Sí, Chávez está muriendo así como cada uno de nosotros en este mismo momento, ya que al nacer lo único que tenemos seguro es que vamos a morír, siendo la vida una bella expresión permanente de degeneración de nuestro cuerpo hacia el final inevitable. Sin embargo, la gran matriz de opinión que ha encontrado la oposición y sus medios es asociar el permiso del presidente para salir del país, en función de continuar su tratamiento para la superación del cáncer, con el deterioro de su enfermedad y con la posibilidad de que esto impacte en la selección de los ciudadanos en la escogencia del candidato a gobernador en cada estado.
La mediocridad de algunos sectores de oposición pretende asociar la escogencia de los gobernadores con la presencia física de Chávez en el territorio nacional o con su condición de salud, esto no sólo es descabellado sino, estúpido, ya que el mismo presidente días después de la elección del 7 de octubre afirmó que las elecciones del 16 de diciembre son responsabilidad de quienes son candidatos, en una dualidad perfecta: la potencia individual más su articulación con el partido y con las organizaciones sociales revolucionarias.
Si es verdad que la forma de escogencia de los candidatos a gobernadores del PSUV no respondió al principio de democracia participativa y protagónica, estos igual gozan en su mayoría de la gran legitimidad de ser seleccionados por el líder indudable del proceso revolucionario (aunque insisto que éste es un método que debe ser superado), lo que por ahora blinda a los candidatos de parte de la legitimidad del presidente, pero ellos deben demostrar no sólo su propio liderazgo, sino su capacidad de aportar en la gestión revolucionaria. Sin embargo, más allá de los liderazgos particulares o del liderazgo nacional del presidente, lo que realmente puede fallar es la autóritas de quienes pretenden corregir los problemas diagnosticados sin asumir posturas críticas y autocríticas dentro del proceso revolucionario.
El presidente Chávez ha podido empeorar o mejorar en su salud, pero eso sólo lo sabremos a partir de un informe oficial, tal como se ha hecho hasta ahora, no producto de la necrofília especulativa y opositora. Lo que termina siendo evidente es que tratar de conectar el viaje del presidente con lo resultados del 16 D es una acción desesperada de quienes no hayan como engañar al pueblo para incrementar algún punto electoral hacia las regionales y municipales.
La salud de Chávez es un asunto de Estado, pero también tiene una esencia popular, basada en el hecho de haber sido escogido como presidente el 7 de octubre padeciendo de cáncer, el venezolano votó consciente de esto y la decisión de la mayoría fue volverlo a escoger a sabiendas de su esfuerzo por recuperarse. Pretender que existe alguna sorpresa o engaño sobre su caso es subestimar la inteligencia y saber popular. En todo caso, el gran reto es mejorar las formas y los estilos de comunicar las decisiones respecto a la atención en su tratamiento.
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