Los antiguos líderes -Antonio Ledezma y Richard Blanco- de la vieja democracia adeca y que, actualmente están residenciados en España: se hallan en Argentina buscando consuelo político para tumbar el gobierno de Maduro en Venezuela que, el próximo 10 de enero será juramentado por la AN como presidente electo por un período de seis años, sin saberse todavía si volverá a postularse en lo futuro. Interrogante que pone a palpitar a muchos corazones de muchos chavistas e irrita el ánimo de la oposición que no ven una.
Tan serios y respetados personajes que en grado sumo sin escrúpulo ninguno son grandes admiradores del presidente Milei, que como un dúo de corruptos más de los tantos adecos que deambulan por el mundo millonarios con otros muertos y con un coraje de líderes pensadores del mundo libre, sin capricho alguno de odio, con tutelaje de ópticos oportunos sin trasnochos ni berrinches esporádicos, han abierto la puerta del diálogo con la ministra de seguridad argentina Patricia Bullrich, la que con los brazos abiertos cobijó a ambos con una amplia sonrisa matutina, antes de oír el clamor de sus voces y aguantar su presencias, pudo haberles dicho con emoción presentuosa:
Mis queridos boludos, tened vosotros edad de pibes, pues no arrugan el momento y sois admirables en groso modo, por lo que me estremece su recital de voz en cuanto al panorama político que defienden y nosotros acá como ustedes allá: estamos con Edmundo Urrutia González como el hombre formidable de aspecto celestial que, tanto yo como nuestro presidente estamos firmes en su coyuntura de ser el presidente de Venezuela con la suerte de no serlo y, por la que nuestra alianza vomitará fuerza en su progreso hacia esa figura del panorama nacional que su país necesita y, haga de él lo que Milei hace por la Argentina acabando con los pobres, e inflando su destino de valor sin utilizar la fuerza de su poder moral y creativo de reformas para que La Argentina que una vez fue de Perón, ahora sea suya, por lo que vosotros tienen todo nuestro apoyo incondicional para que lo que no es pueda ser.
Ambos personajes, entretenidos con su rocío de voces, manoteaban sus palabras al hablar y, a la vez puntualizaban el oír, dibujaban el panorama de su parecer y como dos pelotudos serios de tranquilidad y, con aire de grandeza soplaron las botellas del tiempo sin pestañear para atrapar el momento que para ellos era su dicha, oír lo que no se decía, y Antonio Ledezma como jefe de Richard Blanco entretenía a la ministra de Milei con canto de sirena de ultramar al repetir sin cesar que, Venezuela será pronto libre, tan libre que el podría ser el próximo presidente que sobre eso no hay nada escrito y que de ser así sería mejor que Maduro sin parangón y, como el que no quiere esforzar la barra Richard Blanco lo apoyó ipso facto al asegurar que como Ledezma no había otro, ni honesto, ni servidor, incorruptible sobrado con poder y que la famosa frase que gritó Rómulo no pasaría con Ledezma que, como él ninguno y, la ministra calmada expresó solo, que sea lo que dios quiera, pero cuenten con nosotros.
Mientras, Edmundo Urrutia González, se entrevistó con Milei y arrugó la cara cuando este se dirigió a él y lo llamo futuro presidente, pero de allí no pasó al haber un foco de ofuscación de gritos envolventes en los alrededores de La Casa presidencial de Argentina y adentro con muchos elogios que fue tan efusiva su cordialidad y presencia que con ojos de pereza Edmundo oyó cuando Milei le dijo: si los dos gobernamos el mundo sería nuestro y Trump nuestro mejor aliado.
Lo cierto es que en la Argentina fue la cosa y en Venezuela mientras, Maduro sigue esperando por el 10 de enero cuando, de nuevo será presidente, aunque Urrutia trate de imitarlo, pero presidente será uno solo.
Parece ser y puede ser que, Antonio Ledezma, el vampiro llanero, irá a Estados Unidos de pasada a entrevistarse con su yerno preso que paga condena de ocho años por cogerse unos millones de dólares que no eran de él ni de Ledezma tampoco.