La victoria que acaba de lograr Chávez es estratégica para la continuidad del proyecto bolivariano de libertad, independencia e igualdad social. Esta victoria, el líder Chávez y los militantes de hoy, somos un momento, una circunstancia en procura de estos tres objetivos que son parte de los cinco objetivos históricos contenidos en el programa. La Apuesta por Chávez como líder del proceso, nos asegura hoy la oportunidad de darle sentido a la revolución venezolana que se ha constituido en una referencia y una esperanza mundial.
Es bueno tener conciencia de esta situación, pero es más importante tener claro que el proceso bolivariano, cuyo líder fundamental es Chávez, requiere de un largo período de maduración y confrontación porque la oposición continuará con sus respectivos planes desestabilización y desprestigio del país con el concurso de medios nacionales e internacionales.
Chávez ha sido claro y se ha reconocido como una circunstancia. Es bueno tener mucha conciencia y distinguir que existe un instrumento de mayor alcance que cada una de nuestras existencias individuales. Un Partido con un perfil auténticamente revolucionario y sin mucho toque burocrático, es más que la suma de sus cuadros políticos y su militancia. El partido es una clave de seguridad para el proceso. Su tiempo y su existencia, si es auténticamente revolucionario y popular, es profunda y extensa.
Apostar por Chávez ahora y siempre es la clave, porque Chávez es la expresión del pueblo. Manejarnos dentro de esta premisa, supone también establecer y reconocer que esa apuesta tiene en el partido y la organización un punto esencial. Observó con preocupación que esta apuesta por la igualdad social y la independencia, no se soporta mucho sobre el fortalecimiento de la organización. El partido está quedando en un segundo o tercer plano. Ese vació, que deja el no apostar por el fortalecimiento POLÍTICO de un partido con autentico perfil revolucionario, está siendo resuelto con padrinos que ofrecen sus bendiciones a figuras que vienen colocándose en sitios claves sin una vinculación de lucha con las comunidades. Esta práctica, además de ser absurda y en sintonía con el viejo esquema de los partidos burocráticos que llevaron al fracaso la experiencias socialista, no cuadra en nada con la propuesta de Poder Popular, que reclama un vinculo orgánico entre el cuadro y la militancia para templar fuertemente esa conexión.
El partido que hemos querido formar, cuyo perfil está en los documentos fundacionales y en ese documento que se denomino cinco líneas estratégicas, toma distancia de ese perfil y se coquetea con un sistema de bendiciones y cuando uso este término –padrino-, pienso en una degeneración o una falta de identidad con valores revolucionarios.
Pienso que culminado el proceso del 7-O y definido casi todas las candidaturas a la gobernación, el paso o tarea inmediata debe ser un plan de trabajo para lograr el fortalecimiento del partido. Si ese paso; es decir, sin este plan de trabajo por el fortalecimiento del partido no transcurre con el concurso de la militancia, no será posible disponer un partido con el perfil que se requiere para profundizar esta revolución. Ganar una elección es importante y estratégico, pero desafortunadamente no nos ofrece todo el poder que necesitamos para impulsar cambios fundamentales. Plantear ganar gobernaciones sin un partido con sus –tres- raíces bien profundas, tiene sus riesgos a mediando plazo.
Más que una crítica, estas ideas forman parte de una autocrítica porque precisamente vengo de estar y disfrutar de ese modelo de partido que vamos teniendo. Es partido ruleta en que las posiciones se alcanzan producto de la suerte y de un padrino.
@ClaudioElcuaco
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