Hoy madrugó la madrugada, un mensaje tuyo nos decía que habías regresado ¡y que estabas en la patria!
Los teléfonos nos fueron despertando a todas y todos, la noticia llenaba de lágrimas nuestros rostros, la felicidad se hacía inmensa en toda esta patria tuya.
Bienvenido jefe, comandante, amigo a tu casa nuevamente.
Aquí estamos levantados para celebrar con las mejores sonrisas tu regreso, con el mejor canto de compromiso, con toda la fuerza a seguir luchando por la patria.
Como llamarada infinita, como te lo escribí cuando partiste…
Testigo que pasa de mano a mano con el fuego divino de la lucha, fragor constante de almas incendiadas de compromiso, llamarada que trajiste apenas hace dos noches nuevamente de las manos de Fidel y que hoy veo arder en todas nuestras manos juntas. Llamarada.
Llamarada que hoy debe quedarse encendida en las manos de todo el pueblo que te hizo de nuevo presidente como llamarada de amor para no equivocar el camino que nos dictas, para quemar con furia revolucionaria a cualquiera que ose equivocarse, venderse, desvirtuar o aprovecharse de manera perversa y capitalista de una desgracia tan terrible como tu enfermedad, llamarada.
He leído cien veces tu último discurso, se me mete por los huesos palabra a palabra y te veo querer escribir diez años más de historia antes de partir, si es que sea ese destino tu destino. Se me mete por los huesos y entiendo lo valiente que has sido este último tiempo, donde tu llamarada es lo que priva en tu conducta fiel a tu pueblo.
El pueblo que te ama está en las calles y en sus manos no hay otra cosa que tu llamarada, Hugo Chávez!
¡Hugo Chávez: llevo tu llamarada en mis manos! Camarada.
¡Yo soy otro tú, tú eres otro yo y todos somos Chávez!
¡Patria Independiente y Socialista, Viviremos y Venceremos!
brachoraul@gmail.com
@hombrenuevo
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