
intentos y patrañas de la oligarquía para impedir que formara gobierno.
Pocos quizás lo recuerdan, pero el propio ministro de defensa de aquel
entonces (yerno del expresidente Rafael Caldera) intentó desconocer el
triunfo del comandante, solo que le faltaron cojones.
Después vino la campaña terrible contra la constituyente y contra una
constitución que hoy dicen defender, pero a la cual vilipendiaron hasta el
cansancio y llegaron, incluso, a llamar “la mal nacida”.
Fue precisamente la aprobación popular de esa constitución y la entrada en
vigencia de la misma, lo que desató los demonios y el odio desacerbado de
la derecha venezolana.
A mediados de 2001 comenzaron con el llamado a sus seguidores a desconocer
el gobierno y a desestabilizarlo. Ya para diciembre de ese año “calentaban
los motores” con una huelga general de empresarios y comerciantes, que para
colmo, contó con el respaldo de una Confederación de Trabajadores vendida a
la organización patronal Fedecámaras.
Llegó el 2002 y la derecha no cesaba en su afán de destruir el país si era
necesario, si con ello salían de Chávez y doblegaban al pueblo. Un golpe de
Estado y un paro petrolero hicieron añicos la economía venezolana y
generaron quiebras, desempleo, hambre, pobreza e inflación.
Así entramos a un 2003 donde el paro petrolero avanzó hasta transformarse
en el sabotaje más cruel y terrible que haya sufrido empresa alguna en la
historia de la humanidad.
Las condiciones económicas y sociales se hicieron terribles; consiguieron
hacerle perder al país el equivalente a todas sus reservas internacionales
y retroceder veinte (20) años en todos los indicadores; pero la oligarquía
y sus partidos de derecha seguían con su estrategia.
Así entramos a un 2004, bajo el acoso de una oposición que aspiraba a
imponer su voluntad y barrer con Chávez y los que llamaban sus tierruos, y
en cual era dirigente el irresponsable actual candidato de la derecha.
No fue muy diferente ese 2004 a los años que le precedieron. La derecha
continuó con sus campaña interna e internacional contra Venezuela.
Colocaron bombas, atacaron nuestro signo monetario, especularon hasta el
infinito, escondieron los productos de primera necesidad.
Atentaban contra todos los venezolanos pensando que el pueblo para salir
de las tragedias que ellos generaban, se rendiría y aceptaría salir de
Chávez; pero el pueblo les dio una paliza en un referendo que convocaron
de manera fraudulenta y que sólo aceptó para resolver, de una vez por
todas, la situación… Claro, con la convicción de que el pueblo les pasaría
por encima, como realmente ocurrió.
Traemos esta historia a esta nota, para dejar en claro que fue a partir de
2005 cuando Chávez realmente pudo comenzar a gobernar sin la zozobra que
genera una oposición golpista, antidemocrática y fascista.
En estos últimos siete años, con una oposición disminuida en su poder de
convocatoria, los logros han sido inmensos y el pueblo ha comenzado a
sentir los beneficios de un sistema de salud, de educación, de seguridad
social, de vivienda diseñados pensando en los más humildes, en los más
necesitados en los que siempre fueron marginados.
Estos últimos siete años han servido para demostrar que al país le va mejor
cuando la oposición pierde fuerza. Gracias a ello se ha podido avanzar en
todo un plan destinado a derrotar la especulación y a garantizar el acceso
del pueblo a la alimentación; en un desarrollo tecnológico e industrial
incipiente, pero que avanza a pasos agigantados y con visión clara de
patria y futuro.
No resulta difícil imaginar el futuro. Una victoria de Chávez el próximo 7
de octubre significará la consolidación de la revolución y la concreción de
todos los proyectos que vienen impulsándose y entre los cuales podemos
mencionar el blindaje del sistema eléctrico nacional, el sistema
ferroviario, el desarrollo del agro y la agroindustria, el nivel 4 de
Barrio Adentro, el desarrollo del gas de la petroquímica, del hierro y del
aluminio. En fin, Venezuela será grande bajo la dirección de Chávez y con
la derrota de una derecha que casi destruye al país cuando fue gobierno y
casi lo vuelve a hacer desde la oposición.
¡Viva Chávez, carajo! El próximo 7 de octubre yo voto por Chávez
arellanoa@pdvsa.com