Rousseau en El Contrato Social expresó, revolucionariamente para su época que "en el instante que un pueblo se da representantes ya no es libre, ya no existe", sin duda esta expresión, a pesar de aquellos que con pensamiento liberal secuestraron la democracia para hacerla burguesa, tiene una de las connotaciones más revolucionarias posibles. La soberanía no se transfiere y mientras mayor es la participación en la toma de decisiones más libres e iguales somos.
Lo anterior lo expreso con la intención de adelantar un debate que hemos postergado durante 14 años siempre por diversas razones tácticas pero al final poco estratégicas, privilegiando siempre lo urgente sobre lo importante, esto lo advierto sabiendo que me someteré al más inclemente y feroz ataque de quienes se creer poseer un revolucionómetro en la mano o ser “más chavista que Chávez”, extremistas poco radicales.
La designación a dedo de los candidatos a gobernadores, y el predominio del método de cooptación sobre otros métodos, va en franco deterioro del avance de la democracia y del socialismo bolivariano, y aunque le demos la vuelta, creo difícil de convencer al saber popular de lo contrario. En nuestro país la simbiosis entre democracia representativa y participativa se comprende como una etapa de transición a una democracia real, donde los mecanismos para la toma de decisiones se desarrollan en favor de la legitimación permanente, por lo que un retroceso en ese sentido, sin duda, genera descontento y conduce a diferencias importantes.
Podemos aducir que la razón de por qué se escogieron los candidatos a las gobernaciones por parte del PSUV a dedo (o cooptación que no es lo mismo pero así se ha dado por llamar en el partido) tiene alguna justificación en el momento histórico en el que se debió definir el método, la enfermedad del presidente cambió todos los planes, pero también sirvió de excusa para una decisión que ya se había tomado.
En este momento ya no vale la pena hacer la crítica sobre una decisión tomada, y más adelante tendremos que medir la consecuencia de dicha acción, pero poner este tema en el tapete pretende convocar a no volver a cometer este error, rectificar y aceptar con humildad que esto desvía la raíz del proceso, y ahí soy profundamente radical.
Cuando levanté esta bandera ya hace un año, varios actores políticos me recomendaron que la depusiera por el bien del proceso y de las futuras elecciones presidenciales, y acepté postergarla, ahora otros actores me señalan porque estamos en campaña para las gobernaciones... Seguro después será para las municipales, y así, para algunos nunca llegará el momento. Para otros los trapitos sucios se lavan en casa, pero en verdad tengo un problema, no encuentro la batea, como 1.700.000 mil ciudadanos que el 7 de octubre tampoco la encontraron y se expresaron fuera de ella pero leales al proceso revolucionario. Ojalá la Dirección Nacional del PSUV abriera las puertas para tal fin, estoy seguro que Diosdado y el Presidente Chávez tienen la capacidad y la voluntad para hacerlo, pero como dice Rousseau, no sólo hace falta la voluntad sino el poder y el hacer.
Mi propuesta, en el marco de la crítica propositiva es que definamos de una vez, y antes de iniciar la campaña de los gobernadores, el método para la selección de los candidatos a alcaldes, y comprendamos que la cooptación no es el único método en los estatutos del partido, pero que además es el más reaccionario que existe, y aunque las elecciones por la base posee el riesgo de la imposición de las maquinarias internas, debemos optar por el riesgo que se corre o debemos crear un método híbrido que permita que el criterio de la dirigencia política se legitime e incorpore a las bases y actores del Gran Polo Patriótico en la postulación de candidatos o estaremos destinados a cometer un grave error histórico, que va a dar cancha a la oposición y la dirigencia de la derecha a ganar aún más espacio del que ya ha ganado.
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