Las fuerzas de la Revolución Bolivariana han ganado 20 gobernaciones de las 23 en disputa. Sumamos a ello el arrase en las legislaturas porque solamente en una, Amazonas, no tendremos mayoría. Esto se llama un contundente triunfo. En el argot popular, una pela, una paliza a la oposición. El 7 de octubre fueron 8 en vez de los 10 millones de votos que nos pidió Chávez. Este 16 de diciembre le queríamos dar el regalo gordo. De todas maneras, ha sido excelente la respuesta del pueblo Bolivariano, ratificando en esta y la anterior oportunidad el firme propósito de avanzar en la construcción del Socialismo del siglo XXI.
Como siempre, algunos voceros de los partidos opositores se resisten a creer en lo que está a la vista y tratan por todos los medios y maneras de desmeritar esta nueva victoria del pueblo venezolano. Entre otros argumentos, reafirman la importancia de Miranda como “joya de la corona” (¿?), estado en que quedamos mitad y mitad. ¿Y qué serán Zulia, Carabobo, Táchira, Nueva Esparta, Bolívar, Anzoátegui y los restantes 16 estados? Para ñapa, un tal departamento de investigación del canal Globovisión concluye que el mapa de Venezuela no quedó rojo-rojito sino que la mitad es verde por la presencia de los exmilitares chavistas electos. Como si éstos no fuesen venezolanos y chavistas. ¿Qué les parece?
Ahora bien. El Presidente Chávez y el pueblo Bolivariano están muy contentos con estas victorias que, repito, son votos de confianza para nuestra Revolución. Pero los pasos que hemos dado, a pesar de los logros en todos los órdenes de la vida social, ameritan un repensar de este proceso. Son acertadas las palabras del Presidente cuando afirma la necesidad de recomenzar con nuevos bríos las nuevas gestiones nacionales y regionales. Al respecto, el mensaje es claro y contundente: muchos dirigentes en función de gobierno nacional, regional y local no pueden seguir comportándose como genuinos representantes de la cuarta república.
Es cierto que el pueblo ha venido avalando con su voto y defendiendo en la calle esta Revolución, precisamente por su sentido reivindicador de condiciones humanas ignoradas y mingoneadas por los gobiernos del Pacto de Punto Fijo. Lo injusto y no acorde con la lealtad que merece el Presidente Chávez es que aún persistan aquellos vicios que merecieron el rechazo popular durante décadas De allí la necesidad de ser consecuentes con cada elector chavista, quien una y otra vez ha dicho que quiere un país donde reine la decencia, el respeto y la honestidad. Ello pasa necesariamente porque los compatriotas que se elijan para los ministerios, gobernaciones, congreso, legislaturas alcaldías y Concejos Municipales asuman el necesario e ineludible compromiso de ser cien por ciento mejores en sus gestiones y con una eficiencia incuestionable. Ese será el mejor regalo para nuestro Presidente y para el pueblo venezolano.
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