El chofer del autobús



Llegando de acompañar a nuestro presidente en la proclamación para seguir al frente de la revolución, entre tantas cosas radicales que dijo y que yo esperaba escuchar, no hay otra mejor para empezar mi nota que esta: “el chofer del autobús” refiriéndose a nuestro gran canciller Nicolás Maduro quien en pocas horas asume la vicepresidencia de la República Bolivariana de Venezuela. Me provocó una de esas carcajadas hermosas ante la forma coloquial de hablar que tiene nuestro enorme Hugo Chávez frías, sobre todo por que lo primero que se me vino a la mente fue la tragicómica imagen del “autobús del progreso” con el que tanta alharaca armó la oposición en su campaña y porque además, que sea este el primer y único cambio, de muchos que quizá sabremos mañana, anuncie Chávez ante 10.000 periodistas del mundo entero que se encontraban en la gran carpa frente al CNE.



Nicolás fue chofer autobús y hombre del pueblo. Revolucionario forjado no en las exquisitas aulas de las universidades burguesas sino en las luchas sindicales y de la calle para luego graduarse con los diplomas de amor, que no son esos que se cuelgan en las paredes sino en el corazón, durante estos años de lucha y fragor revolucionario de nuestra revolución. ¡Que el mundo sepa que las cosas están cambiando!



El vicepresidente de la Venezuela que nace en este nuevo mandato manejará el autobús de la revolución, que en nada se parece al mediocre autobús del progreso, con la misma magistral astucia y diplomacia con que manejó nuestras relaciones con el resto del mundo, seguro llevará un rumbo firme hacia los destinos que nos obliga el amor comprometido en esta victoria.



Chávez habló con el aplomo que debe hablar ante este importante auditorio, donde asistían muchos representantes de la prensa vendida del imperio y que han tenido que otorgarnos el derecho y el respeto por la lección tan digna que hemos dado a todos los países de este planeta: aquí no hay dictador ni dictadura que no sea la dictadura del poder popular y del pueblo.



Habló bien claro de cumplir el mandato del pueblo para consolidar el socialismo, habló del poder popular y de la teoría hecha fuerza en manos del pueblo. Como era deber anunciarlo. Venezuela comienza el rumbo de la construcción de la nueva sociedad, cumpliendo el mandato de Marx que nos dice hasta el cansancio que los revolucionarios no venimos a transformar la sociedad existente sino ha crear una nueva sociedad.



Eso lo escucho el mundo entero, bajo la premisa de la validación democrática que limpia la cara ante todos sus gobiernos a una revolución salpicada de insulto y de ofensas que pretendían mostrarnos como dictadura. Aquí el pueblo se lavo la cara y levanto el rostro para decir a los demás pueblos que hoy ponen sus ojos en nosotros, que esta revolución es su mandato por decisión democrática, popular y mayoritaria, por el voto de más de ocho millones de patriotas.



El comandante presidente no deja de aclararle a estos visitantes, que nuestra revolución invita a la unidad, pero la unidad socialista, donde caben todas y todos los que nos difieren, siempre y cuando entiendas que la unidad será construida bajo el socialismo que decidimos por mayoría.



Lleve usted, camarada Nicolás el volante de este autobús y de clases de cómo se maneja con una carga de pueblo a bordo.



¡Patria independiente y socialista: Viviremos y venceremos!

brachoraul@gmail.com


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Raúl Bracho.


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