Debería encajonar perfectamente que entre derecha e izquierda no debe concebirse alianza alguna, acuerdos, amnistías ni ningún otro “artilugio diplomático” que pudieran proponérselo Mengano, Zutano o Fulano, quienes con semejante desaguisado político sólo pretenderían, adrede o por negligencia intelectual o ignorancia, que el mecanismo electoral vigente siga su curso, es decir, que Venezuela siga acoplada a la procustiana trampa electoral democrática burguesa, según la cual, el Estado debe limitarse a velar por los intereses exclusivos del poder económico capitalista, y de sus representantes políticos[1], independientemente de que estos protagonismos los realicen personas inmorales, delincuentes, corruptos o-caso de muchos rectores universitarios venezolanos y de otros “profesionales” -con “piachedés”[2] y demás lindezas-, vale decir, gente con toga y birrete como credenciales para delinquir, especular, abusar de su título y, las más de las veces y con las raras excepciones del caso, credenciales obtenidas con el soporte de los tradicionales y “académicos” amañamientos que ya conocemos.
Digamos, de otra manera, que al abogarse por acuerdos derechoizquierdistas parecieran seguir jugando al cansancio del chavismo, y puntualmente al del Presidente Chávez.
Un Presidente electo y birreelecto con dilatados márgenes de favoritismo frente a la irreversible y decadente derecha criolla e internacional burguesa, como lo ha sido el Presidente Hugo Chávez, no obliga al pueblo que se halla en pleno proceso de empoderamiento general a seguir sometido a cuestionamientos e hipotéticos albures electorales sobre su personalidad y como magnífico líder harto demostrada hasta ahora y con alta probabilidad de seguir siéndolo.
Cuando esa derecha, con su carga de engatusados, frustrados, decepcionados y ofendidos en su inteligencia ciudadana, ahora, con su tremenda y decimoquinta y aplastante derrota electoral a cuestas, cuando esa derecha, decimos, habla de reconocer al “Árbitro” o Consejo Nacional Electoral, del que ha hablado pestes, sapos y culebras, que lo negó o silenció durante los últimos 14 años, ahora repetimos, sólo busca cantar otro fraude ya que siguen presumiendo(con el espejismo de los votos aparentemente elevados que rasguñaron a punta de mentiras goebelianas) que serán derrotado en buena parte, si no en todas las escasas trincheras de oposicionismo que les quedaron años atrás.
Se hallan entre la dicotomía siguiente: Podrían ganar, y por eso pretenden comprometer al CNE, pero si pierden cantarían su enésimo fraude[3].
El presente proceso político, económico, sociológico y cultural que experimenta Venezuela nos obliga, sí, a pensar que semejante continuidad eleccionaria resultaría viciosa, además de traducirse en una clara demostración de malversación de Fondos Públicos, buenos, entonces, para coalimentar y seguirle sembrando falsas esperanzas a la escualidad que recientemente dio demostraciones se ser todavía un presa fácil de engañifas mediáticas propias de esa derecha que jamás ha andado con la verdad ante nadie, ni siquiera ante sus socios empresariales, habida cuenta, por ejemplo, de que cualquier comerciante, pequeño, mediano o agigantado, siempre tiene en su mira la destrucción económica de sus competidores efectivos o potenciales. Quede claro que no existe y no se concibe solidaridad de ningún tipo entre los burgueses, salvo cuando, en momentos críticos vean amenazado su copete, su estatus, su posición de privilegiados y de clase explotadora y expropiadora por naturaleza propia.
Y es que, si de fraude se trata, el mayor de todos, el único hasta ahora, ha sido la de una Derecha que no tiene ni ha tenido nada que buscar en unos procesos lectorales teatrales y protagonizados por títeres y marionetas al servicio incondicional del dólar nacional y extranjero.
marmac@cantv.net
[1] Máxime cuando así se lee en el Manifiesto Comunista, según explicamos en entrega anterior y por este mismo medio.
[2] El título de posgrado, conocido por las siglas “inglesas” PhD, es un barbarismo en cuanto a su fonética académica y tradicional usada por esos posgraduados. Resulta que Filosofía es una voz de origen greco vulgarizada por los romanos, quienes se valieron de su traducción latinomacarrónica para la abreviatura del caso, pero que estos “académicos” harwardianos o sorbonianos suelen deletrear: Piache de (sic), con lo cual ignoran que Ph debe sonar “efe”, y que sus encumbradas credenciales se llamarían correctamente: “Efedés.
[3] Donde decimos “fraude”, léase: DERROTA