Nicmer, entre muchas cosas, pienso que debemos evaluar principalmente el papel que está desarrollando la educación venezolana en todos sus niveles. Es impresionantes "vivir" en los liceos públicos la actitud de rechazo que la mayoría de los estudiantes tienen por las políticas del Estado, y por ende hacia el Líder, producto de la "comodidad, ineficiencia y cobardía" de muchos docentes y directores que no manejan la gravedad que significa para el Proceso el no cultivar mentes revolucionarias desde las aulas o ambientes estudiantiles.
Han transcurrido 12 años y difícilmente hemos podido producir una generación de nuevos votantes provenientes de los liceos públicos convencida de que forman parte del grueso oprimido de la Historia, y que juntos, ¡unidos! debemos labrar los caminos hacia la liberación.
Pues desde el Ministerio de Educación no se ha trabajado a fondo, tocando sus inteligencias, con directores, coordinadores y profesores por horas para que comprendan y emprendan el combate, tan solo por sentido común, contra la plusvalía ideológica.
Por el contrario, parte importante de este ejército de educadores, titulados como tal, la promueven y sustentan; han sido piezas fundamental para detener el avance de la Revolución "enredando", ignorando y desconociendo absolutamente todo lo que el Estado implementa para que el Pueblo se dote de herramientas para escapar del hacha y la barbarie del capitalismo depredador. Eso no lo comprenden la mayoría de nuestros ejércitos titulados en educación.
¿Qué podemos esperar para los próximos 6 años que brote de nuestra instituciones educativas, si no hay discusión sincera y asunción de deberes por parte de los que diseñan y planifican desde los entes ejecutivos de la educación venezolana? ¿Qué podemos esperar de los mismos directores que no han "olido" siquiera su deber patrio y revolucionario, sin tener que esperar que una ministro les gire instrucciones? Para la mayoría de éstos la 4ta república, sus formas y manejos están vivitas, en consecuencia, Allí donde está el semillero de la Vida y de la Revolución no hay asomo de coraje revolucionario. El reto es inconmensurable.
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