WASP son las siglas en inglés de ‘blanco anglosajón protestante’ (White Anglo-Saxon Protestant). Ha tenido éxito en heredar la tradición eurocéntrica que predomina hoy en el mundo. Su aparato ideológico se monta, pues, sobre formas radicales de racismo y clasismo. Todo lo que no cumpla con los requisitos WASP es radicalmente execrado.
La cosa pasa por el lenguaje. En Venezuela hay palabras-martillo para la descalificación automática: niche, chusma, horda, desdentado, patenelsuelo y algunas incluso inventadas: bidente (‘que tiene solo dos dientes’. Haz clic aquí para ver una bonita versión del fascismo). Algunas de ellas, como puedes ver, no son exclusivas de Venezuela.
Es fácil identificar a esta gente: el modo más ligero es constatar su total falta de cualquier cosa que pueda llamarse inteligencia. Pero en esto hay que ir con cuidado, pues generalmente su estupidez es directamente proporcional a su arrogancia y eso confunde. Tranquilo: es una arrogancia que solo encandila en los barrios ricos. Usan la jerga especializada que aprendieron en la universidad para excluir a quien no la conozca. Cualquier estudiante de primer semestre de Economía debe estudiar el concepto de ‘oferta inelástica’, de modo que cualquier economista decente sabe de qué se trata. Pero si uno profiere esa expresión en plaza pública queda como eso que en la cultura de los dominantes se ha consagrado como «experto», especie de sacerdote de La Nueva Fe.
Tan poderosa es esta nueva religión que la misma Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana, se ha prosternado ante ella, con frescos de Miguel Ángel y todo, con el Opus Dei a la cabeza, el paleonazi Ratzinger incluido (ver Habemus Papam Operis Dei).
Los expertos ofician solo para los programas de opinión de la radio y sobre todo de la televisión, porque los sumos pontífices no son ellos, que a lo más llegan a sacristanes. Los prelados son los jefes de los canales de televisión y los que manejan la llamada prensa del corazón y la sensacionalista. Los expertos son los encargados de predicar ante el bajo pueblo la Superioridad Indiscutible de la Santa Doctrina: quien no sea capaz de consumir los productos que reinan en el centro comercial se vuelve digno de ser masacrado con el vocabulario antedicho, lo que equivale a la excomunión. Si no tienes el celular de la última generación eres expulsado de modo infamante, desde dentro de ti mismo, porque la cosa empieza por casa. Tu cabeza ha sido entrenada día y noche para asimilar el masaje de la Verdadera Fe. No solo te miran feo o, peor, ni siquiera te miran, sino que tú mismo te sientes indigno, niche, chusma, totí, cabecita negra, cholo, etc.
La Verdadera Fe, como toda Fe de Carbonero, no consiente debilidades. La menor sospecha de solidaridad con la chusma es considerada suficiente para la excomunión. La concordia con la chusma solo se tolera en períodos electorales y eso de modo estrictamente controlado, para evitar contaminaciones. Los agentes encargados de ello son personas de probada fidelidad a la Santa Enseñanza, como Julio Borges. Él puede exponerse a la polución de los barrios sin peligro, porque ha dado pruebas de que no le tiembla el pulso para dar golpes de Estado, organizar paros y guarimbas, con su correspondiente tendal de muertos, como los que hubo o pudo haber entre 2002 y 2004.
¿Quién es Julio Borges? Abogado. ¿Obras? No sé. Ya se sabría. Su pasaje hacia la nombradía fue un Reality Show de Radio Caracas Televisión, del grupo económico Phelps, llamado Justicia Para Todos, de donde salió luego el nombre de su partido Primero Justicia. Eso bastó. Luego vinieron los dólares del Imperio a través de la National Endowment for Democracy, esa otra forma de consagración.
Hasta hoy la máxima expresión de esa condición de Pontífice Consagrada de la Santa Franquicia la ha recibido María Corina Machado de la Mano Poderosa del propio sumo presidente George W. Bush en la mera Casa Blanca.
Curioso que hayan escogido a una mujer y no al propio Borges. Claro, ella tiene el collar de apellidos imprescindibles, que el pobre Borges no tiene. Pero me extraña la elección de una mujer para esa Máxima Jerarquía, pues para un WASP que se precie una mujer debe ocuparse de las tareas «propias de su sexo», como se decía en la era del sexismo feliz. Habrá que estudiar la consagración de otras mujeres para los mismos fines: Corazón Aquino, Violeta Chamorro, Mirella Moscoso. ¿Será parte del Destino Manifiesto que una mujer sea La Ungida? Mientras ese Misterio se aclara, admitamos el hecho de que el Imperio proclamó a la Machado para dirigir el pelotón de asalto al poder en Venezuela. Sea o no candidata a la Presidencia, ella tiene la máxima legitimidad imperial. Con esos bueyes habrá que arar.
El esquema de la Nueva Religión es elemental, como su inteligencia: aplastar toda manifestación que no quepa en sus Santuarios Supremos: el centro comercial (el mall), los medios, los conciertos de Reggaeton y algunas capillas menores. Parte del plan es la destrucción sistemática de las culturas regionales: la Biblioteca de Bagdad, el cine italiano, la diversidad cultural. De la cultura iraquí no puede decirse que sea regional, pues allí está el nido inicial de la llamada Cultura Occidental en nombre de la cual dicen hacer la guerra al mundo, pero al no tener cabida en un Hotel de Las Vegas, salvo como remedo ramplón de un palacio mesopotámico, se considera cultura chusma, anticuada, niche, etc. (ver El cuento de las civilizaciones).
Para que la Nueva Religión no esté del todo desasistida ante el Parnaso de las Letras Inmortales, se genera una nueva estética, cuya mejor expresión es la llamada Generación del Crack de México. Niños bien que escriben sobre niños bien de Viena y sus alrededores. Desechan todo lo que pueda ser costumbrismo mexicano para abrazar el costumbrismo europeo de las altas clases. Tienen contactos con el gobierno, con las grandes editoriales y los grandes medios de comunicación. En Venezuela son más toscos. No llegan a esa ensoñación porque son muy haraganes, iguales que el resto de la oposición, que quiere tomar el poder saliendo en estampida de Miraflores a la hora de la verdad. Así no se desplaza una clase por otra (ver ¿Entonces, Considerando?). Por eso solo les queda Bush, como dice José Vicente Rangel. Durante años esa casta intelectual ofició su Estética del silencio, de la página en blanco, de las penas ahogadas en alcohol. Produjeron poco y para el olvido, asidos de una visión de «aristócratas en la mala», como los calificó el Manifiesto de los estudiantes de la Renovación de Letras en 1969 (ver Renovación, calipso triste). Para eso contaron con programas de captación académica, muchos de los cuales es fácil identificar en esos ex izquierdistas que derraman sus toxinas recién aprendidas en la prensa de la ultraderecha. ¿Verdad que no valen una línea más?
En ese terreno, por supuesto, la batalla es fácil. Pero hay que armarse no solo de fusiles AK-47 y helicópteros rusos. Más decisiva, por ahora, es la batalla de las ideas, como decía José Martí, como sabía Francisco de Miranda cuando embarcó una imprenta junto con los fusiles de su expedición de 1806. Simón Bolívar lo sabía cuando fundó el Correo del Orinoco. Martí fundó una revista en sus primeros días en Caracas.
Hay que armar al pueblo de cultura, con las misiones y con buena televisión. Con ediciones masivas y dando al mundo y dándonos la noticia de que Venezuela es hoy una potencia musical de primera magnitud. Con buena radio y con buena prensa. Con Telesur y con la proyección de la rica cultura venezolana al mundo, que no la conoce, y la cultura del mundo sobre Venezuela para quienes la conocen mal, porque de ella nos llega casi solamente lo peor.
Bush está acabando en primer lugar con la cultura de su nación. Los músicos, por ejemplo, enfrentan sin recursos a las cuatro o cinco grandes casas disqueras, cierran las escuelas de música, solo hay espacio para el centro comercial, Britney Spears. Hasta a Michael Jackson casi lo expulsan. ¿Por qué una sociedad que protege a Luis Posada Carriles execra a un presunto pedófilo? Aunque duela ver cómo se hunden Mark Twain y Louis Armstrong ante el centro comercial, eso debilita al Imperio, porque su vanguardia colonial solo es capaz de inventar un cisne negro para «demostrar» el «fraude» del Referendo, que no vieron sino ellos. Ese fue el canto del cisne de esa pobre intelligentsia. Ya no preocupan tanto. Digo, si no hay un magnicidio y no nos invaden.
Pero sobre todo si hacemos las cosas bien y no nos convertimos en un nuevo Punto Fijo, como quieren algunos afortunadamente bien visibles porque exhiben las marcas de fábrica de la Religión Consumista. Míralos (ver El ama de oro).