La renta aparece con la apropiación privada de las fuerzas productivas (medios de producción y fuerza de trabajo), o sea, con la parición de la sociedad clasista; los precios lo hacen con la implantación del intercambio de valores de uso que así quedan convertidos en mercancías como portadoras de valor de cambio.
Este valor de cambio expresa la cantidad de trabajo que haya costado la fabricación de una mercancía, pero sépase que todavía es una innovadora versión estrictamente marxiana manejada por la literatura marxista y negada por toda la literatura burguesa, la preclásica o aristotélica, la fisiocrática, la burguesa clásica y la vulgar de los tiempos modernos, todas estas todavía mantenidas a manera de resabio o rezago de la evolución del pensamiento económico, frenado como se halla por parte de los defensores del modo capitalista.
La teoría moderna de la clase burguesa sigue afirmando que valor es el precio de una unidad de mercancía, o sea, para los defensores de este sistema, valor es cierta cantidad de dinero. Por qué una mercancía tiene un precio no lo averigua, no le interesa, y, por el contrario, niega que el valor dependa del trabajo del asalariado.
Para los apologistas del capitalismo, la renta sería un tributo derivado de la tierra, el salario, una renta derivada del trabajo, y la ganancia, una renta derivada del capital. Según esta versión, las fuerzas productivas serían la tierra, el trabajo y el capital, en lugar de reducirse a medios de producción: tierra, maquinarias y afines, y fuerza de trabajo. De esa manera, han pretendido justificar la ganancia como una renta procedente de todo el capital, un hibrido resultado de tierra, objetos de trabajo, medios de trabajo y paga de mano de obra.
En medio de esas discrepancias, científicas unas y vulgares las demás, es claro que hay valores de uso que fungen de mercancías sin recibir trabajo alguno; eso los convierte en mercancías ficticias que responden al imperio de la propiedad privada; tal es el caso de la tierra a la que el latifundista le pone precio a su uso para vivienda o para la producción.
El oro, por ejemplo, es un bien originario de último orden que carece de valor como bien de uso originario naturalmente formado al lado de los demás elementos que nos señala la Física y la Química. La propiedad privada del terreno áureo, del río que arrastre pepitas de oro, le permite al dueño fijarle un precio a quienes demanden este valor de uso, y con ello se abre las posibilidades de que ese precio oscile según la “oferta y la demanda”, según el mercado, debido a que este valor de uso no depende del trabajo del hombre y como tal carece de valor de cambio, es una mercancía incompleta.
Como vemos, no todos los precios implican valor de cambio porque no existen medios de producción ni fuerza de trabajo capaces de incrementar la producción de oro según la demanda que vaya sufriendo. De allí se deriva la falsa creencia de que la escasez sea la base la actividad económica, y no las relaciones sociales éntrelos dueños de los medios de producción y los trabajadores que los usen con fines productivos y en condición de simples vendedores del uso de su fuerza de trabajo.
De allí inferimos que en el mercado se comercia con valores de uso naturales sin valor de cambio, y con mercancías creadas con el trabajo y que también entran en el juego de la ofertademanda ser valores de uso que ya alberguen el valor de cambio según el trabajo recibido.
marmac@cantv.net
16/02/2013 14:46